

¿Te ha pasado que quieres contarle a un amigo o amiga algo increíble que ocurrió en tu serie favorita, pero sucede que esa persona no la ha visto, o peor aún, no le interesa? Realmente frustrante, ¿no? Y por el contrario, qué bueno es cuando puedes pasar horas conversando con esa persona sobre los detalles de la serie, los momentos graciosos, la temporada que viene, los spoilers, etc. Pareciera que de alguna forma curiosa nos “conectamos” más, ¿no?
Bueno, ponte a pensar que si eres capaz de establecer una conexión con alguien por una serie, cuánto más serás capaz (¡y cuánto más estamos en el deber de hacerlo!) de generar vínculos y ser empáticos frente a las situaciones de la vida, incluso frente a las dificultades por las que pasan las personas, más aún, nuestros amigos o familiares.
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El video de este post, se aproxima al tema de la empatía con algunos buenos ejemplos, basándose en parte de una charla llamada «The Power of vulnerability» de la Dra. Brené Brown, profesora investigadora de la Universidad de Houston, evento realizado por la institución inglesa RSA (Royal Society for the encouragement of Arts, Manufactures and Commerce).
Ella da 4 cualidades de esta virtud:
1. La perspectiva: que es la habilidad de reconocer que lo que la otra persona está pasando es su realidad, es decir tengo que ser capaz de ponerme en sus zapatos, y escucharla.
2. No juzgar: que implica mirar al otro con misericordia, no desde un estrado de superioridad, sino como amigo, buscando su bien.
3. Reconocer emociones en la otra persona, ser asertivo y sentir con ella, enfocado.
4. Tener la habilidad de comunicarme apropiadamente con el otro, con el tono de voz adecuado, con las palabras bien elegidas, a veces solo haciendo silencio, o a través de un gesto.
La empatía, empuja a la conexión, y por el contrario la simpatía, empuja a la desconexión, pues viene a ser un tratar de conectar pero no naturalmente sino forzadamente, y por lo tanto, perdiendo el foco de la persona y no siendo capaz de ponerme en sus zapatos. Es como cuando alguien comparte algo doloroso con nosotros y tratamos de ver el lado bueno, “pintándole” la realidad de colores muy bonitos y brillantes. A veces tendemos a tratar de hacer que las cosas sean mejor, y ¡está bien! pero es importante que entendamos que a veces las cosas no se arreglan tan fácilmente. Una respuesta no va necesariamente a mejorar las cosas.
La Dra Brown menciona además que «empatía es sentir con la gente». Y yo iría más allá aún. Esta palabra, de hecho viene de la raíz griega “pathos”, que significa “sufrimiento”, “pasión”, es decir que implica un “sufrir-con” alguien. Sí, sentir, escuchar y ponerme en sus zapatos; pero sobretodo hacer el esfuerzo por experimentar de primera mano aquello que la otra persona vive, a veces sin entender todo, pero estando allí presentes. De hecho, nuestro mejor ejemplo de esa empatía, es Jesús que, como dice el Concilio Vaticano II en la Gaudium et Spes 22, «trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre». Y por supuesto, sufrió hasta el extremo para nuestra reconciliación.
«En un mundo, a menudo duro con el pecador e indulgente con el pecado, es necesario cultivar un fuerte sentido de la justicia, de la búsqueda y el poner en práctica la voluntad de Dios. Ante una cultura de la indiferencia, que con frecuencia termina por ser despiadada, nuestro estilo de vida ha de estar lleno de piedad, de empatía, de compasión, de misericordia, que extraemos cada día del pozo de la oración» (Papa Francisco, Misa de Nochebuena del 2015).
No hay mejor “serie” que compartir con los que nos rodean que la propia vida. Y sí, a veces será una de drama, otras de comedia y hasta a veces una romántica. Pero debemos hacer ese esfuerzo por ponernos a caminar con el otro (como lo hizo Jesús) pisar juntos las piedras del camino. No basta solo con ponerse los zapatos, hay que actuar más, comprometerse más con los demás y afrontar los problemas y dificultades cara a cara, hombro a hombro. No siempre una buena respuesta puede mejorar las cosas, lo importante es la «conexión».
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