

«La amistad es de los regalos más grandes que una persona, que un joven, puede tener y puede ofrecer. Es verdad. Qué difícil es vivir sin amigos. Fíjense si será de las cosas más hermosas que Jesús dice: «Yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre» (Jn 15,5). Uno de los secretos más grandes del cristiano radica en ser amigos, amigos de Jesús». (Papa Francisco para el encuentro con los jóvenes en la Costanera de Asunción, 2015).
Nuestra naturaleza nos mueve a buscar la amistad de otros y forjar esas relaciones que son diferentes, más profundas, especiales; en donde confiamos la vida a un alguien que también confía la propia a nosotros. No es un canje o un intercambio, es un donar gratuitamente, con amor y al mismo tiempo con alegría. Ofrecer nuestra amistad no es una carga, es un regalo que entregamos gustosos.
Simone, es un fanático del fútbol, y según lo que relatan sus propios amigos, es mucho más apasionado y comprometido que ellos. El vibra con la pelota en la cancha. Por eso es comprensible que frente a la posibilidad de disfrutar de un partido de fútbol como alguien VIP, acepte sin meditarlo previamente. No está traicionando a sus amigos, sólo está dejándose llevar por lo que le apasiona.
Pero no juzguemos a Simone, pues es fácil ponerse en los zapatos de sus amigos y sentirse desplazados. Seguramente muchas veces tú has experimentado que tus amigos son como Simone y te gustaría recriminarlos. –Ni pienses en enviarles este video a ellos para decirles que tú eres como esos buenos amigos que son dejados de lado por un simple partido de fútbol o por otras cosas no tan importantes como la amistad–. Te invito a ponerte en los zapatos de Simone: esas ocasiones en las que has tenido que decidir entre alguna reunión y pasar tiempo con tus amigos (cosa que seguramente haces con frecuencia). Pasa que hay cosas que suenan mucho más atractivas, y además tienen la característica de ser poco habituales en tu vida, oportunidades que no puedes dejar pasar.
Los amigos de Simone saben que es un apasionado. No lo ponen a prueba solo por exponerlo a una situación incómoda. Si te fijas, son ellos los que le consiguen un lugar mucho más VIP del que ya tenía. No solo es la mejor ubicación del estadio, es la ubicación con la mejor compañía.
Como Jesús mismo nos enseñó, ser amigo de mis amigos implica amar sin medida, no celosamente. Amar donándose para que el otro reciba y no para yo tener, por eso el Señor nos enseña que «nadie tiene amor más grande, que quien da la vida por sus amigos» (Juan 15, 13).
Santo Tomás de Aquino, nos explica muy pedagógicamente cuales son las pretensiones de un amistad sincera y nos enumera qué cosas son las que un amigo de verdad quiere para su amigo:Que exista y viva, todos los bienes, hacerle el bien, deleitarse de su presencia y compartir con él las propias alegrías y tristezas, viviéndolas con él con un solo corazón.
Salgamos a conseguir espacios VIP para nuestros amigos, no solo en estadios de fútbol y grandes eventos, sino en nuestra mesa familiar, junto a nosotros en el sofá y en nuestros corazones. Tener amigos siempre paga mejor, ser amigo de mis amigos siempre será mejor negocio que dejarme llevar por aquello que aparentemente se ve más conveniente. Seamos como los amigos de Simone, tengamos amigos como los amigos de Simone.
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