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Screen Shot 2013-12-03 at 14.57.31Catholic-link.com – Estuve conversando con una amiga hace poco sobre las relaciones: Sobre cuánto debes confiar en alguien, que tanto debes esperar de un amigo, qué le puedes exigir a tus padres, que tanto compartir con un novio, etc. De esta conversación mi amiga concluyó que como nada puede garantizar que las personas no se vayan a equivocar, y lo que conllevará que te van a defraudar, vale más dedicarse a trabajar o estudiar. Ella concluyó que era mejor poner tus expectativas en algo que dependa solo de ti, de cuanto esfuerzo estés dispuesto a dedicarle, ya que en la medida en que te esfuerces, recibirás. Que esperar, o confiar en otras personas solo puede acabar en desilusionarte.

Nuestra vida, e historia personal están marcadas por varias relaciones claves para cada etapa de nuestra vida, como también las relaciones que no fueron tan bien. Creo que el querer solo confiar en uno mismo, para no sentirse decepcionado por los demás, es una idea que hoy en día las personas tienen como regla general. Aplicando esta “regla general” creo que las personas de hoy se están perdiendo de la increíble experiencia del encuentro y la entrega.

Las personas no estuvimos hechos para estar solos; solo dando lo que eres capaz de entregar, de dar de lo que solo tú puedes dar a las personas de tu alrededor es cuando serás plenamente feliz. Cuando tienes la experiencia de entregar sin estar pendiente de cuanto te será devuelto, solo cuando das libremente sin condiciones, es que llegas a vivir qué significa que hay más felicidad en dar que en recibir. Es ahí cuando eres libremente feliz. No sujetas tu alegría, paz y valga la redundancia, felicidad, a las limitaciones de los demás, pero en tu capacidad de dar.