valor de la vida

La vida es bella y tiene un inmenso valor. Hay tanto que agradecer, tenemos la oportunidad de realizar nuestros sueños, de estar al lado de los que más queremos, de apreciar un nuevo amanecer.

No obstante, si padeces una grave o limitante enfermedad, te encuentras deprimido por la muerte de alguien cercano a ti, no hallas valor en tu vida, en tu existencia o sientes que las cosas van de mal en peor, te puede parecer que es muy fácil ser entusiasta dado que no estoy en tu lugar.

Por eso, te invito a observar este video de un programa muy conocido a nivel mundial, America’s Got Talent:

* Puedes activar los subtítulos automáticos en Youtube.

No sé tú, pero las palabras de la joven concursante me impresionaron e hicieron meditar sobre qué haría yo en esa circunstancia. En consecuencia, resalto algunas frases que ella expresó y que pueden servirnos de reflexión.

Está bien estar perdido a veces. No hay ser humano a quien no le toque sufrir en mayor o menor medida, por lo tanto, al referirme a estar perdido a veces, significa tener dudas de las decisiones a tomar cuando llega la tempestad, debido a que cada uno pasa por un proceso de manera diferente dependiendo de su personalidad o de la delicadeza de la situación.

Ante una adversidad es probable que la primera reacción sea exclamar «¿Por qué a mí?». Sin embargo, negar o rechazar lo que nos sucede, intentar huir de nuestro presente, no lo cambia ni lo soluciona.

Solo cuando aceptamos lo que nos ocurre es que damos el primer paso, pese a que no podamos evitar el sufrimiento, es distinto si encontramos sentido a lo que estamos atravesando. «El sufrir es de todos. El saber sufrir es de pocos» (Padre Pío de Pietrelcina).

¡La vida tiene valor! Somos mucho más que las cosas malas que nos pasan

Jane Marczewski pronunció esta frase ante el jurado, después de ser abandonada por su esposo, en uno de los momentos más dolorosos, además de tener que batallar contra el cáncer tres veces, con fases de recuperación y deterioro, e incluso con un 2% de opciones de supervivencia.

Ella sacó fuerzas y siguió, aprovechando cada instante con optimismo y esperanza. «Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque vas conmigo» (Salmo 23,4).

¿Cuál es la actitud que adoptamos ante situaciones complejas? Depende de nosotros, si nos rendimos o con la ayuda de Dios, tenemos el coraje de continuar, con la esperanza puesta en Él.

«Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera» (Mateo 11, 28-30).

No podemos esperar hasta que ya no sea difícil, para decidir ser feliz. Como dijo Nightbirde, sobre su estado de salud. «Un 2 por ciento no es un 0 por ciento. El 2 por ciento es algo y me gustaría que la gente supiera lo increíble que es».

Su música y sus mensajes fueron sus medios para trasmitir su alegría a los demás. Si seguimos vivos se debe a que hay un propósito. Todos tenemos una misión que realizar, por eso hemos sido creados.

Los cristianos sabemos que el sufrimiento de la mano de Jesús tiene sentido, aunque no lo entendamos. Miremos a Cristo crucificado, fue necesaria la cruz a fin de llegar al gozo de la resurrección.

Apoyémonos en los demás

Al leer la historia de los santos, encontraremos a varios que pasaron por enfermedades terminales como Teresita del Niño Jesús y su madre María Celia Guérin o San Ezequiel Moreno (intercesor por los enfermos del cáncer) que afirmaba: «Me he puesto en manos de Dios. Él hará su santa voluntad. Hay que descansar en lo que Él quiera hacer».

Recuerdo a un familiar muy cercano que tuvo la misma enfermedad que la cantante ya mencionada, padeció con mucho amor, en oración, vida de sacramentos. En fin, fue un gran ejemplo de alegría pese a la cruz y al sufrimiento.

Es que cuando sientes derrumbarte, pero animas y ayudas a los demás con desinterés, te das cuenta de que tú eres el que más se beneficia, ya que hasta con una sonrisa puedes dar testimonio de tu fe. Es posible que nuestro presente no sea el que anhelamos. No obstante, hay muchos con una vida perfecta en apariencia, pero alejados por completo de Dios.

Siempre la vida tiene valor. La enfermedad y los padecimientos pueden ser el medio para acercarnos más a Él. «Pues por la momentánea y ligera tribulación nos prepara un peso eterno de gloria incalculable» (2 Corintios 4,17).

Siempre recurramos a Jesús en la confesión y en la Eucaristía

Tengamos como meta, el Cielo, la Patria Celestial. Contemplemos la imagen de la Santísima Virgen María. Pensemos en el dolor que sintió al observar morir a su Hijo, que Ella nos refugie bajo Su Manto.

Recuerda, Dios nunca va a permitir que pasemos por algo que no podamos soportar, el Señor es nuestro refugio, en Él encontraremos la verdadera felicidad.

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