

Este 5 de julio llegó el Papa Francisco a Ecuador para comenzar su primer viaje apostólico por Latinoamérica. En este video blog quiero compartirles un poco lo que ha significado tener al Santo Padre en mi ciudad, Santiago de Guayaquil. Ha sido una experiencia inolvidable, una alegría inmensa.
Fue una aventura llena de esfuerzo y sacrificio: llegamos a acampar el día anterior para poder tener buenos puestos, dormimos pocas horas por la noche y en el suelo, comimos poco y tomamos poca agua. A la mañana siguiente nos levantamos bien temprano para rezar, cantar y hacer barras. El sol fue bastante intenso,y estuvimos en el varias horas, ¡pero valió la pena! Solo con ver llegar a Francisco en el Papamóvil, con tanta alegría de vernos, me dejó claro lo mucho que quiere a la Iglesia que formamos y cuanto reza por nosotros.
Una de las cosas por las que estoy más agradecida de su visita, y creo que también todo Guayaquil, fueron las hermosas palabras que nos dirigió. Se trató de una invitación grande a arriesgarse a amar en la familia, célula viva de la Iglesia. Francisco nos alentó a que, a pesar de las circunstancias y “estadísticas”, nuestra mirada como cristianos debe ser llena de esperanza, como la de María, que por la presencia de su hijo en las bodas de Caná sabe de antemano que siempre en nuestra vida: “el mejor vino está por venir”.
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