

Lo prometido es deuda, hoy les comparto la segunda entrega de algunas de las partes que más me impactaron luego de tener la oportunidad de asistir a la conferencia con el sacerdote Greg Boyle, quien es fundador de «Homeboy Industries» en California, merecedor de múltiples premios, y además autor de dos libros: «Tattoos on the heart» (Tatuajes en el corazón) y «Barking to the choir: the power of radical kinship» (Ladrando al coro: el poder del parentesco radical).
Si te perdiste la primera parte, no te preocupes, puedes encontrarla en este link. Y para escuchar el valiente testimonio de los dos jóvenes de los que hablaré hoy, puedes ir directo al minuto 58:08 segundos.
Dos hombres jóvenes suben a la tarima a contar sus testimonios
Sus nombres son Larry y José Echeverría. Larry fue un pandillero en Los Ángeles, cuenta cómo su madre los crió a él y a sus dos hermanos, y cómo su padre fue a prisión desde que él tenía cuatro años de edad. Empezó a fumar PCP cuando tenía 12 años, y en ese proceso de usar drogas hizo muchas otras cosas de las cuales no se siente orgulloso, por lo cual fue a la cárcel al cumplir 21 años de edad. Allí se encontró de nuevo con su padre, quien aún permanece en la cárcel. Al salir de allí, «Homeboy Industries», la obra del sacerdote Greg Boyle, le dio una oportunidad para trabajar y reintegrarse a la sociedad.
Dice que hoy está agradecido y se siente bendecido por tener la oportunidad de volver a los mismos ambientes donde él estaba siendo destruido, y ser un vaso de sanación para otros. Comenta que, debido al dolor y al sufrimiento que él mismo sentía, solía culpar a su padre por todo lo que le sucedió y por no estar allí para él, pero al poder verlo de nuevo, abrazarlo y darle un beso mientras estuvo en prisión, sintió como si todo ese dolor y rabia se disolvieran en segundos.
Sin embargo, estos sentimientos regresaron al salir de la prisión, hasta que su padre y él pudieron comunicarse mejor, y descubrió que su padre también había sido abusado y lastimado en el pasado, y que no sabía cómo ser un buen padre. Hoy en día, está feliz de ser parte de algo grandioso en «Homeboy Industries», donde ha podido experimentar el amor y el cariño incluso por parte de quienes fueron en el pasado sus enemigos de otras pandillas, y ahora lo abrazan y le dan la bienvenida.
Un nuevo hogar y una nueva misión
Termina diciendo que ha encontrado en el padre Greg Boyle y en su obra un verdadero lugar al que puede llamar hogar, donde se siente amado y donde quiere dar de aquello que ha recibido. La historia que nos contó José la pueden encontrar en español en este link.
Aquí están algunos de los mensajes que el padre Greg transmitió en su conferencia, que semejaba más la conversación informal y divertida que se puede tener con un amigo o con un abuelo, pero que al mismo tiempo tenían un significado profundo y reflexivo. De la mano de Dios, todos queremos imaginar el círculo de la compasión, e imaginar que nadie debería quedarse por fuera de ese espacio. Así que estamos llamados a desmantelar las barreras que lleven a la exclusión de ciertos hermanos.
También estamos llamados a luchar por aquellos que viven en la pobreza, los indefensos, a quienes su dignidad les ha sido negada, o quienes tienen cargas superiores a las que puedan llevar. Pero de vez en cuando, se nos da el privilegio o la «lotería», de permanecer al lado de los estigmatizados de manera que la estigmatización pueda ser detenida, o al lado de quienes son considerados «desechables» de modo que podamos ver el día en que como sociedad dejemos de desechar seres humanos.
Todos somos hermanos
El objetivo es reconocer el parentesco o la afinidad que tengo con los demás seres humanos, el ver en el otro realmente a mi hermano. Sin eso no puede haber paz, justicia ni equidad, sin importar cuanto luchemos por alcanzar esos nobles ideales de
manera individual, la verdad es que nunca lo podremos lograr a menos que reconozcamos que tenemos que trabajar juntos por estos ideales.
La madre Teresa diagnosticó correctamente la enfermedad de la humanidad cuando sugirió que el mayor problema del mundo es que hemos olvidado que nos pertenecemos el uno al otro. Así que veamos a los marginados tratando de crear esa cultura de hermandad, pero ten cuidado si piensas hacer algo así, porque el mundo te dirá que lo único que estás
haciendo es perder tu tiempo. Si vas a empezar a servir en cualquier contexto, debes saber que no hay una separación o distinción entre aquellos que sirven y quienes son servidos.
Tú no vas a los marginados para salvar a nadie porque esa no es tu misión, ni para hacer la diferencia, vas a esos lugares donde están las personas marginadas para que ellos te hagan diferente, porque no hay nada que nos separe de ellos. Que Dios nos permita servir con este sentido de humildad y con esta visión más amplia del mundo que el padre Greg Boyle nos sigue enseñando. Sirviendo a aquellos a quienes han sido y continúan siendo marginados por nuestra sociedad.
0 comentarios