

«¡Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido!» (Lc 15:6). Creo que esta es la cita que a muchos nos viene a la mente cuando escuchamos que un conocido se acerca a Dios. El mismo regocijo se experimenta cuando nos enteramos de una persona famosa que anuncia su conversión. ¡Y es que también por ellos rezamos! Por eso, en los últimos días nos puso muy contentos saber que, en una entrevista con Mons. Robert Barron, vimos hablar a Shia LaBeouf de la religión católica y su encuentro con Cristo.
¿Qué ocurrió en su vida para que esto ocurra?
*De momento esta entrevista solo se encuentra en inglés, pero de seguro en los próximos días será posible tenerla disponible en español.
En ese diálogo, habló de cómo la película del Padre Pío le atrajo a la Iglesia. ¡Es increíble cómo Dios crea caminos insospechados! A cada persona, las atrae de una manera muy particular para que, dentro de sus circunstancias, no deje de tropezar con el rostro de Cristo.
Lo mismo ocurrió con otros actores que, entre guiones y tras ensayos, descubrieron una trama divina. ¡Quiero contarte de algunos de ellos!
1. Shia LaBeouf
Aunque ya lo mencioné al comienzo – pues es la historia que más ha resonado en el último par de días -, quisiera contarte un poco más de esta historia. La vida de Shia LaBeouf (en términos espirituales) no dio un vuelco solo con la película del Padre Pío. En el 2014, luego de protagonizar «Fury», manifestó un gran descubrimiento a través de la persona de Cristo.
Recientemente, el actor aceptó la película sobre la vida del Padre Pío con la «intención de salvar su carrera». A modo de preparación, realizó una peregrinación, convivió con frailes y fue acercándose a algo «más grande que él mismo» (como llegó a declarar).
Luego de haber pasado por un momento difícil, hoy día nos dice que esta película ha sido un «milagro» y que «ha salvado su vida». ¡Qué hermoso! ¿No crees? Yo pienso que cada uno de nosotros podría decir lo mismo, al recordar su propio camino de conversión.
Me recuerda a una frase de san Josemaría, que describe el inicio de nuestra amistad con nuestro Señor:
«Un día —no quiero generalizar, abre tu corazón al Señor y cuéntale tu historia—, quizá un amigo, un cristiano corriente igual a ti, te descubrió un panorama profundo y nuevo, siendo al mismo tiempo viejo como el Evangelio. (…) Tal vez perdiste entonces la tranquilidad y no la recuperaste, convertida en paz, hasta que libremente, porque te dio la gana —que es la razón más sobrenatural—, respondiste que sí a Dios. Y vino la alegría, recia, constante, que solo desaparece cuando te apartas de Él».
2. Jim Caviezel
Quizás es la historia que más nos suena, porque ¿quién no se ha conmovido al verlo protagonizar «La Pasión de Cristo»? En algunas de sus declaraciones contó que fue gracias a su esposa que se convirtió al catolicismo. Antes, pensaba que «no tenía tiempo para Dios». Fue ella la que le insistió para que conversara con un joven que volvía de una peregrinación.
Este joven le dijo algo que a mí me impacta: «uno siempre encuentra tiempo para las cosas que ama». Luego le invitó a comenzar a rezar, porque era una invitación que Dios le hacía. Según Jim, fue en ese momento cuando algo comenzó a cambiar en su corazón.
De a poco, comenzó a rezar. Luego, realizó una peregrinación a Medjugorje y fue entonces cuando recibió una gracia especial. Fue ahí donde, según contó, descubrió la belleza del rezo del rosario. ¿Cómo no acercarse (más y más) a Dios si María nos lleva de la mano a Su Hijo?
3. Eduardo Verástegui
Tal vez esta historia ya la conozcas. El conocido actor llevaba una década de carrera cuando se dio cuenta de que sentía un gran vacío. En una entrevista, cuenta que lo que pensaba que le haría feliz y dar paz, resultó ser una mentira.
Fue entonces que decidió «hacer un cine diferente que borre la imagen negativa de los latinos que Hollywood se ha empeñado en perpetuar desde los años 40 hasta el día de hoy», contó. Entonces decidió trabajar solo en proyectos que no ofendieran su fe.
4. Sir Alec Guinness
Mi historia favorita es la de quien hizo de Obi-Wan Kenobi (pero subjetiva, por mi amor a Star Wars). El actor había adoptado el anglicanismo durante la Segunda Guerra Mundial y ya tenía un deseo de vivir en la fe.
Fue cuando su hijo había caído enfermo por poliomelitis, hizo un trato con Dios: se convertiría al catolicismo si Él lo curaba. Seguro adivinas lo que sucedió: el hijo mejoró, él se convirtió.
5. Mark Wahlberg
Nació en una familia humilde y tuvo una juventud fue muy agitada. Consumió y vendió drogas, incluso fue encarcelado por herir a un compañero en una pelea. Fue en la cárcel donde se convirtió. Pasó de la prisión a la fe, donde encontró una gran libertad.
6. Andrew Garfield
Ok, aquí no hablamos de un «actor converso»; Andrew Garfield no ha dicho nada de una «conversión». Pero durante el rodaje de la película «Silencio» de Martin Scorsese hizo algunos ejercicios espirituales y describió esta experiencia como «un proceso de transformación en el que haces las oraciones imaginativas y meditativas con la vida de Jesús, donde te colocas en cada escena [del Nuevo Testamento], al igual que ser un actor».
Luego también expresó cómo se enamoró de Jesús (¿y ese no es un buen inicio para rezar por una cercanía cada vez mayor?).
En una entrevista con America Magazine declaró:
«Me sentí tan mal por [Jesús] y enojado en su nombre cuando finalmente lo conocí, porque todos le han dado tan mal nombre … Y ha sido utilizado para tantas cosas oscuras»
«fue realmente fácil enamorarse de esta Persona, fue enamorarse de Jesucristo. Eso fue lo más sorprendente… Eso fue lo más notable: enamorarse y lo fácil que fue enamorarse de Jesús».
Ya lo sabes, pero, para recordar…
Cuando un hermano se acerca a Dios, podemos cometer el error divinizarlo. Por el hecho de anunciar un encuentro con Cristo, podemos tomarlo como alguien perfecto o pretender que lo sea. Como si ya hubiera llegado a la meta que se espera que uno alcance.
Recordemos que la meta no es convertir a alguien. La meta es llegar al Cielo; un encuentro con Cristo o conversión es apenas el primer paso. Nos puede llenar de alegría compartida y orgullo cuando escuchamos una noticia tan linda, pero a veces podemos, por esto mismo, «decepcionarnos» cuando luego vemos tropiezos.
«¿No era que se convirtió?», «¿por qué hizo, entonces, esto…?», «¡pues no parece! ¿Verdad?» y preguntas similares pueden asaltarnos. Me viene a la mente una frase de Imitación de Cristo: «No eres más santo porque te alaben, ni más vil porque te desprecien. Lo que eres, eso eres; y no puedes ser más grande de lo que Dios sabe que eres». Esto vale también para nosotros.
Porque, lo repito: la conversión es el primer paso y todos estamos continuamente en ese camino. Es apenas comenzar a recorrer la pista, la que todos recorremos. ¿Qué nos toca? Rezar unos por otros, animándonos y apoyándonos en esta hermosa corrida.
Que hermosos testimonios, estamos en el camino y Dios quiera y nosotros le ayudemos a hacer su voluntad en nuestra vida.