«Yo me ofrezco» Es una campaña que brota desde cientos de corazones heridos y que claman justicia. La decisión de emprender este movimiento social, surgió luego de que se conociera el caso de violación de María Claudia Pecho, una joven peruana que desea que su experiencia no sea silenciada e ignorada, como constantemente sucede con estos hechos que nos lastiman a todos. El video que compartimos a continuación es una invitación a la que todos podemos decirle ¡Sí! para que casos como el de María, puedan evitarse.

Todos tenemos amigos y familiares y estoy segura que ninguno quisiera que un crimen como este, toque la vida de alguno de ellos. En ocasiones vemos este tipo de sucesos como algo lejano, ajeno a nuestra realidad, pero no somos conscientes de que también nosotros podríamos pasar a ser víctimas. Estos son algunos «Yo me ofrezco» que podemos adoptar en nuestra vida para cuidar a nuestros amigos y seres queridos, para estar más pendientes de ellos aun cuando no crean necesitar de nuestra ayuda, para solidarizarnos no solo con algún conocido, sino con cualquier persona que pueda estar en peligro, y para evitar al máximo que el dolor y la tristeza, sigan arrebatándole la alegría a cientos de personas inocentes.

Yo me ofrezco a pensar más en los demás

Especialmente en mis amigos más cercanos y familiares. ¡Ojo! y este llamado no solo va dirigido a cuidar a las mujeres sino también a los hombres. Se tiende a creer que el sexo femenino es el único blanco de abusos, pero en realidad todos somos vulnerables. Comprometámonos a estar más pendientes los unos de los otros, a velar por la seguridad de las personas que tanto amamos, no importa que nos llamen «intensos» o «insoportables», asegurémonos que no solo después de la fiesta, sino en cualquier otro momento, nuestros amigos lleguen bien a sus destinos, nos avisen con una llamada o un mensaje.

Yo me ofrezco a no ser indiferente ante el peligro de otros

Es difícil meter las manos al fuego por los demás, sacar agallas y valentía en momentos de peligro para salvar a un amigo, porque es natural que también sintamos miedo. Pero en momentos como estos nos debemos aferrar con más fuerza a Dios «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos» (Juan 15:13). Pensemos en nuestras madres, hermanas, primas, amigos, padres, tíos, cualquiera puede ser víctima de un acto de violencia, de un robo o un abuso. Si damos ejemplo, otros se contagiarán de este espíritu de servicio.

Yo me ofrezco a alzar mi voz y a invitar a otros a no guardar silencio

El miedo puede hacernos callar, es verdad. Cuando hemos sido heridos no todos reaccionamos del mismo modo y con la misma valentía, para muchos hablar de ciertos temas se convierte en una pesadilla y por vergüenza o temor, la única salida parece ser el olvido y el silencio. Pero como cristianos también debemos saber alzar nuestra voz, luchar por la justicia y la verdad y estar dispuestos a hablar por nuestros hermanos siempre que sea necesario.

Basta de tener miedo, ¡no calles! no permitas que el dolor opaque tu voz. Si no te sientes capaz de confesar el daño solo, habla con un amigo o familiar, pero no permitas que el mal le gane al bien. «Si Dios está conmigo, ¿Quién contra mí?» (Romanos 8:31).

Yo me ofrezco a orar por el dolor de las víctimas

¡Estoy cansado! Creo que todos alguna vez hemos pronunciado estas palabras con el corazón lleno de furia. ¿Por qué?, ¿por qué tuvo que pasar esto?, ¿por qué le ocurrió a mi hermana y no a otro?, ¿por qué no estuve ahí para ayudar? Después de algún episodio doloroso viene la culpa, acompañada del «qué hubiera pasado si yo…». Empecemos hoy, cambiemos desde ya nuestra forma de actuar cuando salimos con nuestros amigos y pensemos que casos como estos, se registran a diario en todo el mundo. Unirnos en acción pero también en oración es muy importante.

El dolor que sufren estos corazones solo lo conoce Dios, pero podemos valernos de la ayuda de otros, de su consuelo y amor, para sanar. Te invito a participar en la conferencia online «Taller de sanción de heridas afectivas» encontrarás herramientas para detectar y curar heridas o carencias emocionales, que te permitirán disfrutar de una relación más plena con Dios. #YoMeOfrezco a orar por ti hoy.