

Este video corresponde a una campaña que lanzó la Sociedad Holandesa de Lucha contra el cáncer bajo el título «Share a light» (Comparte una luz). Hoy que el calendario mundial nos recuerda la dura lucha contra el cáncer, nos sirve no solo recordar, sino también hacernos conscientes sobre esta terrible enfermedad, y reconocer nuestra fragilidad frente a ella.
Compartimos este video no solo para solidarizarnos con aquellos que sufren las consecuencias del cáncer, sino además para entender un poco mejor algo que me llamó la atención sobre este video y que te comparto a continuación.
«Share a light» y san Mateo
Es imposible no relacionar el título y el contenido del mismo con la cita evangélica de Mateo:
«Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.
Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en el cielo» (Mt. 5, 13-16).
Has sido llamado a ser luz del mundo
Los cristianos hemos crecido y sido formados con este versículo. Cuántas veces escuchamos que tenemos que ser la luz del mundo. Hoy por hoy, la frase «te deseo mucha luz», es común entre la gente incluso no creyente. Con un significado que parece decir que todo se encuentre iluminado y se pueda ver con claridad.
La luz brilla, ilumina, desaparece el mal. Pero no es cualquier luz, no es una luz que ciega y confunde. Es una luz que trae calma, entendimiento, calor. Una luz que como nos muestra este sencillo video, cambia la vida de los que están alrededor.
¿De dónde viene esta luz?
Al ser cristianos estamos abiertos a la gracia, pero somos simples instrumentos. Quien obra es Dios mismo. Dios es quien obra a través de esa relación de amor que vamos construyendo. Que en el momento en que nos damos cuenta de lo hermoso y grande que es, es imposible no compartirlo.
La luz está en ese compartir. Es esa mano amable y misericordiosa que está presente en la hora necesaria, para compartir el dolor y también la alegría. Está aquel médico que trabaja abnegadamente por sanar al enfermo, en ese investigador que busca una cura no con el fin de hacerse rico, sino con el fin de llevar salud y bienestar a tantos.
Está en la enfermera que cuida y asiste, en la madre que sufre por el hijo enfermo, en el padre que sostiene, en los amigos que consuelan y animan. En el enfermo que sonríe y confía, pero también en aquel que sufre y tiene miedo. No se trata de una obra propia, se trata de una obra de amor, que nace de Dios y nos da la posibilidad de amar profundamente sin distinción.
Palabras del papa Francisco
El papa Francisco en su discurso a los miembros de la Asociación Italiana de oncología médica (AIOM) les recordaba: «A veces estamos en una suerte de caja de Pandora: todo se sabe, todo se explica, todo se resuelve, pero ha quedado escondido solamente algo: la esperanza. Y también tenemos que buscarla. Cómo traducir la esperanza, todavía más, cómo darla en los casos más límites».
Es esa esperanza, que nos remite a la certeza de una victoria eterna la que muchas veces sacamos de la ecuación. Es esa esperanza parte de esa luz que necesitamos llevar a todos los rincones, especialmente donde se sufre.
En este día de la lucha contra el cáncer, no solo tomemos conciencia de todo lo que podemos hacer frente a esta enfermedad, recordemos que somos llamados a ser luz del mundo, incluso en los momentos más oscuros.
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