¿Como nos ven los demás y cuál es la forma como nosotros miramos a las personas y a la realidad? Está claro que todos entendemos el mundo de forma distinta y que nuestra forma de relacionarnos no es la misma. Entonces, ¿podemos decir que una mirada objetiva existe? El día de hoy les dejamos este interesante video, con un experimento social, que nos permitirá reflexionar sobre este tema, pero que mejor manera de hacerlo, que desde distintos puntos de vista: el de cada uno de nuestros blogueros asociados. ¡Esperamos les guste este artículo y les sea muy útil en su apostolado!


Luis Javier Moxó

Autor del blog: Echad vuestras redes

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Hay crisis en la aceptación de la verdad objetiva en la vida diaria, incluso entre nosotros.¿Dónde está la verdad de la historia personal y de lo sucedido? ¿Admitimos la diferencia entre la realidad y de mi interpretación de la misma? El prejuicio, la justificación y la excusa pueden dar lugar a no buscar la Verdad, a no molestarse en verificar, conocer, otras versiones tan respetables como la de nuestras fuentes teóricamente más confiables y razonables. La realidad no puede quedarse en la subjetividad. A veces nos podemos encontrar con personas que intentan hacer prevalecer “su” verdad a toda costa, y caiga quien caiga. No seamos así. Reduzcamos nuestras pretensiones, quitemos hierro o discusiones innecesarias e interminables. No nos enzarcemos en dímes y diretes, en supuestos orgullos heridos hasta la eternidad.Es mejor, pienso, poner paz, incluso silencio, antes que dar pábulo a maledicencias, insultos, injurias y calumnias.

El otro es un complejo de misterio ante el que debemos de reconocer nuestra ignorancia, pero también muchas veces nuestra incapacidad por ser totalmente empáticos, comprensivos, objetivos y caritativos.

Fallar muchas veces en la apreciación y acogida de la Verdad es normal porque se trata de un camino humilde y sacrificado. ¿Quién está dispuesto en esta Cuaresma ser cooperador de la Verdad que da sentido y consistencia a nuestra vida, mucho más y mejor que nuestros raquíticos, mezquinos e injustos puntos de vista sobre los demás? La Verdad no depende de nuestras lentes, aunque sean de una buena marca.


Pilar V. Padial

Autora del blog:  ¡Vive celebra la vida!

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La riqueza polifacética del ser humano es inmensa. Se trata de uno de los puntos que muestra en nosotros más claramente un pequeño reflejo del creador. Somos capaces de un sinnúmero de cosas diferentes. Adoptamos actitudes muy diversas, incluso contrapuestas a lo largo de nuestra vida. Salvo Dios, nadie puede decir que nos conoce completamente, ni siquiera nosotros mismos.

A lo largo de la vida vamos despertando todas esas potencialidades que dormían en el fondo de nosotros. Avivadas con el fuego del amor, pueden llevarnos a límites insospechados. Por eso, es muy importante aprender a amar a cada ser humano de un modo parecido a como Dios lo hace, para que nuestra amistad, del tipo que sea, le ayude a crecer y abrir sus tesoros interiores y desarrollar lo mejor de sí mismo, en su mejor versión, en la más feliz de las vidas. Nada está fatalmente escrito en la vida de nadie, el amor logra siempre milagros. Dios es amor.


Néstor  Mora

Autor de blog: Eclesias TIC

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Me causa sorpresa es que los fotógrafos vean a personas diferentes en las diferentes fotos. ¿Por qué? Hay dos elementos fundamentales para entender todo esto: desengaño y prejuicio. Seguramente unan a las fotos la sensación que tuvieron cuando les revelaron que les habían engañado y esa sensación haya creado un prejuicio. La pregunta es ¿A nosotros nos pasa lo mismo? Si nos sentimos engañados ¿Somos capaces de desligar la sensación de engaño de la persona donde se ha centrado en engaño?

No cabe duda que cuando utilizamos un prejuicio no estamos juzgando, sino prejuzgando. Se dice que una persona juiciosa es la que tiene capacidad de discernir y comprender más allá de sentimientos y apariencias. ¿Somos juiciosos o mezclamos nuestra emotividad en nuestros juicios? Al final todo se resume en una virtud: la justicia. Virtud que no podemos abarcar en toda su plenitud, porque los seres humanos somos limitados y estamos llenos de prejuicios que nos nublan el entendimiento. Quizás ese sea el gran reto del cristiano, juzgar como queremos ser juzgados: con caridad, discernimiento y buen juicio. Además, aceptar ser juzgados, con humildad y serenidad.


Xiskya Valladares

Autora del blog: Xiskya

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La fotografía dice más de quién la hace que de lo que está fotografiado. Pero eso mismo pasa con todo lo que percibimos. Ni entendemos el mundo igual, ni nuestra forma de relacionarnos es la misma, ni percibimos los problemas del mismo modo. Tenemos un filtro que nos condiciona: son nuestras experiencias, vivencias y cultura. Entonces, ¿la objetividad no existe? Sí existe. Hay hechos objetivos en todas las cosas y situaciones que son obvios. Si llueve, todos estaremos de acuerdo en que cae agua del suelo. Pero no todos viviremos la lluvia igual. Si nos vemos inmersos en un conflicto, todos los implicados tendrán su forma de verlo y vivirlo distinta y normalmente todos tendrán razón.

Esto es la variedad que nos enriquece y tenerlo en cuenta nos ayudará a tender puentes, a completar la visión, a crear encuentros. No es que la verdad sea relativa, es que entre todos podemos percibirla mejor. «Que todos sean uno», dijo Jesús. Esta unidad es imposible si nos cerramos a nuestros puntos de vista.

Por otro lado, esto nos lleva a intentar despojarnos de nuestros prejuicios. A saber que mi mirada puede estar contaminada de elementos que impiden que sea limpia. Saber distinguir la carga de mí que coloco en mis juicios, en mis apreciaciones y en mis percepciones, me puede llevar a descubrir muchos desengaños. Es un ejercicio sano que puede ayudarme a construir el encuentro con el otro.


Carlos Romero Villarroel

Autor del blog: El blog de CarlosRomeroV

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Al igual que en la fotografía, en la vida todo depende del punto de vista del que se mire: las vivencias, los acontecimientos, las cosas y, aunque no lo queramos, también las personas. La realidad siempre es percibida desde una perspectiva que determina la manera en que esta es definida y caracterizada. Y dentro de esa realidad están también las personas. Ante esto cabe preguntarnos: ¿es que acaso podremos percibir de forma objetiva a las personas que nos rodean? ¿Nos ocurrirá inevitablemente lo que experimentaron los fotógrafos del vídeo que fueron incapaces de descubrir la esencia de la persona que fotografiaban?

Vivimos en un mundo marcado por los prejuicios hacia las demás personas: importa más lo externo en lugar de las experiencias vividas por el otro o su historia personal. Ante esta dificultad propiamente humana, nuestro desafío como personas de fe es descubrir el sello con que Dios nos ha marcado a cada uno: el sello de ser hijos suyos, personas únicas e irrepetibles. Esta no es tarea fácil. Exige de nosotros superar la superficialidad con que muchas veces percibimos al otro. Es una tarea que no solamente podemos desarrollar en nuestro vivir cotidiano en el mundo de las relaciones cara a cara. Es algo que también estamos llamados a vivir en el mundo digital, buscando ser personas que intentan ver a una persona concreta, con su propia historia, detrás de cada publicación en las redes sociales. Así, antes de emitir un juicio a alguien que puede haber publicado algo que no nos parece bien o de lo que no estamos de acuerdo, recordemos que detrás de cada bit hay un hijo de Dios, una persona única e irrepetible.

Superar los prejuicios es tarea de cada día, tanto en el ambiente físico como en el ambiente digital. Descubrir y respetar el sello con que Dios ha marcado a cada persona es el desafío que estamos invitados a enfrentar.