

En medio del dolor y del sin sentido que la guerra y el terror dejan, la esperanza se abre paso. Muchas han sido las muestras de solidaridad y compasión luego de los atentados en París. Frente al odio, el mundo ha respondido con actos concretos de amor y solidaridad. Las profundas y sencillas palabras de este padre a su hijo son una pequeña muestra de ello, una pequeña luz en medio de la oscuridad. Lleno de temor, el pequeño quiere huir de casa porque “los hombres malos no son muy agradables”. Con toda inocencia este niño le dice a su padre, “ellos tienen armas, ellos nos pueden disparar porque son muy malos, papi”, y con una enorme serenidad el padre responde: “ellos pueden tener armas, pero nosotros tenemos flores”.
Muchos dirán: ¿Qué clase de respuesta es esa? Pero para un cristiano tiene todo el sentido del mundo. Nosotros, como personas de fe, estamos convencidos que el amor lo puede todo, que el amor es el arma más poderosa. Por eso, este niño puede comprender a su padre y esta verdad lo llena de alegría.
Confiemos, como este pequeño, en nuestro Padre Celestial cuando nos dice que el amor vence a la muerte. Confiemos en que esta batalla ha sido ganada en una Cruz, donde el amor, tuvo y tendrá siempre, la última palabra.
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