Este video que compartimos hoy del señor Jordan Peterson, conferencista e intelectual cada vez más reconocido y «contra corriente» en USA, nos habla de una realidad que nos interpela a todos. ¿Quién no tiene sueños para su vida?, ¿quién nunca pensó en su infancia ser bombero, piloto de avión, ir a la luna, ser policía o, incluso, sacerdote? Los sueños son como metas que nos impulsan y nos mueven a luchar por nuestra felicidad.

El que no avanza retrocede

Todos conocemos esa máxima. No existe un «estado» en el que ni avanzamos, y tampoco retrocedemos. Si no nos esforzamos por avanzar, si no tenemos, aunque sea mínimamente, la sensación de que estamos avanzando, estamos retrocediendo. ¿Por qué? Peterson deja muy claro que, el mundo sigue y sigue hacia adelante. Por eso, si no sigues la «corriente» y no quieres avanzar junto con el progreso, te quedas atrás. Pero la preocupación que nos transmite Peterson, no es tanto, que el mundo avance más rápido que nosotros, sino que no nos esforcemos por luchar por nuestros objetivos.

Que no nos «tiremos a la piscina», aunque sepamos que cometeremos errores. Cuando empiezas un proyecto, o quieres sacar adelante una meta, obviamente vas a equivocarte. Creer que todo saldrá a la perfección, tan solo por arte de magia, es un deseo ingenuo. Sin embargo, no podemos quedar paralizados por eso. No importa si al comienzo no lo hacemos perfecto. Es normal que al empezar, nos equivoquemos. Pero esa es la única manera de aprender. Aprendemos de nuestros errores, y así, vamos avanzando. Lo peor que podemos hacer es quedarnos dando vueltas sobre una idea, sin tratar de llevarla a la práctica.

Ser humildes y aprender de los errores

¿Quién no se ha equivocado en la vida? ¿Quién puede decir que es perfecto? Eso no existe. Y si vamos a esperar el momento perfecto, el conocimiento perfecto, las variables perfectas…¡nunca vamos a hacer nada! Lo peor es que nuestra experiencia existencial será de profunda insatisfacción y vacío interior. ¡Imagínense llegar a los 45 años, y no haber intentado, por lo menos, dar pasos hacia los sueños que tienes para ser feliz! Lo peor — dice Peterson — es mirar hacia atrás y darnos cuenta que no hemos hecho nada.

«En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, produce mucho fruto». (Juan 12, 24) ¿Qué nos enseña el Señor por medio del Evangelista San Juan? No podemos dar frutos, si es que no estamos dispuestos a morir. ¿Morir a qué? Morir a nuestros miedos, inseguridades de no hacer las cosas perfectas, sin errores, grandiosas a la primera vez. En el fondo, una resistencia a morir a nuestra vanidad y soberbia, pues no queremos quedar mal ante los demás.

Además, estar dispuesto a no ser los mejores en ese «sueño» o «proyecto» que quieras emprender. Muchos tratarán de competir contigo o simplemente, hacer cosas parecidas a la tuya. ¿Y? ¿Cuál es el problema? No interesa si eres mejor o peor. Interesa que luches por tus sueños. Que te esfuerces. Que tengas la experiencia de avanzar y realizarte personalmente. Como dice San Pablo: «Una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús» (Filipenses 3, 13–14). Hay que mirar hacia adelante, y si hemos cometido errores… ¿qué pasa? ¿Cuál es el problema? De todos los errores podemos aprender.

No mirar hacia atrás

No seamos como la esposa de Lot. Nada de mirar atrás hacia Sodoma y Gomorra. Les dijo Dios a Lot y a su familia que huyeran, porque esas ciudades estaban a punto de ser destruidas. «Escapa por tu vida», dijo el Señor, «no mires atrás… escapa al monte, no sea que perezcas» (Génesis 19, 17). Pero la esposa de Lot  miró atrás, y se volvió estatua de sal.

Por ello, olvidemos los posibles errores. Olvidemos los miedos e inseguridades. No miremos hacia atrás. ¡Dá ese salto de a fe! ¡Confía en Dios! No esperes que tus sueños vengan. ¡Búscalos! Ahora te toca a ti. Como dicen en ingles: «It’s up to you!».