Clase de religión: 4 consejos para hacerla inolvidable

Los que se dedican a la educación viven tiempos realmente desafiantes. Las clases virtuales siguen en muchos países y eso significa camaritas apagadas y la gran duda de si los estudiantes están escuchando o están jugando Fornite con el resto de la clase.

Y para quienes son profesores de religión, la película se pone más difícil. Siempre he pensando que las clases de religión son como un espacio que rompe la lógica de la malla formativa porque se hablan de temas como la felicidad, la espiritualidad, el amor, temas que no se tocan en matemáticas o física.

Incluso, muchos profesores, convierten sus clases de religión en experiencias de encuentro con los amigos. Momentos de fraternidad, vivencias de oración, o espacio para que los chicos se escuchen los unos con los otros.

Pero ya no tenemos un aula llena de materiales. Ahora tenemos camaritas apagadas que ni siquiera responden el chat. Auxilio. ¡Por favor!

Quisiera compartir con ustedes, mis hermanos docentes, algunos consejos que me sirven en los talleres que hago con niños y jóvenes en este tiempo de pandemia.

1. Conecta con su vida

Clase de religión: 4 consejos para hacerla inolvidable

Estoy convencido de que si algo tiene que ver con mi vida, captará mi atención. Jesús siempre conectaba desde la realidad de las personas. No solo les hablaba en parábolas para que entendieran sino que les daba lo que ellos necesitaban.

La vida de la gente era el punto de partida que tenía Jesús para transmitir el mensaje del Reino. ¿Estás aterrizando los temas a la vida de los chicos?

¿Los temas que les propones responden las preguntas existenciales que se están haciendo? El problema de no conectar los temas con la vida es que nuestro contenido se vuelve irrelevante, y por eso, nadie va querer escucharnos .

Pero si les hablamos teniendo como punto de partida lo que les preocupa, lo que les duele, lo que les entristece, sus problemas de pareja, sus conflictos con la familia, sus miedos al futuro, sus luchas por su autenticidad. Te aseguro al menos les llamará la atención lo que vayas a decir.

2. Crea espacio para que hablen desde el corazón

Los chicos tienen con quien jugar videojuegos pero no siempre tienen quién los escuche. Te recomiendo mucho que crees espacios para que compartan cómo están, cómo se sienten sus corazones, qué les apaga y qué les enciende la vida.

La clave está en crear espacios de intimidad, elige canciones que decoren la atmósfera, suaviza tu tono de voz, convierte el espacio en una zona segura para el corazón.

Y cuida las preguntas. Evita el «cómo estás», eso hará que todos respondan bien o mal. Mejor pregúntales, cómo está su corazón en tres palabras, o qué les enciende y qué les apaga la vida.

No juzgues sus respuestas, escuchen con el corazón. Hagan un gesto fraterno para quien comparta y disfruten las consecuencias.

3. Ora por sus necesidades

Clase de religión: 4 consejos para hacerla inolvidable

Oren juntos. Pregúntales sus necesidades, el nombre de sus familiares enfermos o fallecidos. Diles que te cuenten sus sueños, que te digan qué les preocupa o qué necesitan.

Con todo ese material, láncense a los brazos de Jesús. Si oramos con lo que nos pasa en la vida, le estaremos diciendo a los chicos que a Dios le interesa sus vidas. Y eso es fascinante.

Porque no verán la oración como un ejercicio de otro mundo. Sino verán que es un puente entre Dios y sus vidas.

4. Preocúpate por ellos

Clase de religión: 4 consejos para hacerla inolvidable

Recordemos el punto de partida. Somos profesores de religión, anunciamos la Buena Noticia, que hay un Padre que los ama incondicionalmente y quiere que sean felices.

Conviértete tú en ese Jesús que los abrace, los consuele, los mire mostrándole su verdadero valor. Los ilumine, los integre, los inspire, los valide.

Que se sientan muy amados por ti, que vean que te preocupas por ellos. Cuando sientan eso, verás que todo lo que les digas en clase, será mucho más relevante porque serás alguien creíble. Eso contagia, eso transforma. Eso hace que conozcan a Jesús.

¡Ánimo. El resucitado está a tu lado, nunca olvides esto!