¿Existen los milagros? Hace unos días me llegó una hermosa noticia. ¡No te alcanzo a describir la alegría que sentí en mi corazón! Claro, como esto pasó hace muy poco tiempo, entenderás que todavía no ha sido confirmado por la Iglesia ni por las autoridades competentes. Tendremos que esperar la confirmación de si es o no es un milagro.

Constantemente hablo de que existen los milagros, de lo importante que es que no nos cansemos de pedirle a Dios. De lo necesario que es que volvamos a creer que Dios es todopoderoso. No creamos en un Dios a nuestra imagen y semejanza, pequeño y débil; creamos que Él es grande, poderoso, invencible y que nada, lo repito, nada es imposible para Él.

Entonces, ¿existen los milagros?

No es que Dios no haga y siga haciendo milagros, sino que nuestra falta de fe impide su actuar. Recordemos las palabras del Evangelio en Mt 13, 53-58. Jesús no pudo hacer milagros en Nazaret, su tierra, por la falta de fe. Esto nos puede estar pasando hoy en día en la Iglesia Católica. Puedes estar en desacuerdo conmigo y conocer muchos milagros cerca de ti. Si es así, por favor, déjalos en los comentarios, me encantaría leerlos.

Por la falta de fe en Jesús, en su poderío, hemos dejado de pedirle que haga milagros en nuestras vidas. O, tal vez, le hemos pedido alguno y hemos sentido que no nos escucha. Esto me pasó a mí cuando pedí el milagro de la curación de mi mamá.

Bueno, si no sabes lo que le pasó en la JMJ a una joven que se llama Jimena, te lo voy a contar. Te dejo su testimonio en un audio que envió:

Una historia de la JMJ

Jimena, una joven de 16 años de Madrid, fue a la JMJ con sus amigas y pedía a Dios el milagro de su curación. Desde hace más de dos años ella estaba perdiendo la vista. Solo tenía un 5% de capacidad visual. Es decir, solo veía sombras. Sus amigas cuidaban de ella y fueron a Fátima. Le estaban haciendo una novena a la Virgen de las Nieves.

En el noveno día, Jimena lloraba pidiendo a Dios, con toda su fe, que la curara. Cuando se limpió los ojos se dio cuenta de que había recuperado la vista y pudo leer al final de la Misa —con miedo, porque ya estaba aprendiendo braille debido a que no veía y creía que se había olvidado de leer—.

Después de recibir la noticia, pude escuchar lo que dijo Monseñor Munilla sobre el evento. Jimena estaba en la audiencia mientras el reconocido obispo contaba su historia y explicaba lo que son los milagros. Con esto quiero que veas que no es solo el testimonio de la joven y sus amigas, sino que ya hay mucha gente investigando lo ocurrido.

Esto siempre es así en la Iglesia. Tras el evento empezará una etapa de investigaciones científicas para determinar si realmente es un milagro (es decir, que no hay una explicación natural). Pero lo más importante es que los milagros son signos que nos muestran la gloria de Dios.

¿Qué quiere decirnos Dios?

Monseñor Munilla, en su reflexión sobre lo que le pasó a Jimena, dice claramente que todos los milagros que hizo Jesús son signos que nos quieren decir algo. Cuando Jesús devolvía la vista a un ciego, lo que nos quería decir es que debemos abrir los ojos a la fe.

Eso es lo que nos dice ahora, en medio de una Jornada Mundial de la Juventud a la que asistieron más de un millón y medio de jóvenes de todas partes del mundo. Debemos abrir los ojos a la fe y volver a creer en un Dios que permanece con nosotros, que nos ama y que actúa con poder.

Podemos creer en que los milagros existen o no, pero lo que es verdad es que una niña que se estaba quedando ciega fue a la JMJ con sus amigas y después de terminar de hacer una novena a la Virgen de las Nieves, regresa a su casa habiendo recuperado la vista. Ella, sus amigas y todos los que la conocen pueden dar testimonio de que esto ha ocurrido. Ahora nos queda esperar el dictamen de las autoridades eclesiásticas. Pidamos a Dios por todos los que están investigando lo ocurrido.

No nos cansemos de pedir que haga milagros en nosotros. Con el tiempo, después de la muerte de mi mamá y de la desilusión de que Dios no hizo el milagro de devolverle la salud a mi mamá, entendí que aunque no siempre recibamos la respuesta que deseamos, Él siempre nos escucha.

Dios es Padre y sabe mejor que nosotros lo que necesitamos o lo que es mejor para nosotros. Lo explico con la siguiente imagen: algunos hijos pueden estar pidiendo una Xbox y sus padres pueden saber que eso no les conviene. Si no se la dan no es porque los quieran menos, sino que los están preparando para algo mejor.

Hoy sé que mi mamá está mucho mejor y que, aunque me hace falta, ya era su hora de partir.

Fotografía de portada tomada de Freepik.