

Quiero empezar diciendo que jamás hubiera podido imaginar a mi abuelo durante sus años mozos, sentándose a la mesa a crear todo un alboroto por las calorías del plato de comida que le ponían en frente. Imaginen a sus padres o abuelos diciendo cosas de este tipo: ¡No, no, no te comas ese huevo! ¡piensa en todo el colesterol que estás a punto de ingerir! o ¿acaso estás demente, vas a comerte esas papas fritas?
Hoy todo nos preocupa de una manera absurda y muchos se “cuidan” sin saber lo que verdaderamente significa cuidarse. Hemos tergiversado a tal punto este concepto que ya no encontramos razones coherentes para comer o no comer ciertos alimentos, para ejercitarnos o modificar el aspecto de nuestro cuerpo.
Cabe aclarar que a lo largo de la historia, los cánones de belleza han cambiado, evolucionado (aunque ahora parecen haber mutado). Este video refleja la incomprendida conducta que algunos han adaptado ante tendencias que no duran más de tres meses y que en realidad no tienen fundamento alguno. Piensen en toda esta onda fitness que se esparce por el mundo y que ahora parece ser uno de los requisitos para ser considerado atractivo, interesante e incluso admirable.
El valor del cuerpo
No está mal cuidarse, velar por el bienestar de nuestro cuerpo no es un capricho, es una obligación, pero lo que no está bien es convertir ese “bienestar” en una tragicomedia, en un escudo para ganarnos el reconocimiento y las alabanzas de otros o en una excusa para no llegar a nombrar esa terrible palabra que produce escalofríos: envejecer. Tener una dieta balanceada, hacer ejercicio y procurar estar mejor no es ningún pecado, pero, ¿por qué el afán desmedido por comer sano?, ¿por qué de repente el boom del gimnasio, la zumba, el crossfit?, ¿por qué nos ofrecen en todas partes juventud?, ¿acaso está mal envejecer?
El elixir de la belleza está solo a un clic de distancia. La crema anti arrugas, gordos, ojeras, flacidez, manchas, lunares, pecas, nariz torcida, nalgas caídas ¡ya existe! todo es anti. Es cierto que la idea de envejecer no es emocionante. Está claro que el tema de la muerte es casi innombrable, porque nadie anhela morir o pensar en la idea de tener que seguir adelante sin ese ser amado. Pero nadie habla de lo hermoso que puede llegar a ser vivir sin tanta preocupación, sin tantas restricciones, sin tanto requisito para ser considerado bello.
Ahora hasta se vende mandarina sin cáscara dentro de envases plásticos. Ya pasó de moda eso de pelar la fruta; ahora puedes ir al súper y pagar el triple. Porque no es una mandarina común y corriente, es una mandarina del siglo XXI: moderna, estilizada, especial, única en su especie y – por supuesto sus compradores también son únicos en su especie – . Este es el extremo al que no podemos llegar, o por lo menos ser conscientes de los motivos por los que consumimos.
Seamos conscientes de nuestras decisiones
Seamos conscientes de nuestras acciones, de las decisiones que tomamos y de las tendencias que elegimos adoptar en nuestras vidas. Pensemos en que el dicho de «todo extremo es malo» es cierto y aplicable a cualquier situación. Pensemos que no siempre vamos a tener 20 años, el tiempo pasará, inclemente y silencioso sin darnos tregua alguna de evitar lo inevitable.
Está bien cuidar el cuerpo y el alma que se nos ha dado. Mantener el equilibrio y el balance adecuado para no ser víctimas de nuestro propio descuido y desamor.
De vez en cuando también está bien pensar a dónde nos llevarán los excesos. También está bien comer sin pensar en las calorías o en el ejercicio que debes hacer para quemar esa grasa.
Comparte este video con ese amigo o familiar que vive prohibiéndote el huevo, la carne, la leche, el arroz o las papas fritas. Cuídate. Actúa con moderación. Disfruta y sé agradecido, para que dentro de unos años puedas verte al espejo y sentirte orgulloso de lo que eres.
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