qué es la sexualidad

¿Recuerdas tu primer día en la escuela?, ¿o tu primer viaje en avión?, ¿y qué hay de tu primer día en la playa? Todos hemos pasado por una primera vez en que hemos intentado algo en nuestra vida y eso marca muchísimo nuestro corazón.

Es algo que nos transmite este video «Noodle First» de Noodles & Company, cuando habla de lo importante que puede ser cada «primera vez».

El recuerdo que nos queda influye muchísimo en cómo volveremos a acercarnos a esa experiencia. En este contexto, valdría la pena preguntarse si ¿has pensado en la primera vivencia de tus relaciones sexuales cómo quieres que sea (o cómo fue)? De eso te quiero hablar hoy.

Las personas guardamos memoria

Muchas veces hemos escuchado la idea de «experimentar» en el ámbito de la sexualidad. «Probar cosas nuevas», como dicen algunos. La mentalidad del mundo actual con el que nos toca lidiar hoy día nos invita mucho a «intentar» lo nuevo y a sentirnos «libres» de hacer lo que queremos con nuestro cuerpo y con nuestra sexualidad. El eslogan de «que nadie te diga que hacer» cada vez parece ser más serio.

Sin embargo, cada vez descubro más cómo estas propuestas del mundo con respecto a la sexualidad (y en general) nos reducen más y más como personas. En el video que les compartimos encontramos un señor que ha llevado un registro fotográfico de las veces en que ha comido un tipo de pasta por primera vez. Le pide a una colaboradora del lugar que le tome una foto de su plato de comida de fideos, a lo que ella responde preguntando «¿Has hecho esto antes?».

Para responder, el señor saca un álbum fotográfico donde le cuenta las diversas experiencias que ha tenido comiendo diferentes tipos pasta por primera vez.

Luego de mostrarle todo su álbum fotográfico y de dar un par de explicaciones, la señora le muestra un collar con un corazón que tiene colgado. Dentro del corazón hay una imagen de macarrones. Entonces, le dice «This is mine». Es decir, «esta es la mía», su primera experiencia con la pasta.

Todo lo que ha pasado por nuestro corazón nos marca

Al igual que la experiencia del video, «todo se puede experimentar por primera vez una vez». Todo lo que vivimos en nuestra vida personal, queda grabado en nuestra memoria; más aún cuando es la primera vez y la recordaremos por siempre.

La palabra recordar tiene dos palabras en uno: «Re» que significa «volver» y «cordar» que viene del latín «cordis» que significa corazón. Recordar es el arte de volver a pasar por el corazón algo que ya estuvo ahí.

Lo que no nos dicen en el mundo – que nos ofrece una gran «variedad» de opciones para vivir nuestra sexualidad -, es que todo aquello que toca nuestro corazón va a guardar una memoria en nuestros cuerpos, en nuestra mente y en nuestro espíritu.

Somos una unidad bio-psico- espiritual, y, por tanto, ante cada experiencia que vivimos, reaccionamos como una unidad, no por partes. Muchas veces, cuando se trata de hablar de moral, pensamos que no son tan importantes los errores que podamos cometer, pues igualmente Dios nos perdonará.

¡Y es verdad! Jesús mismo nos invita a perdonar hasta setenta veces siete (Mt. 18,21). Cuantas veces sea necesario pedir perdón a Dios lo haremos, y sabemos que su misericordia no conoce límites.

Sin embargo, la cuestión de fondo no es pensar «hasta cuándo Dios me va a querer perdonar». El punto es comprender cómo nuestras acciones y decisiones, cuando son contrarias al amor, tarde que temprano lacerarán nuestro corazón.

Nuestro interior se va volviendo más y más como una hoja de papel que se arruga y se arruga y, aunque queramos plancharla y restablecerla, no volverá a quedar igual.

¿Qué tiene que ver la importancia de recordar nuestra dignidad con el valor de la sexualidad?

A todos nos ha pasado a lo largo de nuestra vida que hubo cosas que no pudimos hacer hasta cumplir cierta edad: manejar el auto de la casa, ir a una discoteca por la noche, tomar bebidas alcohólicas, etc. Todo esto, ¿con qué fin? ¿Es porque manejar un automóvil es malo? O ¿ir a la discoteca con nuestros amigos es algo inmoral?

No. Es porque hasta cierta edad no tenemos la comprensión de la realidad y la madurez necesaria para poder estar en estos lugares con plena conciencia de lo que significan.

De igual manera, aunque nos veamos muy grandes en edad, muchas veces nuestra madurez espiritual no está tan desarrollada como para entender que todo aquello que vivimos nos marca… y mucho.

El diálogo no está en torno a si Dios me perdona o no me perdona, sino en cómo nuestro corazón fue creado para un amor pleno, total, libre. Muchas veces pensamos que este tipo de acciones no van a repercutir sobre nuestras vidas, pues ignoramos el hecho de que nuestro corazón fue hecho para el amor, no para el uso.

¡Cuántas heridas quedan en nuestro interior cuando hemos tomado opciones o decisiones para las cuales no hemos sido hechos! Y después experimentamos sus consecuencias.

Cuidemos nuestros corazones y ayudemos a otros a cuidar el suyo, para que nos aseguremos de que el otro siempre sea amado. Cada persona es un fin en sí mismo, digna de ser amada y abrazada. No somos un medio para ser utilizados.

Roguemos a Dios que nos conceda la apertura de corazón necesaria y la pureza interior para poder abrazar esta realidad.

Los autores Gary e Isabela cuentan con un proyecto, Volver a lo esencial, donde tratan más temas sobre el amor humano.