

El amor cura todas las heridas. El amor salva. Esta historia es una historia de esperanza, regeneración y caridad enorme, cuyos resultados son palpables en la vida de muchos. En el año 2009, un empleado judicial argentino, Eduardo «Coco» Oderigo, fue a visitar un penal de máxima seguridad cerca de donde vivía, porque un amigo le había dicho que quería conocer una unidad penitenciaria.
Lo que vio dentro de la cárcel lo dejó helado: las condiciones en las que vivían los presos, y la desesperanza generalizada se le instalaron en el corazón. Le prometió al director del penal volver para hacer «algo». No sabía qué era lo que iba a hacer, pero cuando volvió a la semana siguiente, la sorpresa del director fue enorme.
La primera sorpresa fue porque «Coco» volvió: muchos prometían volver, pero pocos, muy pocos, volvían. Y la segunda fue porque la propuesta que traía le parecía demencial. Quería enseñar a los internos a jugar al Rugby. Le dijo: «¿De verdad pensás que tiene algo de positivo enseñarles rugby, un deporte ultraviolento, a personas ultraviolentas? Es como echarle nafta al fuego». Pero Coco parecía convencido, así que lo dejó hacer.
El comienzo de «Los Espartanos»
Comenzó un martes, con 10 reclusos, uno del pabellón de los «evangélicos» (los más tranquilos) y nueve del pabellón más peligroso. Durante casi todos los martes a partir de ese primer martes, Eduardo siguió yendo, junto a otros colaboradores, a esa unidad de máxima seguridad.
Y comenzó el milagro: esas personas, en las que nadie creía, con ese deporte «violento», estaban logrando una transformación increíble dentro de las cárceles. En la página de la fundación podemos ver la progresión: de los 10 reclusos y dos voluntarios del primer martes, hoy el programa llega a «65 unidades tanto en hombres, jóvenes adultos y mujeres, en cinco países, 19 provincias, con aproximadamente 3000 jugadores y jugadoras, participando del programa.
202 Expartanos (ex presidiarios que ya cumplieron su condena) trabajando en 74 empresas. Actualmente dictando una docena de cursos en el Centro Educativo Espartano en Buenos Aires. Trabajando para inaugurar las canchas en Misiones, Salta, Jujuy y Tierra del Fuego junto con Fundación Banco Macro.
Previendo la construcción de canchas nuevas en Mendoza, Corrientes, La Pampa, San Juan, Santa Fe, Chubut, Córdoba, Santiago del Estero y Catamarca. En los tramos finales de construcción de las aulas de Tierra del Fuego y Jujuy, ademas, planificando la construcción de las aulas en San Juan, Mendoza, Santiago del Estero, Salta y Corrientes en conjunto con Fundación Banco Nación. 649 voluntarios y voluntarias».
«La cultura del encuentro» o «la integración frente a la desintegración»
¿Qué es lo que logra esta extraordinaria transformación? Una combinación de factores: el rugby ayuda a los reclusos a canalizar la violencia a un deporte inofensivo, y tiene códigos de conducta y respeto a la autoridad que lo hacen (como dicen los rugbiers) «un deporte de bestias, jugado por caballeros».
Naturalmente que otro factor importante es la constancia: Coco Oderigo y los demás colaboradores de la Fundación «Espartanos» llevan 10 años en contacto con estos muchachos abandonados y esa constancia hace que se sientan queridos, respetados, admirados, y por lo tanto valiosos.
El Papa Francisco conoció la historia de los Espartanos, y fueron a verlo. Ellos consideraban que esa era la «frutilla (fresa) del postre», pero el Papa, al enterarse que en el viaje dormían juntos ex-presidiarios, el director de la cárcel y uno de los jueces que los habían condenado, les dijo entrelazando los dedos de sus manos:
«Eso que hacen ustedes se llama integración, que es lo contrario a la desintegración. Y hay que llevarlo a todas partes». Así que los miembros de la fundación, que creían coronar una obra, volvieron con más trabajo a sus espaldas.
¿Cómo se produce la conversión?
A mi criterio, lo que más ha logrado en la transformación de estos hermanos es la oración, y la oración constante. Desde el año 2012 todos los viernes los espartanos rezan el Rosario en la cárcel, con cada vez más «gente de la calle», como llaman ellos a los que no están en prisión.
La historia de cómo se comienza a rezar el Rosario en la Cárcel es otra historia maravillosa. La hija de Damián Donnely, conocido de Coco, tuvo un accidente en el año 2012, y al llevar Coco a sus hijos al colegio, se encuentra con Damián y su hija en la escena del accidente.
Coco se detuvo a ayudar y siguieron en contacto por los temas judiciales del accidente. Un día, Damián necesitaba consultarle algunas cosas a Coco y Coco le pide a Damián que lo siga, hasta que lo lleva frente al penal de máxima seguridad. Allí, Coco le cuenta que había prometido a los reclusos llevarles un motivador profesional que a último momento le había fallado, y le pide a Damián que improvise una charla sobre algún tema motivador para ellos.
Damián, tomado por sorpresa, cuenta que en su familia (de 13 hijos), el único momento de paz era por las noches, cuando los hermanos se reunían en torno a la cama de sus padres a rezar el Rosario. Y les cuenta que al enterarse de una enfermedad muy grave de su hijo, había encontrado la paz que le otorgaban todos los Rosarios y las Santas Misas en las que había participado a lo largo de su vida.
Un tiempo después, deciden hacer un retiro espiritual dentro de la penitenciaría. Un amigo de ellos se entera de esta otra locura (¡Un retiro espiritual dentro de un penal!) y comienza a viralizar por email la idea. Varias personas se suman para rezar por los frutos de ese retiro y les envían una cartulina escrita con las intenciones, lo que conmueve enormemente a «Los Espartanos» que participaron del retiro.
Damián les da una charla sobre el Santo Rosario, y les deja un decenario y un librito sobre cómo rezar el Rosario a cada uno de los reclusos. Pero se da cuenta de que no sabían cómo tomar el decenario, y de que muchos ni siquiera sabían leer. Así que al viernes siguiente, fueron a enseñarles a rezar el Rosario.
La primera semana fueron tres o cuatro a rezarlo. Pero desde entonces no han faltado ni un solo viernes, con cada vez más gente «de la calle» rezando, y los Espartanos preparando sus cartulinas con intenciones para otros retiros espirituales que hacen «los de la calle».
Un rosario viral
La semana pasada se viralizó un video de unos reclusos rezando el Rosario en la cárcel y su impacto ha sido tal que quiero cederle la palabra a Damián para que él cuente qué es lo que sucedió, tal como lo publicó en Facebook:
«La Virgen de Fátima visitó el penal el viernes primero de noviembre. Llegó en un momento «malo». Esa semana, dentro del penal habían ocurrido hechos de violencia muy serios en un enfrentamiento entre dos pabellones, con intervención del Servicio Penitenciario, quienes establecieron el orden.
Como consecuencia de ello, el Pabellón 10 no se podía visitar. Así son las reglas. La Virgen visitó todos los pabellones. Cada uno la recibió de distinta manera, acorde al carisma y a la espontaneidad de cada momento o pabellón. En cada pabellón se rezaba «por los muchachos engomados» (castigados y encerrados dentro de la celda por varios días) del pabellón 10.
Así las cosas, la Virgen visitó el pabellon siete, recibida con aplausos y cantos, enorme admiración y respeto, y cada uno pudo acercarse, tocar, mirar a los ojos y rezar interiormente. Después, en conjunto se rezó una decena y pasamos al pabellon ocho. Mas cantos, más devoción, mas admiración por esa fe que despierta la presencia de una imagen tan linda. Rezamos otra decena. Fue el turno del pabellón nueve, y si bien cada pabellón es distinto, la Virgen hace nuevas todas las cosas.
Cuando salimos del nueve, pasamos por la puerta del 10, cerrado. Pero se escuchaba a los muchachos «engomados», que rezaban el Rosario desde sus celdas. Luego fuimos al 11, rezamos una decena, tuvimos un buen rato ahí, y tocó el turno de ir al 12, que siempre recibe con enorme efusividad, cantos, aplausos. Una fiesta de la Virgen.
Pero estaba incompleta por los muchachos del 10… Después de pedir por favor el ingreso de la Virgen, el Servicio Penitenciario accedió a abrirnos las puertas a unos pocos. La Virgen había actuado. Fue impresionante. Cada celda (para 2 personas) ocupada por cuatro o cinco, y cerrada con candado.
Solo podíamos circular por el pasillo que tiene a las celdas pares de un lado y a las impares del otro. La Virgen se paseó por ese pasillo, y se detuvo en cada puerta para que los muchachos tuvieran un tiempo con ella para tocarla, pedirle y rezarle.
De las mirillas y de la ventilación de la puerta solo podían salir manos o brazos que tocaban la Virgen con gran respeto, afecto y cariño. Era una escena del Dante. Las almas del purgatorio pidiendo aunque sea tocar la Virgen. Esos brazos tatuados que salían buscaban consuelo, libertad y amor. Y lo encontraban por ese instante.
Rezamos los cinco misterios del Rosario y la atmósfera en ese pabellón era algo que no he vivido antes. Había consuelo, alegría, paz, amor. Todos los frutos del Rosario caían abundantemente en ese pabellón. Las oraciones de los otros pabellones, la enorme gracia derramada desde el Santuario de Fátima, todo, todo se conjugaba en una atmósfera de cariño maternal.
Ahí, donde más dolor hay, donde más violencia hay, donde más desesperación y abandono hay, ahí es donde más gracia se derrama. Y nosotros fuimos testigos de eso. Nos quedamos todos mudos. ¿De cuántas formas más nos puede demostrar la Virgen que el Rosario es la oración de la paz? Nosotros lo hemos evidenciado infinidad de veces. Pero nunca como esta. Nunca.
Nuevamente, la Virgen había «transformado una cueva de animales en una casa de Jesus, con una montaña de ternura y unos pocos trapos», como dijo alguna vez Francisco. Nosotros, agradecidos de haber podido disfrutar de ese momento en primera fila.
Más tarde fuimos a la Unidad 47, donde visitó dos pabellones de Gladiadores (tres y cuatro). Y el pabellón tres de «Las Espartanas» donde también se rezó un misterio del Rosario.
Así la Virgen Madre terminó el recorrido, visitando a sus hijos privados de libertad. Llevándoles dosis abundantes de ternura y derramando sobre ellos y sus familias, gracias abundantes que nunca podremos terminar de contar».
Un poco más de amor solo puede mejorar al mundo
A los pocos días de este primero de noviembre, nos enteramos del final de la historia, por un post de Facebook de Mariana Rodríguez Varela, una importante promotora de la Vida en Argentina:
«El viernes primero de noviembre.
Día de todos los Santos, la imagen peregrina de Nuestra Señora de Fátima visitó los pabellones de la Unidad Penitenciaria Número 17 San Martín.
Se escuchaban y volaban de pabellón en pabellón cantos, rezos y alabanzas. El aplauso explotaba cuando la Virgen entraba en los patios de cada pabellón.
Sin embargo, la imagen número 10, llegada de Portugal no tenía permiso para entrar al pabellón del mismo número. Los internos estaban castigados y la Virgen no los visitaría, por violencia entre dos grupos que estaban enfrentados.
Y los rezos seguían llegando y las alabanzas se iban proclamando. Damian Donnelly conducía la visita repitiendo: «Nosotros rezamos acá una vez por semana pero Ella, Reina del Cielo, Consuelo de los Cristianos pide que recemos el Santo Rosario todos los días para que gane la paz sobre la guerra».
Tantos cantos y tanta oración derritió el corazón de los guardas que permitieron la entrada al pabellón 10. Al día siguiente recibí la noticia y este video. «Se rezará, por regla, el Santo Rosario, todos los días, en el Pabellón 10». Triunfó la Madre, Triunfó María, Reina de la paz».
Rezar el Santo Rosario todos los días
El Santo Rosario es la oración de la paz, como dice Damián. Estos testimonios son más que abundantes. Desde Caná, Nuestra Señora nos vine pidiendo que «hagamos lo que Él nos diga». Porque Ella sabe que Él puede convertir nuestra triste agua en vino de alegría. Acercarnos más a María transforma nuestro corazón por completo, si tu deseo es conocerla mejor te recomiendo el curso online «Conocer a María para vivir con María», estoy seguro que te va a encantar.
La Virgen es mamá, y las mamás siempre se preocupan y ocupan de sus hijos más vulnerables. Pero tenemos que hacer lo que Él nos diga. Una de las cosas que nos dijo que hiciéramos es visitar a los presos:
«Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer. Tuve sed, y me dieron de beber. Estaba de paso, y me alojaron. Desnudo, y me vistieron. Enfermo, y me visitaron. Preso, y me vinieron a ver».
Los justos le responderán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?». Y el Rey les responderá: «Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo» (Mt 25, 34-40).
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