

¿Alguna vez te has sentido rechazado? Tal vez sí. Quizás por alguna característica diferente, por algún prejuicio de alguien, o porque simplemente alguien no te quería en ese momento. A veces estas situaciones nos pasan de niños y nos marcan. De adultos puede que sea más llevadero y tomemos una actitud distinta frente a una situación similar. Nuestro grado de madurez y conocimiento personal será el que nos permita reaccionar mejor o peor al rechazo. De cualquier manera esto nunca resulta ser una situación agradable.
El miedo al rechazo es fuerte, todos queremos sentirnos amados, valorados. Hoy nos encontramos con un video bastante fuerte que evidencia que el rechazo sin piedad es más común de lo que creemos. Una niña de 6 años que experimenta en carne propia lo que es ser rechazado sin razón alguna. Si esa niña fuera mi hija definitivamente no me gustaría que experimentara algo así. La niña no entiende: ¿por qué me rechazan si sigo siendo la misma? ¡Solo cambio mi ropa y mi aspecto! En su pequeño entender no imagina causa o una razón válida para lo que le acaba de suceder.
Existe el prejuicio, y en el video es bastante evidente, de que los niños mendigos muchas veces son ladrones. Las personas hacen a un lado sus bolsos. Es preferible pensar que una niña de 6 años es un peligro para mi en lugar de pensar en qué llevó a que esa criatura se encuentre en esa situación. Nadie muestra misericordia, compasión por la tierna edad y por la situación de abandono en la que se encuentra. ¡Le temen a una pequeña niña de 6 años! No hay una palabra de aliento, de interés y mucho menos nadie considera ofrecerle algo de comer o de beber. Todos la rechazan hasta que la situación se vuelve insoportable para ella.
Cuántos niños van endureciendo su corazón por ser rechazados una y otra vez. Cuántos crecen aprendiendo que no hay nadie que te pueda ayudar en este mundo, que tal vez lo único que puedes hacer es tomar lo que necesites para sobrevivir, total, ¿cuál es la diferencia, si siempre eres rechazado?
Sin querer con esa actitud de indiferencia estamos cooperando en la formación de una generación de niños abandonados que crecen convencidos de que en el mundo solo se puede contar con uno mismo, crecen sin aprender lo que es ser ayudado y por lo tanto tampoco saben hacerlo. Si nosotros que tenemos no ayudamos a los que no tienen, ¿quién lo hará? Mucho hablamos de la tolerancia, de la inclusión, de no tener prejuicios. Qué tal si empezamos por el que verdaderamente necesita ser rescatado, incluído, protegido y cuidado. Que no nos quedemos encerrados en frases y posturas que no llevan a acciones concretas. Ojalá este video sirva para que la próxima vez que veamos a alguien en necesidad, y sobre todo si es un niño, seamos capaces de por lo menos entregarles una palabra de aliento.
«No existe una Iglesia sin la caridad, hay que ayudar a los pobres, la persona humana está en peligro» (Papa Francisco).
0 comentarios