La Cruz, ¡la Santa Cruz!, pesa. —De una parte, mis pecados. De otra, la triste realidad de los sufrimientos de…
La Cruz, ¡la Santa Cruz!, pesa. —De una parte, mis pecados. De otra, la triste realidad de los sufrimientos de…
Me alzaré y rodearé la ciudad: por las calles y las plazas buscaré al que amo… Y no sólo la…
El anhelo de estar en la paz eterna es bueno, es santo; pero es necesario moderarlo con la completa resignación…
Estoy perdido, sí, perdido en lo desconocido. Estoy privado de todo. Pero estoy decidido, aunque no encuentro consuelo, a seguir…
Conócete por indigno de la divina consolación, y más bien digno de ser atribulado. Cuando el hombre tiene perfecta contrición,…
Rechaza esos escrúpulos que te quitan la paz. No es de Dios lo que roba la paz del alma. Cuando…
Recuerda que la paz del espíritu puede mantenerse también en medio de las muchas tempestades de la vida presente; sabes…
Jesucristo tiene ahora muchos amadores de su reino celestial, mas muy poquitos que lleven su cruz. Tiene muchos que desean…