

Asociamos la libertad casi espontáneamente con el derecho a la autonomía. Es muy común encontrar personas, sobre todo jóvenes, que buscan evadir toda forma de autoridad.
No obstante, la verdadera libertad la encontramos en la medida en que nos damos cuenta de nuestra total dependencia del creador.
Cuanto más obedecemos a Dios en la fe tanto más libres somos, porque Él es el fundamento de nuestra libertad. «la auténtica libertad es menos una conquista del hombre que un don gratuito de dios, un fruto del Espíritu santo recibido en la medida en que nos situemos en una amorosa dependencia frente a nuestro creador y salvador. —La Libertad Interior. Pag, 3