La figura paterna en los últimos años ha venido perdiendo brillo. No es raro escuchar historias de abandono, encontrarse con hijos que han crecido sin un padre y que elevan la figura de su madre casi hacia los altares, y con mucha razón. Estas mujeres criaron solas  a sus hijos.

En un mal entender y despreciar el rol del hombre, no solo el feminismo ha llegado a extremos, sino que también muchas mujeres (sin considerarse feministas) afirman que no necesitan de un hombre, ni siquiera para tener hijos. Y en cierto sentido podría ser así, nadie puede obligar a nadie a incorporar a otro en su vida. Con las tecnologías de fecundación asistida, el tener un hijo “sin padre”, o mejor dicho con padre anónimo, es una realidad. Tener un hijo sola, por el simple hecho de querer ser madre no es suficiente. Tal vez mucho no sean conscientes pero una decisión así atenta contra los derechos humanos del propio hijo: el derecho a tener un padre y derecho a conocer su origen.

Con todo esto, pareciera que un grupo no pequeño de hombres se van creyendo el cuento y empiezan a desligarse no solo de su responsabilidad, sino de la belleza, del don y de la importancia de ser padre, pierden en la vida y además se pierden a ellos mismos.

*La letra de la canción está traducida al final de este artículo.

La imagen del padre no es algo accesorio, no se trata de un simple donante o de un proveedor de bienes. La imagen del padre cala profundamente en la vida del hijo. Le la forma, le confiere identidad. El padre es, al igual que la madre, un formador insustituible. Y desde su ser hombre, diferente a ser mujer, enseña y marca a sus hijos de una manera en que nadie más podrá hacerlo. Es tan así, que cuando la figura paterna falta, los hijos siempre buscarán una figura masculina a quién tener de referencia: el abuelo, un tío, un maestro, un amigo.

El video que les presentamos hoy contiene una carga emocional muy fuerte, y es justo esta emoción que presentamos la que nos da luces de lo difícil que es crecer sin un padre y de lo importante que es en la vida de un hijo. De lo duro que es el abandono y del anhelo tan grande por un amor paternal. Las lágrimas que observamos en uno de los jurados, Keith Urban, no son lágrimas de simple emotividad, él evoca a su padre, un padre bueno que hacía pocos meses había fallecido.

La intérprete, Kelly Clarkson, visiblemente embarazada indica que la emoción que siente viene de la propia condición de su embarazo, pero vaya que es difícil cantar una  historia así. Gritar al mundo el dolor de haber crecido sin padre, sin un amor que tanto deseaba, un amor que en parte empieza a ser reconciliado por la figura de su esposo, el padre de sus hijos. Necesita de otro hombre para poder reconciliar esa pérdida. No habla de su mamá, habla de su esposo que ahora también es padre.

En la letra de la canción podemos reconocer también a otro padre, el Padre por excelencia, nuestro Dios que nunca falla, que siempre está, que no abandona. Un padre que no solo provee, sino que forma, acompaña y ama de una manera personal. Un padre que debería ser la imagen de todos los padres.

Pieza Por Pieza

«Y todo lo que recuerdo es tu espalda caminando hacia el aeropuerto, dejándonos a todos en tu pasado. Viajé 2.400 kilómetros para verte, rogué que me quisieras, pero no quisiste. Pero pieza por pieza él me recogió desde el suelo donde abandonaste las cosas. Y pieza por pieza él cubrió los agujeros que quemaste en mí. A los seis años y ahora, Él nunca se marcha, Él nunca pide dinero, Él cuida de mí, Él me ama. Pieza por pieza Él restauró mi fe en que un hombre puede ser bueno y un padre puede permanecer y  todas tus palabras no tienen valor. Hice algo de mí mismo y ahora quieres regresar pero tu amor no es gratis debe ser ganado. Antes no tuve todo lo que necesitabas así que yo no tenía valor. Pero pieza por pieza, él me recogió desde el suelo donde abandonaste las cosas. Y pieza por pieza él cubrió los agujeros que quemaste en mí. A los seis años y ahora, él nunca se marcha, él nunca pide dinero, él cuida de mí, él me ama. Pieza por pieza Él restauró mi fe en que un hombre puede ser bueno y un padre puede permanecer. Pieza por pieza… Pero pieza por pieza caí desde el árbol,  nunca la dejaría a ella como tú me dejaste a mí. Ella nunca deberá preguntarse por su valor, porque a diferencia de ti yo la pondré por delante de todo. Él nunca se marchará, él nunca pedirá dinero, él cuidará de las cosas, él me amará. Pieza por pieza él restauró mi fe en que un hombre puede ser bueno. Y un padre debería ser genial. Pieza por pieza…».