

Estamos a un par de semanas de Navidad. Muchos de nosotros tenemos la costumbre de emprender un viaje de regreso a la casa de nuestros padres. Ahora grandes, tal vez con los nietos que van aumentando el número de miembros en la familia.
Ese regreso a casa puede ser largo y agotador. No siempre es sencillo volver y adaptarnos a costumbres y lugares que alguna vez fueron tan nuestros pero que hoy nos cuesta recordar. No somos los mismos.
El video que hoy nos trae Apple ilustra con veracidad el viaje que miles de personas hacen año a año alrededor del mundo durante las fiestas de Navidad. Y habla en un lenguaje tan cotidiano, de ese preciso momento en que la familia recuerda a uno de los que ya no están.
Regresar a casa y recordar quiénes somos
En Navidad volvemos a casa en el sentido de volver a recordar el origen de quiénes somos. Hemos querido robarnos el significado hondo y quedarnos en el sentimiento. Escuchamos que la Navidad es de los niños, o que la Navidad es recordar nuestra infancia.
Y aunque nos empeñemos en sacar lo religioso de nuestras vidas, y lo secularizado haya ganado un poco de terreno. Lo cierto es que la Navidad sigue apuntando hacia el origen de todas las cosas, nos recuerda el verdadero hogar.
Un Dios creador que nos ama tanto que, aunque hayamos renegado de Él y abandonado su casa, no se cansa de llamarnos al punto de enviar a su único Hijo para que no solo nos reconcilie y nos salve, sino que Él mismo se convierta en el camino seguro que nos lleve de regreso a nuestro hogar para siempre.
Navidad es el inicio del camino de regreso al amor eterno
Y en ese sentido, la nostalgia que se nos hace presente en estas fechas por aquellos que ya partieron al encuentro con el Padre, hace sentido. Todos queremos estar juntos, celebrando una fiesta de amor sin fin.
Gracias a ese niño que nació en un pesebre, esa promesa se hace real. Algún día todos, bajo la Gracia de Dios, volveremos a vernos y estaremos reunidos para siempre. Navidad nos recuerda eso. Nos recuerda quiénes somos: el pueblo de Cristo. Un pueblo llamado a la patria celestial.
Que la Navidad no se vuelva una celebración vacía, porque en realidad está llena de esperanza. Celebremos, sí, pero recordando que la Navidad nos muestra claramente cuál es el camino de regreso a casa.
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