trustfall pink

Te puedes preguntar ¿cómo en un portal católico estamos hablando de «Trustfall» una canción de Pink? Pues te cuento que cuando la oí, me vinieron muchos pensamientos que me llevaron a la oración.

Hablar de confianza para mí, como cristiana, va mucho más allá de confiar en las personas —porque para serte sincera, no hay muchas personas en las que creo pueda confiar—.

Para mí confiar tiene una absoluta referencia a Dios. Él es en quien confío, en Él es en quien pongo toda, todísima mi esperanza. 

* El videoclip de la canción de Pink cuenta con algunas imágenes sensuales

«Trustfall». Pink, ¿qué significa caer?

«Trustfall» comienza con Pink cantando la siguiente frase: «te vas a caer, ¿se supone que alguien te va a recoger? ¿O te recoges a ti mismo?».

Esta frase me llevó directamente la mirada al Cielo y me acordé de tantas veces que me he caído y las muchas veces que Dios me ha recogido. Esto solamente cuando pienso en el pecado. Pero después me doy cuenta de que Dios no se acuerda de mis pecados —para eso es el Sacramento de la confesión—. Él no me llama por mi pecado, sino que me llama por mi nombre. Eso me asombra cada vez que lo pienso.

¿Cuántas veces te ha pasado que la gente te dice: «ah, claro, tú me vas a decir algo a mí, si tú…»? Bueno, pues si a ti no te lo han dicho, a mí sí. Y me ha dolido mucho.

Pareciera que, aunque tu vida cambia y tu horizonte es nuevo, las personas que te han conocido solo ven tu historia y tus heridas. Pero con Dios no es así.

Él nos mira con ojos de amor, no tiene en cuenta nuestras caídas, sino el inmenso deseo que tenemos de encontrarnos con Él. Aquí respondo a la pregunta de la canción: yo siempre me caigo y no me puedo recoger sola. Dios está siempre conmigo y me da la mano para levantarme. 

Quiero… el Cielo

Continuemos escuchando la canción «Trustfall», porque, luego, Pink habla de un lugar donde nada duele. De un lugar lejano, como si ese lugar lo pudiéramos encontrar corriendo por este mundo.

La verdad es que aunque en este mundo podemos ver prefigurado el Cielo, sí estamos en un valle de lágrimas. Aquí existe el dolor y la muerte. Por eso, ese lugar al que quiero correr es hacia el Cielo. No te alcanzas a imaginar las ganas que tengo de llegar al Cielo, de ver a Dios, de contemplar su rostro y decirle cuánto lo amo. 

No quiero seguir corriendo por la vida pensando que algo aquí puede llenar mis deseos de infinito. Doy gracias a Dios porque sé que aquí no está mi felicidad, sino que seré plenamente feliz cuando me encuentre con Él.

Esa paz que vemos en el dejarse caer del video es como siento que será cuando, finalmente, lleguemos a nuestra casa.

Mi paz: solo Tú

Hay un momento en el video en el que pareciera que es difícil respirar. Seguramente en algún momento nos hemos sentido así. Te aseguro que yo sí. Lo que me hizo elevar los ojos a Dios es pensar que en los momentos que me he sentido así. Ha sido en los momentos en los que más lejos he estado de Él.

No te voy a decir que mi vida sea perfecta, no lo es. Pero lo tengo a Él. No te voy a decir que cuando lo buscas todas tus tristezas y dolores pasan. No lo hacen, pero lo tienes a Él.

Él es el Príncipe de la Paz, es el Señor y Rey del Universo y permanece siempre a nuestro lado. La vida con Él siempre tiene un aire diferente. 

Aunque las dificultades siguen llegando, aunque pareciera que no hay salida, Él nos da la sonrisa, la serenidad, la paciencia y todo lo que necesitamos para poder dar gloria en las dificultades.

Hace un tiempo hablé con una amiga y le dije: «cuando lleguen las dificultades, dale gloria a Dios, di: Bendito seas Señor, que permites que esto pase, porque sé que tus planes son mejores que los míos y confío en que tienes algo preparado para mí».

Estas palabras me las repito también. Aunque no son una receta mágica, la gracia de Dios se mueve cuando decides alabarlo. 

Confianza plena y absoluta

Aunque en el video podemos ver que la intención es que confiemos en el amor humano —que es bueno, pero imperfecto— yo decido confiar en Él.

Yo me quedo con Aquel que nunca me va a fallar, el que me da la fuerza para amar. El que me da el mismísimo amor con el que amo. No sé tú, pero yo me dejaré caer, como cae Pink, en las manos de mi Salvador.

No te digo que sea fácil —te lo aseguro, no lo es—, pero usando las mismas palabras de la canción: «cuando confías el miedo se va». Así que, cuando confías en Dios, en el Perfecto, en el que nunca falla, en ese Padre amoroso que te quiere más que nadie, más de lo que te quieres a ti mismo… ¿por qué no dejarnos caer?

¿Por qué no saltar de los edificios de nuestras seguridades, de las murallas de nuestros sueños, para caer en las manos de Aquel cuyo plan será siempre mejor que el mío?

¡Yo te digo que sí!

Y, tú, luego de escuchar «Trustfall» de Pink, ¿qué has pensado? ¡Cuéntanos en los comentarios!