Hoy les presentamos un video que muestra la iniciativa de la asociación «Raising the roof». El pasado cuatro de febrero, «Raising the roof» construyó un castillo a partir de carteles de personas sin hogar y lo colocó en una de las plazas centrales de Toronto.

La idea de la asociación era concientizar a la población de Canadá sobre las más de 235.000 personas de la ciudad que sufren a causa de la falta de hogar. Como bien señala el video, estamos ya tan acostumbrados a mirar a las personas sin hogar, que hemos dejado de notarlas.

Ya no vemos a quienes más nos necesitan

Vivimos en una sociedad que lo primero que busca es el placer y la comodidad, y por esta razón, se encuentra anestesiada. Nos encontramos envueltos en tanta superficialidad y consumo que poco a poco nos volvemos ciegos al dolor ajeno.

De repente, el dolor del otro se convierte en un problema, un fastidio, tanto, que es preferible hacer como si no existiese. Este castillo busca recordarnos nuevamente que, más allá de nuestra vida cotidiana, hay personas que sufren y que nos necesitan.

En definitiva, esta iniciativa busca conmovernos, despertarnos del estado de insensibilidad en el que a veces estamos sumergidos. Y quiere ayudarnos a volver a ver a nuestros hermanos sin hogar.

¿Qué podemos hacer por ellos?

Lo primero es siempre la oración. Puedes hacer mucho por las personas sin hogar acudiendo a la oración. Dios ama a todos sus hijos y los cuida a todos, pero esto no debe evitar que reces por nuestros hermanos que más lo necesitan para que sean consolados en sus sufrimientos.

Aunque a veces nos olvidemos, la oración es un arma muy poderosa para aliviar los males de este mundo. Se trata de buscar un lugar tranquilo, hacer silencio y pedir a nuestro Padre del cielo por nuestros hermanos que no tienen dónde reposar la cabeza (te recomiendo el curso online «Crecer en la vida de oración»).

Tanto se puede hacer por ellos al dedicarles un Padre Nuestro o un Ave María con amor. No dejes nunca de recurrir a esta arma tan poderosa y sencilla.

Manos a la obra

Este es el segundo paso: ¿por dónde comenzar? por tu comunidad: ¿en qué zonas de tu ciudad se encuentran el mayor número de personas sin hogar?; ¿qué asociaciones se dedican a ayudarles?; ¿qué iniciativas han tomado tus autoridades? Conocer estos aspectos de este problema social, podría ayudarte a escoger mejor cómo colaborar con nuestros hermanos.

Además, también es bueno familiarizarse con los problemas que acarrea el no tener un hogar. La falta de vivienda es en sí un problema, pero también trae consigo un estilo de vida con circunstancias complicadas. Conocer su realidad te ayudará a comprender mejor a nuestros hermanos y a serles de ayuda en aquellas otras dificultades que les son inevitables. Como la falta de alimento o de ropa.

Llevar a Jesús

Cuando tengas la oportunidad de encontrarte con nuestros hermanos sin hogar, lo más importante y que no debes olvidar es quererles. Sea lo que sea que puedas hacer por ellos, darles una limosna, repartirles un plato de comida, darles un poco de conversación, que no se te olvide hacerlo con amor.

En estas ocasiones, eres Jesús para ellos llevándoles consuelo y acompañándoles en su sufrimiento. Muchas veces podemos olvidarnos que Jesús cuenta con nosotros para llegar a nuestros
hermanos.

Sí, Jesús nos enseña a ser compasivos y nos invita a ayudar a nuestros hermanos más necesitados. Pero, principalmente, Jesús cuenta contigo para que le lleves a otros su amor, su misericordia y su ternura.

Aunque en estos días por obvias razones no podamos salir de nuestras casas, lo que sí puedes hacer es preguntar con tus vecinos o conocidos, si a alguien de tu mismo barrio o sector le hace falta algo. Puede que no estén viviendo en la calle, pero estén pasando por un mal momento a causa de la crisis.

Ofrece tu ayuda para brindarles alimento, compañía a través de una llamada o simplemente una voz de aliento en medio de la crisis. Ofrécete a Jesús para ser instrumento para los demás, para que así, ahí donde estés tú, esté también Él.