dios existe

Probablemente, una de las personalidades más conocidas de nuestro tiempo sea el renombrado psicólogo clínico canadiense Jordan B. Peterson. Entre los diversos temas que Peterson ha abordado, uno que merece la pena destacar es su estudio bíblico desde una perspectiva psicológica. En medio de todo lo que ha enseñado al respecto, Peterson señala de forma enfática que no hay un libro más verdadero que la Biblia. A raíz de esto, muchas preguntas le han llegado al psicólogo acerca de su fe: ¿Cree que Dios existe? ¿Qué credo profesa?

Entre otras. Y si bien Peterson ha comentado varias veces que no le gustan estas preguntas, en varias ocasiones ha afirmado de forma contundente que sí cree en que Dios existe.

En el video que te comparto el día de hoy, podemos ver uno de esos comentarios ante esa pregunta. Te invito a que lo veas completo y me acompañes para que podamos hacer puntualizaciones importantes que surgen de sus respuestas.

Cuestión de coherencia: ¿qué quiere decir «creer que Dios existe»?

Aunque durante su intervención con esta pregunta, Peterson recurre a diversos argumentos para explicar por qué no le gusta la pregunta, podemos reconocer que plantea reflexiones interesantes que valen la pena considerar. La primera de ellas, indudablemente, va por la línea del significado de las palabras «yo creo en Dios».

Peterson señala, adecuadamente, que no es tan sencillo responder a esta pregunta porque hay que tener en cuenta muy bien lo que se está diciendo. En ese sentido, el psicólogo canadiense plantea una pregunta muy válida: «¿Lo que crees es lo que dices o lo que vives en tu día a día?». Indudablemente, esta primera pincelada de Peterson se refiere al aspecto ético de la vida cristiana. Un aspecto que de golpe merece la pena que nos preguntemos más frecuentemente.

Poniéndonos de acuerdo con Peterson, la vida del creyente debe, en principio, reflejar aquello que se profesa. Tú y yo, como cristianos, debemos cuestionarnos diariamente sobre cómo estamos viviendo esa fe que decimos tener. Esto es de vital importancia porque, como afirma Peterson en ese video, no basta con creer en Dios para ser buenas personas. Ser buenas personas requiere de una decisión definitiva a buscar la perfección. ¿No nos dijo Nuestro Señor, precisamente, «sed perfectos, como vuestro Padre Celestial es perfecto»?

El talón de Aquiles

Ahora, buscar esa perfección que te menciono no puede ser, de ninguna manera, como lo plantea Peterson en su segunda razón de por qué no le gusta que le pregunten si cree en Dios. Al respecto, Peterson, apoyándose en el libro «El Anticristo» de Federico Nietzsche, afirma que «solo ha habido un cristiano en toda la historia, y murió en la Cruz».

Esta idea de Peterson va conectada con la exigencia ética que te mencionaba más arriba. Jordan es, consigo mismo y con los demás, duramente exigente y no cree que haya lugar para la tibieza cuando se trata de vivir una vida ética. Este, en mi opinión, es el talón de Aquiles de Peterson, aunque ya lo abordaré mejor más adelante.

El problema, sin embargo, es que buscar la perfección no implica ser perfectos en cada ocasión; eso es imposible mientras estemos vivos. Sí implica, en cambio, lo que Santo Tomás de Aquino afirmaba: que nosotros somos criaturas perfectibles, razón por la cual sí estamos en el deber de buscar esa perfección. Ahora, esa perfección implica, a su vez, cuestionarnos, en cada momento, ¿cómo podemos hacer cada cosa de mi día mejor que el día anterior? Y para responder a esa pregunta, te quiero ofrecer una reflexión muy buena:

A la luz del Evangelio

Cuando pienso en este tema de la perfección y cómo alcanzarla, siempre evoco una imagen de Nuestro Señor que pienso puede ayudarte mucho. Los Evangelios nos cuentan sobre la vida pública de Cristo, pero para poder ver con mejor resolución la perfección de la que Nuestro Señor nos habla, de golpe valga la pena poner el foco sobre su vida oculta.

Según lo anterior, puedo ofrecerte la siguiente pregunta de reflexión: ¿Te has puesto a pensar cómo viviría Jesús su día a día? ¿Cómo sería Nuestro Señor en el taller de san José? ¿Cómo trabajaría cada pedazo de madera que san José le encargaba?

Si logramos traspasar los límites, Dios nos revela a un hombre sencillo que a cada tarea le ponía todo el amor posible. ¿Por qué? Porque Jesús sabía, mejor que nadie, a Quién le resultaba agradable esa forma de hacer cada cosa.

Teniendo esa imagen de Nuestro Señor en su vida diaria, también nosotros podemos ponernos, a ejemplo de Él, a pensar cómo estamos haciendo cada cosa del día a día. Cómo estamos tratando a la gente, a nuestros seres queridos y a nosotros mismos.

Peterson, por su parte, afirma que hace todo lo posible para que su vida refleje su fe y que, en ese sentido, podemos tener la certeza de que sí cree en Dios. Nosotros, ¿hacemos ese tanto? Porque esa es la perfección a la que nos llama Cristo.

Nos asusta pensar que Dios existe

Aparte de esto, hay un momento en el video (y esto lo ha dicho en más de una ocasión) en el que Peterson asegura que le aterroriza pensar que Dios sí existe. La pregunta que te puede surgir, con razón, es ¿por qué? Y parte de la respuesta sigue en la misma línea de la coherencia ética con la fe profesada. Peterson teme que, si Dios existe, nadie, ni siquiera él, sería capaz de vivir una vida con el nivel de perfección que Él exigiría.

Sin embargo, Peterson presenta una visión de Dios que refleja más al del Antiguo Testamento, que parece ser más exigente que el del Nuevo Testamento. Esto, en últimas, siempre será un error. Dios ha sido el mismo siempre y la vara con la que Él nos medirá a todos será perfectamente justa, pero, sobre todo, misericordiosa.

El tema con la misericordia y Peterson está en su nivel de exigencia ante la responsabilidad que cada uno tiene ante la vida. En varias de sus intervenciones públicas, el psicólogo clínico deja entrever una creencia de que el hablar de misericordia abre una ventana de escape para que las personas esquiven dicha responsabilidad. Y precisamente por esa misma exigencia, Peterson se aterroriza de pensar en que Dios existe, pues, si es así, nadie podría salvarse de la condenación eterna.

Habrá un verdadero milagro

Efectivamente, y ya para concluir, la exigencia férrea de Peterson ha sido, para él, una bendición y, a la vez, una maldición. Nuestro Señor sabe, mejor que nadie, lo frágiles que somos y qué tan necesitados estamos de que Él nos ayude. Peterson, además, por ser, en el fondo, un agnóstico total, pretende, como los antiguos estoicos, conseguir la perfección que exige, sin esa ayuda que tanto necesitamos de Dios. En otras palabras, Peterson pretende lograr lo que solo la gracia de Dios puede conseguir.

En todo caso, debemos rescatar que este renombrado psicólogo clínico tiene un punto importante y va, precisamente, de la mano de la acción de la gracia.

Si bien solo su gracia nos puede llevar hacia la perfección, esa gracia debe encontrarse con nuestro esfuerzo por ser perfectos que, con todo lo que te compartí en esta reflexión, ya tienes claro en qué consiste.

Una vez nuestro esfuerzo por ser perfectos se encuentre con la Gracia del Señor, habrá un verdadero milagro en nuestras vidas.