ser santos

La revolución mexicana, iniciada el 20 de noviembre de 1910, acabó con 30 años de dictadura, pero desató un espiral de violencia y radicalismo. En un país sumido en guerras civiles y persecuciones religiosas, brilló la luz de José Sánchez del Río, un cristiano como tú y como yo, que decidió dar su vida para defender su fe, a la Iglesia y a Cristo.

José se ganó el Cielo muriendo por «Cristo Rey y Santa María de Guadalupe» y, aunque no te lo creas, nosotros también podemos ser santos y ganarnos el cielo «igual de fácil». Es cierto que ahora no hay un enfrentamiento armado, pero sí una lucha por defender la vida, la igualdad, la educación de nuestros hijos… no podemos dejar pasar esta oportunidad. 

«Mirando al Cielo», una película que resalta uno de los periodos más maravillosos de la historia del catolicismo en México y que nos habla directamente, porque todos los que queremos ser santos nos podemos identificar con sus personajes. Una historia en tiempo de persecución, donde el amor a Dios de una familia fue más grande que sus miedos. Te compartimos el tráiler, pero no dejes de irla a ver al cine.

«Nunca fue tan fácil ganarse el cielo»

Todos hemos pensado alguna vez: «si viviera en el tiempo del Imperio Romano sería mártir» o – tras ver el tráiler, «yo me hubiera unido al ejército de los cristeros». Nos perdemos en sueños de grandes actos, mientras pasan frente a nosotros pequeñas oportunidades para defender nuestra fe.

Hoy mismo hay cristianos en otras partes del mundo que están defendiendo a Cristo: unos con su vida -siendo mártires-, otros con su tiempo, dinero u oración… ¡Hoy también es necesario defenderlo! ¿Qué estamos haciendo nosotros por Él?, ¿por su Iglesia? No tenemos que esperar a un enfrentamiento o una revolución. 

Podemos preguntarnos, ¿cuál es la diferencia entre nuestra vida y la de José? Porque siempre es un buen momento para entregarle nuestra vida a Dios: a través de nuestra familia o de nuestros hijos o de nuestro trabajo o de la parroquia… Cristo nos necesita, igual que necesitó a los cristeros para defender su Iglesia en México.

No hace falta un acto extraordinario para ser santos / para defender la fe: no hace falta tomar las armas o levantarnos contra el gobierno. Lo podemos hacer con actos pequeños. Podemos asistir a una marcha provida, apoyar a nuestra parroquia, dar catequesis… Cosas sencillas, ordinarias, que Cristo convierte en grandes actos. Así nos podemos ganar el cielo igual de fácil que Joselito.

Un ejemplo de cómo todos podemos ser santos

De 1926 a 1929 se desarrolló en México un enfrentamiento que amenazó con acabar con el catolicismo en México. El presidente Plutarco Elías Calles, con el poder del ejército federal, se propuso erradicar el catolicismo. En respuesta, cientos de miles de católicos se levantan en defensa de su fe, y entre ellos, José.

Un joven de solo 13 años le pide a sus padres la bendición para unirse al ejército cristero. Nadie vio nada impresionante en él, era demasiado pequeño para ser útil. Pero él lo tiene claro: «para servir a Dios no se tiene edad». Y podríamos añadir: ni profesión, ni tiempo, ni dinero… para demostrar nuestro amor y entrega.

En realidad, la vida de José se diferencia poco de la nuestra: católicos dispuestos a darlo todo en la defensa de nuestra fe. Y como él, nos podemos preguntar, ¿cómo voy a presentarme a Dios sin haber hecho nada?

Detalles de la filmación

Durante la grabación de la película, la escena en la que Joselito encuentra a su madre dio mucho que pensar. Al igual que cuando Cristo caminó a la cruz, Julián -que interpreta a José- necesitó el abrazo de su madre -de la actriz que la interpretaba- para no desvanecerse de cansancio y poder seguir con la actuación. Todos los testigos se quedaron sin palabras, parecía un abrazo de la Virgen María dándole fuerzas para seguir.

Además, a lo largo del rodaje, la Virgen Peregrina de Guadalupe, al igual que una reliquia de San José Sánchez del Río, estuvieron siempre presentes en el set de producción. Los actores y productores dedicaron  tiempo diariamente a visitar y rezar en este lugar especial. 

No te olvides ir a ver esta película al cine, no solo para apoyar este gran proyecto de fe, sino también para no perderte su poderoso mensaje. Revisa si la están proyectando en tu ciudad o pídela a través de su web

Y, sobre todo, que no se te olvide acudir a Joselito en la oración y defender nuestra fe y nuestra Iglesia, sin importar dónde estés.