

Cuando comencé a ver este video pensé que era la típica queja social ante la desigualdad entre el rico y el pobre que existe en nuestro mundo. Pero al verlo hasta el final, me encontré con una gran sorpresa: no solo nos pone frente a realidades paralelas y totalmente opuestas, sino que nos da un mensaje esperanzador: se puede hacer algo por el mundo. Por eso quisiera enumerar algunas ideas que me parece importante recordar, para volver a jalarle las orejas a nuestra indiferencia:
1. Es posible romper la brecha: si bien es cierto, las diferencias sociales y de oportunidades en nuestro mundo son cada vez más fuertes (los pobres parecen ser cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos), es importante recordar que no podemos construir nuestro mundo desde la burbuja en la cual nuestra propia comodidad nos ha sumergido. Es necesario abrir los ojos y los oídos una y otra vez para escuchar el clamor del hermano que sufre y que pasa necesidad.
2. Compartimos el mismo mundo: Aunque las diferencias sociales sean muy marcadas, compartimos el mismo mundo. Somos todos seres humanos con las mismas preocupaciones, dolores y sufrimientos. No podemos olvidar cuánto nos necesitamos los unos a los otros para ser generosos con todo aquello que, por la bondad de Dios, nos ha sido dado. Los más necesitados nos recuerdan continuamente que el verdadero sentido de la vida no está en lo material, si no en la nobleza del corazón.
3. Sí podemos hacer la diferencia: Una botella de agua logra hacer la diferencia. No nos pongamos excusas. Para ayudar solo se requiere generosidad. No todos tenemos mucho tiempo, dinero o talentos, pero sí ganas de marcar la diferencia y de vivir la alegría que nos da el entregarnos al que más lo necesita.
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