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Hemos querido hacer una recopilación de tres videos que nos han impresionado mucho en estos últimos días sobre el testimonio de fe, perdón y reconciliación de nuestros hermanos perseguidos en Medio Oriente. En ellos vemos como la respuesta cristiana frente al odio siempre es la misericordia. No como una imposición moral, sino como una respuesta desde el amor de Dios.

Viendo estos videos me puse a pensar … y hay algo que no deja de sorprenderme: Jesús, sufrió todas estas y muchas más injusticias que lo llevaron a la muerte. Por eso cada vez que veo la cruz me pregunto, ¿cómo hiciste Señor para vencer tanto odio y tanta maldad? Y el Señor responde muy claro: con el perdón. «Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34). Es que el antídoto contra la maldad, no es otro que la misericordia.


 


El dolor, la injusticia y el odio que viven en carne propia nuestros hermanos en Irak, duele tanto como aquella maldad puesta sobre un solo hombre hace más de dos mil años. Los martirios y sufrimientos que le deben estos cristianos al ISIS son ese tipo de cosas que no entran en nuestra cabeza y en nuestro corazón y, la reacción más humana frente a todo esto es decir: «pero este tipo de gente no merece que se le perdone».

En realidad ¡el perdón nunca se merece! Porque si se mereciera, dejaría de ser perdón y se convertiría en simple justicia. Y es más, el otro hasta estaría en el derecho de exigirlo: «¡tienes que perdonarme, porque me lo merezco!». El perdón nunca se merece, es gratis, porque proviene del amor. Entonces ¿a quién hay que perdonar? Justamente a ése, al que no se lo merece… Por eso perdonar es difícil, ¡hay que tener un corazón muy grande! y a nuestro pobre amor humano no le alcanza para tanto. Si sientes que no te alcanza, quizá está faltando estar más unidos a Dios, porque ahí nuestro amor se multiplica y se hace capaz de los actos más grandes y nobles que puedan haber.

Tan nobles como este buen sacerdote de Irak, el de Mariam, la niña refugiada y la madre copta: «Tengo que perdonar, para que la gracia se transmita a la siguiente generación».  Porque el bien es difusivo, porque la misericordia es poderosa, porque si hay algo frente a lo cual el mal tiembla y no tiene nada que hacer es frente a la compasión y el perdón. Porque este hombre no está pensando en su revancha personal.  Su mirada está más allá. Ha entendido muy bien lo que dice la Carta a los Romanos: «No te dejes vencer por el mal, antes bien, vence el mal a fuerza de bien».

Si hay alguien a quien te está costando mucho perdonar, quizá este es el momento para que de verdad seas grande. No es fácil, no se logra de un día para otro. Pero quizá hoy es buen día para empezar a reconciliarse. Sólo el perdón te trae la paz.


 

Acá el artículo completo sobre este video.


 

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