El matrimonio es algo verdaderamente hermoso, lo digo de corazón. Si supiéramos a conciencia la grandeza que encierra el sacramento creo que jamás volveríamos a hacer una broma pesada al respecto ni lo tomaríamos tan a la ligera.

Estar casado con aquella persona de la que te enamoraste y a la que has comprometido tu amor de por vida es algo tan bello que las palabras quedan cortas como para describirlo. Pero como todo lo bello en la naturaleza, cuesta y efectivamente no solo puede doler sino costarnos la vida entera, puede afectarnos a nosotros mismos y a más personas, entre los más directos, nuestros hijos.

De alguna manera es comprensible el miedo que se pueda sentir frente a un compromiso tan grande como para entregar la vida. Este miedo se vuelve aún más palpable cuando nos encontramos frente al altísimo índice de divorcio. A la infelicidad que podemos ver en parejas casadas que en algún momento del camino pareciera que en lugar de amantes se convirtieron en adversarios. Así como el matrimonio es bello, así también es dolorosa la crisis cuando esta se presenta.

Brian Shannon, experto terapeuta de parejas nos trae en su espacio, genialmente llamado, El Electroshock, un video que es necesario ver y digerir un poquito: ¿Por qué mi relación está en crisis?

Cuando la crisis llega a un matrimonio

No llega porque alguien la llamó, o porque justo andaba por el barrio y se le ocurrió tocar a la puerta. Las crisis se van gestando en las pequeñas acciones de lo cotidiano. En esos descuidos, en ese dar por hecho el amor del otro. En el dejar de lado y permitir, tal vez sin intención que la distancia entre ambos no solo aparezca sino se haga profunda.

A veces cuando nos damos cuenta pareciera que la cosa ya no tiene solución. Pedimos ayuda cuando ya no podemos más. ¿Es necesario llegar a este punto? La respuesta rápida y aparentemente inteligente sería que no. Que deberíamos cuidar de nuestro matrimonio siempre, permanecer alertas. Lamentablemente el ser humano no pocas veces pierde la brújula y espera a estar perdido para volver a recordar hacia dónde se dirigía en primer lugar. Pero vaya, no hay que ponerse negativo, siempre aunque la crisis sea dura, si existen las ganas de amar y seguir adelante, todo se puede.

El matrimonio debe ser cuidado siempre

Pero no se puede cuidar como se cuida de una planta, a la que se riega y no se le pregunta nada.  Aunque muchas veces hacemos esa similitud. No se puede estar haciendo lo que yo creo que el otro necesita, o lo que yo creo que está bien sin tomar en cuenta la opinión y pedidos del otro. Para que un matrimonio funciones es necesario establecer un lenguaje que ambos comprendan y puedan hablar.

Que los dos se pregunten las cosas, que sean cómplices en la vida, que lleguen al consenso familiar juntos, que disfruten de la compañía del otro, que se mantengan cercanos más que con nadie y sean un lugar–persona donde descansar. Conexión, prioridad y apoyo. A poner en práctica las acciones que nos ayuden a conectar con el otro, a ubicarlo en el lugar que corresponde en nuestras vidas (prioridad) y a construir la confianza que se traduce en el sentirse apoyado y que se puede contar con el otro siempre.