tiempo

El tiempo: el bien más escaso de la actualidad. Vivimos a mil kilómetros por hora y todo nos estresa. La sociedad de consumo nos consume a nosotros y a todo nuestro potencial interno de crecimiento espiritual que va de la mano del tiempo que le dedicamos a nuestra familia. Este video presenta una realidad muy dura: ¿cuánto tiempo nos queda de vida para dedicarlo a la familia? Mediante una especie de experimento un grupo de doctores realizan un examen tipo test sobre estilos de vida a un grupo de personas. Después de un tiempo los citan para decirles cuánto “tiempo” les resta. Ellos, claro está, piensan que es de vida. Pero luego, al ver la información que les dan para analizar, se dan cuenta de qué se trata. Los resultados son para poner la piel de gallina. Al final del video, hay un link para hacer nuestro propio cálculo. Hay que atreverse a hacerlo.

Los valores

¿Qué es un valor? Un valor para mí puede ser convertirme en la mejor profesional de mi carrera. O que mis hijos aprendan siete idiomas y que dominen seis deportes. Para mi vecino mis valores pueden ser superfluos. Pero no importa. Cada quien valora lo que quiere. No es lo mismo, por tanto, decir que un colegio educa en valores que en virtudes, por ejemplo.
Cada uno de nosotros tenemos una escala de valores: ¿qué es lo más importante para nosotros en nuestra vida? El ver este video nos debe llevar a reflexionar sobre estas prioridades que nos rigen. No dudo que la gran mayoría no nos hemos sentado a construir una escala de valores a conciencia y guiar nuestra vida sobre ésta; sino que nos hemos dejado llevar por las circunstancias y lo que éstas nos presentan. Todo puede seguir así y no pasa nada. Claro, hasta que llega un día –normalmente muy crítico– en que nos detectan una enfermedad, nos botan del trabajo, un hijo cae en drogas, entre otras tantas situaciones—y comenzamos a reflexionar sobre qué hemos hecho bien y qué hemos hecho mal. ¿Tenemos que esperar hasta ese momento? ¿Por qué no nos sentamos hoy y pensamos cuánto tiempo le estamos dando a lo más importante en nuestra vida después de Dios: la familia?

Pasar tiempo juntos

No podemos negar que el trabajo y la vida social son dimensiones importantes de todos los seres humanos. El hombre mejora o empeora trabajando y, también, dejando de trabajar. Igualmente, el ser humano debe vivir en sociedad para poder crecer. Pero como todo lo que es bueno, se vuelve malo cuando pierde el verdadero sentido para el que fue creado. Poner el trabajo y la vida social por encima de nuestra familia convierte ambas actividades en algo perjudicial. La familia es nuestro primer proyecto de vida. No podemos preferir salir en la carátula de Forbes a tener un cónyuge e hijos felices. ¿De qué serviría tener una casa de 2 mil metros cuadrados si cada uno de nuestros familiares va a estar en cada esquina y no tenemos espacios de encuentro y conversación? ¿Para qué irnos una o dos veces al año de viaje si en el día a día no nos conocemos? ¿Preferimos que nos velen en un cajón de caoba luego de una vida sin amor o que nos recuerden por siempre por haber sido un padre amoroso y que criamos hijos felices?
Hoy se habla de equilibrio entre el trabajo y la casa. Se trata de diferenciar –y de cierta manera nos consolamos con ello –entre calidad y cantidad de tiempo. Pero no existe calidad sin una dosis mínima de cantidad. ¿O no nos quejamos cuando vamos a un restaurante y nos sirven una muestra gratis de la langosta más fina? ¿No nos provoca comer más por más calidad que tenga el plato?

¿Cómo dar cantidad y calidad en un mundo como el de hoy?

No podemos negar que hoy todo es carísimo. Es muy difícil vivir con un solo sueldo para cubrir las necesidades básicas. La mamá también está fuera. Y todo el tiempo estamos preocupados en cómo vamos a llegar a fin de mes. En la mayoría de los casos, dejar de trabajar o hacerlo menos horas no es una opción. Pero hay mucho que se puede hacer para lograr aumentar el tiempo que pasamos con la familia, tanto en cantidad como en calidad.

Les dejamos algunas ideas para reflexionar:

1. Si en un año juntamos vacaciones (30 días), feriados (casi 20 días), sábados y domingos (104 días), estamos hablando de aproximadamente 154 días libres para estar con la familia en exclusivo. Es un tercio del año. ¿Estamos dedicándole ese tiempo a nuestros seres queridos o hacemos planes sin ellos?
2. ¿Cuánto tiempo le dedicamos al trabajo? Si no tenemos la facilidad para salir temprano, cuando llegamos a la casa, ¿compartimos con la familia o nos tiramos en la cama a ver tele y a soñar con que todos estén dormidos y no nos molesten? ¿O nos vamos tres horas al gimnasio? ¿O a tomar unas cervecitas con los amigos de la oficina?
3. ¿Cuántas veces a la semana o a la quincena almorzamos o comemos en familia?
4. ¿Vamos a los eventos importantes de nuestras familias: cumpleaños, aniversarios, bautizos, etc.?
5. ¿Vamos juntos a misa? ¿Rezamos juntos?
6. ¿Conversamos en familia o siempre andamos cansados posponiendo todo para cuando estemos más tranquilos y descansados? Por si acaso, ese tiempo puede que nunca llegue.
7. Finalmente, ¿cuál es nuestra escala de valores? ¿Qué estamos poniendo primero: el auto último modelo o salir a jugar con una pelota muy barata fútbol en el parque con nuestros hijos? ¿Qué creen que recordarán más los niños: la marca del auto o ese tiempo juntos? ¿No hay plata para ir a un restaurante? De repente un par de horas de picnic en el parque con pop corn y fruta pueda ser divertido. O preparar galletas de mantequilla o ver una buena película juntos sea más provechoso que comer en la calle con la bulla y la tensión que produce esas salidas.

La familia es lo más importante. «La verdadera alegría viene de la armonía profunda entre las personas, que todos experimentan en su corazón y que nos hace sentir la belleza de estar juntos, de sostenerse mutuamente en el camino de la vida» (Papa Francisco. Misa de clausura del Encuentro de Familias, en Roma). Pero para estar juntos y lograr esta armonía necesitamos tiempo. Y cada uno de nosotros sabemos cuánto más podemos dar. No esperemos una mala noticia para tomar acción.