Este es uno de esos videitos simpáticos que pueden servirnos a modo de impacto visual para complementar una idea (¡y dejarla muy clara!). ¿Cuál es esa idea? En realidad se me vienen a la mente varias posibilidades. Una de ellas es la siguiente: cuando los católicos tratamos de olvidarnos de la riqueza que tenemos en casa y nos ponemos a envidiar y añorar los «placeres» de una vida menos cristiana, algo siempre tendrá que salir mal. En este caso la gaseosa en el vidrio representa las pésimas consecuencias que podría desencadenar una actitud de este tipo; empezando porque nuestro pecado salpica siempre a las personas que más amamos.

Para redondear la idea, me parece que el salmo 73 grafica muy bien lo que quiero decir:

¡Qué bueno es Dios para Israel,
para los limpios de corazón!

Pero casi se desvían mis pasos, 
faltó poco para que diera un traspié, 
porque tuve envidia de los presuntuosos, 
al ver la prosperidad de los malvados. 

Para ellos no hay sufrimientos, 
su cuerpo está sano y robusto; 
no comparten las penas de los hombres 
ni son golpeados como los demás.

(y más adelante…)

Entonces, ¿en vano mantuve puro mi corazón 
y lavé mis manos en señal de inocencia? 

Porque yo era golpeado todo el día 
y cada mañana soportaba mi castigo. 

Si hubiera dicho: «Voy a hablar como ellos», 
habría traicionado al linaje de tus hijos.

Yo reflexionaba, tratando de entenderlo, 
pero me resultaba demasiado difícil. 

¡Hasta que entré en el Santuario de Dios 
y comprendí el fin que les espera! 

Sí, tú los pones en un terreno resbaladizo 
y los precipitas en la ruina. 

¡Qué pronto quedan devastados 
y acaban consumidos por el horror! 

Son como un sueño al despertar, Señor:
al levantarte, disipas hasta su imagen. 

Cuando se agriaba mi corazón 
y me torturaba en mi interior, 
yo era un necio y no comprendía, 
era como un animal ante ti. 

Pero yo estoy siempre contigo, 
tú me has tomado de la mano derecha; 
me guiarás con tu consejo 
y después, me recibirás con gloria. 

¿A quién sino a ti tengo yo en el cielo? 
Si estoy contigo, no deseo nada en la tierra.

Aunque mi corazón y mi carne se consuman, 
Dios es mi herencia para siempre 
y la Roca de mi corazón. 

Los que se apartan de ti terminan mal, 
tú destruyes a los que te son infieles. 

Mi dicha es estar cerca de Dios: 
yo he puesto mi refugio en ti, Señor, 
para proclamar todas tus acciones.

Qué lindo Salmo. Uno de mis favoritos.