

En un mundo en el que se nos habla tanto de la perfección y los modelos, lo que más nos importa es ser valorados, y en la lucha por esto buscamos mil y una soluciones para sentir que «encajamos», que nos quieren tal cual somos. En esta ocasión les presentamos junto a nuestros blogueros asociados un divertido video producido por Vigin Media Shorts. ¡Esperamos les guste y les sea de mucha utilidad!.
Luis Xavier Moxó
Autor de Blog: Echad vuestras redes



Desde la risa o el llanto, expresiones de nuestra emotividad hasta cualquier otro detalle, han de ser aceptados en confrontación con la identidad de los demás con los que nos encontramos. ¿Cómo podemos querer a los demás si no nos aceptamos, incondicionalmente, a nosotros mismos? Hay un punto de consciencia cuando descubrimos que somos así, con más o menos vergüenza, y habrá cosas que no podremos cambiar de nosotros mismos. No somos perfectos ni como alguien que admiramos y envidiamos, ¿y qué? Aunque pensemos que somos más o menos afortunados que los demás, en el fondo nos parecemos mucho y nos movemos por prácticamente el mismo corazón y necesidades.
Ser uno mismo y quererse a uno mismo no tiene porqué ser sinónimo de egoísmo, de culto al cuerpo y hedonismo como nos pretende hacer creer cierto tipo de publicidad engañosa. Para descubrirse de verdad a sí mismo y lo que uno verdaderamente vale y es capaz algunos necesitarán de más humildad y otros de hacerse valer un poco más, pero todos estamos llamados a amar al prójimo como a nosotros mismos. Sin descuidar nunca el tú ni el yo.
Somos, podemos ser, un regalo de Dios para los demás. Y el otro, así como la realidad, no están en contra nuestra a priori. Que en este año hagamos el esfuerzo de ser más nosotros mismos, más auténticos, sinceros, responsables, coherentes y también, al mismo tiempo, más solidarios, empáticos, generosos, hospitalarios y sociables.
José Manuel Rodriguez Canales
Autor del blog: Roncuaz



El video es todo sobre autoaceptación, la protagonista sufre porque su risa no es «normal». Pero la risa es una expresión personalísima de alegría, sorpresa y comodidad. Difícilmente se puede cambiar o impostar si se quiere mantener la propia autenticidad. El encuentro con otra «risa rara» le devuelve la realidad que no puede ver angustiada por no poder reír «normalmente». Ojo: no es «mal de muchos consuelo de tontos», es más bien el contagio de la libertad de expresarse como uno es, sin miedo, sin agresividad, ni cálculos sobre las reacciones ajenas. La verdadera libertad nace en el corazón y se comparte.
Néstor Mora
Autor del blog: EclesiasTIC



¿No nos gustamos? ¿No? No hay problema! La sociedad nos ofrece una serie de tratamientos casi mágicos, que nos prometen hacernos diferentes a lo que somos. Estos tratamientos nunca llegan a transformarnos en el modelo ideal que tanto deseamos, ya que nuestro ser no cambia por muchas apariencias que construyamos alrededor de nosotros. Dios nos ha creado diferentes, únicos y especiales. Siempre desentonaremos frente a la mediocridad de las modas sociales. ¿Nos resignamos a ellas o nos atrevemos a ser nosotros mismos? ¿Nos dedicamos a gastar dinero en esconder lo que somos o nos atrevemos a comprender el incalculable valor de cada uno de nosotros?
La chica no necesitó de las pociones para encontrar quien la quisiera, valorara y entendiese. ¿Qué esperamos nosotros para tener el valor de hacer lo mismo?
Pilar V. Padial
Autor del blog: ¡Vive! celebra la vida



La protagonista del video de hoy sufre porque tiene una risa rara. ¡Ah! ¿Sí? ¿Tiene una risa “rara”? ¿Quién dicta cuándo una risa es normal? No existe ninguna verdad absoluta que pueda decidir sobre ello. Y, aunque fuera rara, ¿Cuántas personas, a lo largo de la Historia han muerto o resultado heridas física o moralmente por convivir con alguien cuya risa fuera extraña? ¡Ninguna! Curiosamente, en general, suelen avergonzarse de pequeños defectos o diferencias los que quizá tendrían menos motivos para sentirse culpables. La mayoría de aquellos que cometen grandes villanías se sienten justificadísimos. La razón es que el mundo en que vivimos, desde el pecado original, ha perdido su auténtico referente que es Dios. A causa de ello, los que de veras siguen a Cristo, aparecen a los ojos de la sociedad como excéntricos siendo ella la que está trastornada.
Y ¿Qué? Nada, sin inquietarnos, es preciso ser bien conscientes de ello, no perder nuestro referente, Jesucristo, e intentar vivir en paz con todos y con nosotros mismos
P. Juan Ruíz Jorge
Autor del blog: Con tinta de esperanza



Vivimos en el mundo de la cirugía plástica, de las soluciones rápidas, del «usa y tira». Queremos ser aceptados y la sociedad nos calza en esta dinámica del descarte, de la que tanto habla el Papa Francisco. Y cuando hay algo que no nos gusta en nosotros, porque justamente la cultura en la que vivimos nos obliga a cambiarlo, ponemos parches para ocultar eso que nos avergüenza. ¿El resultado? Más gente triste, insatisfecha, sola. Es significativo que los fármacos que más se venden hoy en día sean los antidepresivos.
¿Cómo romper este círculo? Sólo el amor es capaz. Alguien que me ve detrás de mis parches, que me acepta con mis cicatrices, que soporta y hasta ama mis ridiculeces. Encontrar una persona así es un tesoro. Aunque aquí radica el gran secreto que tenemos todos los seres humanos: siempre habrá una persona que nos ame como somos. Una Persona con mayúscula que es capaz de enamorarse locamente incluso en medio de nuestros pecados. ¡Nunca nos olvidemos del Amor inmenso de Dios! Un amor que fue capaz de hacer el ridículo en la cruz por ti… y sin importarle las cicatrices que, en sus manos, en sus pies y en su costado, llevará por toda la eternidad.
1 comentario