En los países escandinavos (Finlandia, Noruega, Suecia) no dejan tareas escolares para la casa… por lo menos eso dicen los innumerables virales y mensajes adjuntos con videos incorporados y presentaciones elaboradas que mis amigos y otros tantos comparten en las redes sociales. De pronto todo el mundo apoya esta iniciativa y exige que los chicos no traigan tanta tarea a casa, que necesitan tiempo para jugar, para pasarlo en familia. Todo bien con que lo chicos necesitan: tiempo para jugar y para pasarlo en familia. Por supuesto que lo necesitan.

Pero perdón que dude. En los países escandinavos, la jornada es menor (6 horas al día), las licencias por maternidad (y paternidad) tienen una duración de más de 1 año, los impuestos que pagan son altísimos, hay incentivos para las familias numerosas (y aún así la taza de natalidad va hacia abajo). Creo que el éxito de esos países no tiene que ver con las tareas escolares. Es más si soy madre trabajadora y llego de noche a casa prefiero que mi hijo esté leyendo un libro a que esté afuera, en la calle.



Es verdad que los chicos ocupan muchísimo tiempo en deberes, actividades extra curriculares, etc. Y que efectivamente necesitan tiempo para ser niños y tiempo con la familia.  Y justo esto es lo lindo del comercial, el tiempo con la familia, es ese vínculo de los padres con los hijos. Los padres del comercial saben en qué andan sus hijos, qué es lo que están aprendiendo, y les llevan la delantera. Les preparan las preguntas, les enseñan con lo concreto y cotidiano de la vida.

Conocer quién verdaderamente son nuestros hijos, esa es la clave, darnos el tiempo para estar con ellos, descubrirlos y formarlos para la vida. Creo que esa es la verdadera “cenología”: menos deberes, más padres.