

La iniciativa británica “The School of Life” nos presenta un video para la reflexión. Cabe destacar que el tema de esta vez, el amor, es abordado desde una perspectiva (en mi opinión) con tintes negativos: el Amor verdadero, no existe. Es importante, sin embargo entender: ¿De dónde viene esta perspectiva? ¿Será real tal afirmación?
En nuestro mundo actual se vive esa “cultura del descarte”, donde no hay espacio para el compromiso, para lo duradero. Sin embargo, a pesar de su perspectiva en negativo, el video apunta a experiencias profundas que toda persona anhela: “encontrar a la persona adecuada”, “vivir en compañía”, “amar de verdad”, etc. Aunque la conclusión es que no existen tales cosas (a pesar de que las anhelamos).
Al ver la realidad, encontramos muchos jóvenes desilusionados del amor. Las experiencias negativas, los errores humanos, opciones por el mal o traición de sus parejas, han llevado a que muchos piensen que el Amor de verdad, no existe. Piensan que es sólo una reacción química, que no dura, que nos han engañado con tantos cuentos de finales felices. Por lo tanto, como no existe, vivo esas relaciones “descartables” con quien se cruce por mi camino. Utilizo a alguien para tener placer, hasta que me canse (o ya no me dé tanto placer), desecho y busco otra pareja para aplicar el mismo proceso.
«Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que, además, se promueve» (Papa Francisco, Evangelii Gaudium 53).
Pero volvamos a los anhelos. Pienso sinceramente que si Dios los ha puesto en nuestro corazón, ¡no ha sido en vano! Ha sido para poder saciarlos bajo la responsabilidad de nuestras acciones y decisiones, y siempre, acudiendo a Él. Estamos creados para lo grande, para la felicidad, para vivir en compañía, no para sufrir en este mundo (que exista el sufrimiento, es parte del trayecto, no es un fin en si mismo). Estamos creados para abrirnos a la otra persona, para el compromiso, para lo eterno.
S.S. Benedicto XVI en la encíclica Caritas in Veritate, ilumina esta realidad del Amor: «A la luz del misterio revelado de la Trinidad, se comprende que la verdadera apertura no significa dispersión centrífuga, sino compenetración profunda. Esto se manifiesta también en las experiencias humanas comunes del amor y de la verdad».
Sabemos pues, que el verdadero Amor no es ni remotamente parecido a lo que señala el video, sino por el contrario: es liberador, te hace realmente feliz, y tiene una particular referencia a Dios. ¡No nos engañemos! ¡Nuestro corazón reclama conquistar los grandes ideales que anhelamos, no nos contentemos con migajas!
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