Si realizamos una mirada retrospectiva sobre la humanidad, encontramos que el hombre siempre ha tenido el deseo de sobresalir, de ser reconocido, hay algo innato dentro de él que lo hace querer destacar por sobre los demás.

El video que compartimos con ustedes, realizado por Black Sheep Wanted, nos habla de este deseo de «ser diferentes», pero en este caso, ese deseo demuestra cierta rebeldía y disconformidad con la sociedad, como si todas las reglas y las normas establecidas estuvieran mal.

Hoy día son muchos los medios de comunicación que pregonan este «espíritu rebelde» como el camino que nos conduce a la libertad, a la felicidad, pero… ¿realmente todo está tan mal?, ¿respecto a qué o a quién debemos ser diferentes?

Al fin y al cabo si no tenemos un modelo a seguir, mas que ser diferentes, terminamos siendo iguales que el resto… Lo que tendríamos que pensar es: ¿acaso ya no somos diferentes el uno del otro? ¿Hay alguien que conozca a dos personas que sean iguales? No. Cada uno es único e irrepetible.

Esta noción cobra real sentido cuando sabemos que no somos meros productos del azar sino que somos creación de un Dios que es Todopoderoso y que nos ha creado únicamente por amor, ese amor tan infinito e incomprensible que algún día terminaremos de comprender en el cielo.

¡Dios no nos creó en serie!

Dios no nos creó en serie sino que nos pensó desde toda la eternidad con un amor único, y además de darnos cuerpos diferentes, nos hizo poseedores de dones y talentos únicos para ayudarnos a cumplir con la misión que nos ha sido dada y que debe ser descubierta a lo largo de nuestra vida.

«Cada uno según el don que ha recibido, adminístrelo a los otros, como buenos dispensadores de las diferentes gracias de Dios» (1 Pedro 4,10).

Frente a la lógica del mundo que nos dice que para ser diferentes debemos ir contra todas las reglas, vivir el día a día sin importar sus consecuencias y ponernos a nosotros mismos en primer lugar; la lógica de Dios nos dice que ese «ser diferente» no tiene nada que ver con lo que nos plantea la sociedad de hoy, como lo vimos en el video.

Al respecto, nuestra querida Madre Angélica, quien ha partido a la casa del Padre hace poco tiempo nos decía: «Dios quiere que estés en el mundo, pero que seas tan diferente del mundo hasta que lo cambies». ¿Qué quiere decir entonces «ser diferente»?

Seguir a Cristo

Los únicos momentos en los que el mundo es diferente, es cada vez que sigue a Cristo. Ese es el modo de «ser diferente» que debemos perseguir, buscando y deseando ser tan parecidos a Él que marquemos la diferencia. Dejar una huella que perdure en el tiempo, no por nuestro propio provecho, sino para y por el bien de los demás. «Así, todo árbol bueno da frutos buenos; pero el árbol malo da frutos malos» (Mateo 7:17). Esto puede sonar un poco abstracto, pero se trata de buscar qué es lo que nos hace únicos y esforzarnos por vivirlo según el modelo de Jesús, que es hombre como nosotros.

Llevemos a Cristo a cada momento de nuestra vida, pensando en cómo actuaría Él en nuestro lugar, desde lo más simple y cotidiano, hasta en las situaciones más difíciles, de tal modo que podamos decir como San Pablo: «Ya no soy yo el que vive sino que Cristo vive en mí» (Gálatas 2,20).

Aprovechando el Año Santo de la Misericordia, les recordamos las obras que podemos poner en práctica, que seguramente nos llevaran a «ser diferentes»:

Obras de misericordia corporales:

  1. Dar de comer al hambriento
  2. Dar de beber al sediento
  3. Dar posada al necesitado
  4. Vestir al desnudo
  5. Visitar al enfermo
  6. Socorrer a los presos
  7. Enterrar a los muertos

Obras de misericordia espirituales:

  1. Enseñar al que no sabe
  2. Dar buen consejo al que lo necesita
  3. Corregir al que está en error
  4. Perdonar las injurias
  5. Consolar al triste
  6. Sufrir con paciencia los defectos de los demás
  7. Rogar a Dios por vivos y difuntos