hijo prodigo

La parábola del Hijo Pródigo no es una linda historia perdida en los Evangelios sino una realidad que se repite en la vida de cada hombre de distintas maneras. Este video recrea esta parábola con imagenes nuestras, con objetos y situaciones que nosotros también, alguna vez o aún, nos han hecho olvidar a Dios y alejarnos de él. Sin embargo creo que la genialidad de una recreación de este tipo no está en evidenciar el pecado y la indiferencia ante de Dios, sino darle una nueva fuerza visual –y por lo tanto más real y más humana– a la misericordia de Dios en la figura del Padre de este video. Es una alegría desbordante y agitada que nos habla de un Dios cercano y preocupado, de un Padre amoroso al cual se le puede tachar de todo menos de «abstracto» o «lejano». Cuando uno se pone a pensar que fue a través de esta parábola que Jesús quiso que conocieramos mejor la misericordia de Dios a uno, por lo menos, se le quiebra algo por dentro… Esto tiene mil consecuencias en nuestra vida cristiana. Se me ocurre por ejemplo revalorar un poco más el sacramento de la confesión. Aquellos que dicen: «¡ah!, ah! soy católico pero me confieso directamente con Dios!» no han entendido bien el cristianismo. Dios quiere salir corriendo a tu encuentro para perdonarte, y no solo eso, quiere ponerte un anillo y cenar contigo el mejor cabrito, es decir, quiere que te sientas realmente perdonado!, No basta un encuentro genérico (no te basta a ti!) sino un encuentro con Alguien, con Cristo a través de un sacerdote, de un «Alter Cristus». No es una invención mía, ese es el modo que Cristo quiso desde siempre: «A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos»( Jn 20, 23).