

La creación de Dios es perfecta. Toda la creación nos habla de un Dios que nos ama, que nos cuida, que creó todo cuanto existe con infinito amor y misericordia. Somos capaces de contemplar la creación y exclamar «Laudato Si Mi Signore». Tanto nos ha amado el Señor que pinta el rocío y el ocaso, que entona junto a las aves las más hermosas melodías de amor para nosotros, su predilecta creación.
Todas son criaturas del Señor, pero a ti y a mí nos hizo sus hijos. Somos fruto de un suspiro de amor de un Dios que con locura nos ha amado. Toda la creación fue hecha en orden y a servicio de nosotros, la creación predilecta del Señor.
Somos un dibujo perfecto del artista más increíble, el mismo Dios.
Hombres y mujeres somos creación perfectísima de este Dios loco de amor por nosotros. Y, si bien somos diferentes – porque lo somos -, en dignidad somos iguales.
Es por esto que quiero invitarte a que juntos descubramos el inmenso don que es la mujer para el mundo, para la sociedad y para la familia.
Es mi deseo que, desde mi perspectiva de hombre, logre hacer justicia al inmenso don y la inmensa dicha que es que el Señor haya creado con infinito amor a la mujer.
Espero que aquella que es madre, hermana, esposa, hija, jefa, ingeniera, doctora, educadora, etc. encuentre en estas palabras un justo reconocimiento y toda nuestra gratitud. ¡Mujer, tu presencia en este mundo adorna el inmenso jardín de Dios!
La mujer: una obra de amor extremo que ha hecho el Señor



Si hablamos de una creación predilecta y hermosa, la mujer es, evidentemente, una obra de amor extremo que ha hecho el Señor. Lo expreso sin temor a sonar exagerado: Dios, cuando creó a la mujer, no hizo otra cosa más que sonreír.
En una sociedad que con ideologías ha instaurado que hombres y mujeres deben competir, que hombres y mujeres viven para ser superiores unos con respecto al otro, debemos detenernos a contemplar el grandísimo y hermoso misterio de la creación de Dios.
Descubramos juntos la dicha y lo grande que ha sido Dios al crear a la mujer. Te invito a que nos adentremos en este misterio, sublime, hermoso y profundo a la vez.
Que aprendamos que, aunque el mundo nos llame a competir, hombres y mujeres somos un equipo perfecto y hermoso, un equipo que en armonía es capaz de componer las más hermosas melodías de amor en honor a Dios.
La mujer da armonía a la creación



¡Qué armonía a la creación le has dado mujer! ¡Qué hermoso regalo de misericordia ha sido tu creación! Ver la grandeza del amor de la mujer adorna la hermosa creación del Señor.
Pienso en aquella que es madre y ama abnegadamente; recuerdo a aquella mujer que es esposa, a aquella que es doctora, educadora; a aquella mujer que, sea cual sea su vocación y su misión, pone el corazón en cuanto hace.
La pasión, la entrega y el amor puestos por la mujer armonizan y humanizan a una sociedad que tan endurecida está. Es un don hermoso contemplar cómo la mujer ama (y ama en totalidad). Para el mundo es una dicha inmensa ver la pasión que ponen las mujeres para lograr sus metas y objetivos.
Las mujeres tienen una capacidad de observar y de interiorizar las cosas – así como otros talentos – de la cual los hombres tenemos mucho que aprender.
La mujer es el corazón de la sociedad



La dulzura, la atención al más mínimo detalle, la pasión, la entrega, la capacidad de percibir lo que otros necesitamos, la caridad, son cosas que las mujeres tienen y que hacen que la sociedad sea más humana y no se endurezca.
Mujer, en medio de este mundo, tú eres el corazón. No dejes de latir, no dejes que nada ni nadie arrebate tu esencia. No permitas que nada cambie lo increíble que eres. Contempla en la Virgen María lo que Dios quiere de ti; contempla cómo tú eres tan necesaria y tan valiosa en medio de este mundo que te necesita.
Tu capacidad de amar, tu tendencia a lo interior, a lo espiritual, a la meditación, al silencio, al recogimiento, es lo que esta sociedad está necesitando.
Los latidos de tu corazón serán los latidos de la sociedad que, en medio de relativismos, de prisas y de ruido, se están perdiendo. Es necesario que tu presencia haga latir a la sociedad, que todos seamos capaces de amar y tener la pasión que ustedes, las mujeres, transmiten.
«No es bueno que el hombre esté solo»: ¡Somos un equipo perfecto!



No debe suponer esto una carga. Quiero decir que a veces se ha creído que la mujer es quien debe llevar consigo la carga de educar, de cargar con toda la responsabilidad en cuanto a lo afectivo. La realidad es que los hombres debemos aprender y debemos buscar el complemento perfecto con la mujer. Tan distintos, pero tan complementarios a la vez, hombre y mujer somos capaces de formar el más increíble equipo.
Hombres, ser complementarios no quiere decir que la mujer debe cargar con el peso de aquello que nosotros no somos capaces de hacer. Dejemos de lado ya ese «yo soy así porque soy hombre». Empecemos a formarnos responsablemente, a entender que la complementariedad exige esfuerzo, consciencia y deseo de ser mejores.
Se ha hecho creer que bajo el título de hombre se pueden justificar muchas deficiencias y cosas que, si nos esforzáramos, podríamos pulir.
Bendita complementariedad entre hombres y mujeres, aquella que explota lo mejor de ambos. En lugar de suponer una carga, supone un descanso, un alivio, una dicha de tener al lado alguien que camina en el mismo horizonte.
Esto aplica no solo en lo afectivo, sino en todo tipo de relación social e interacción entre hombres y mujeres.
¡Mujeres, no siento que me alcancen palabras para exaltar lo bendecidos que somos de tenerlas! Solo me queda elevar al Cielo un agradecimiento por la vida de todas ustedes.
Si los temas relacionados con la mujer, su identidad, su valor, su rol en la familia, en la sociedad, la Iglesia y el mundo te interesan… Definitivamente, debes participar en nuestra tercera edición del congreso virtual para mujeres «Auténtica».
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En él conocerás a mujeres maravillosas y descubrirás las herramientas que necesitas para potenciar tu talento femenino, encontrar el balance de vida que anhelas y ser protagonista del cambio que quieres ver 🙂
Que bendición y que regalo de parte de nuestro Dios, es escuchar este tipo de pensamientos desde la mirada de un hombre. Cuando tantas veces fuimos maltratadas no soll en lo físico sino con las palabras ,y desvalorización, insultados, reprimidas, humillada y ka lista puede seguir.
En un momento de mi vida creí qyera tido eso que ne decían y mi vuda estaba en un piso oscuro,pero ka misericordia de Diis escuchó mi grito suplicante y ne rescató. Hoy todavía intento poner en orden mi vuda ,seguir recuperando mi identidad y pero que no encontrar ese compañero de camino que me vea y ne valore por la creación de Dios que soy.
Gracias pir este nuevo congreso, yo hice el anterior, y no quiero perderme este. No quiero perder más días de mi vida en ka chatura u rl encierro, quiero seguir desplegando mis alas y volar hacia el plan de Dios para mi
El Señor los bendiga!!!