Shia LaBeouf

Shia LaBeouf y el Padre Pío nos tienen ya desde hace unos meses con la atención puesta en la nueva película del director Abel Ferrara, quien se ha propuesto filmar la película sobre el Padre Pío más auténtica que existe.

Mas allá de ser una noticia que, sobre todo a los católicos nos tiene entusiasmados, la participación de un actor como Shia LaBeouf y sus declaraciones sobre la vida cristiana y amistad con los frailes nos tiene atentos.

Nos emocionamos, y con justa razón, al imaginar una conversión en una persona tan famosa como él. Pero ¿por qué nos emocionamos tanto? A veces, pienso que es la emoción del soldado que espera ganar terreno en la batalla y se alegra.

Shia LaBeouf y su cercanía al cristianismo

 

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Ya desde «Fury» en el 2014, Shia LaBeouf manifestaba abiertamente un descubrimiento grande en su vida a través de la persona de Cristo. En aquella película interpretó a Boyd «Bible» Swan, un tirador que parecía ser un verdadero soldado de Dios con los versos bíblicos citados en cada escena.

A raíz de su papel, los versículos de la biblia y el estudio sobre la vida de los capellanes militares, el actor había dado unas declaraciones que nos hacía interpretar que había abrazado el cristianismo: «Encontré a Dios haciendo «Fury». Me convertí en un hombre cristiano de una manera real. Pude solo haber repetido las plegarias que estaban escritas en el guion. Pero fue algo real, algo que realmente me salvó.»

Hoy interpretando al padre Pío nos encontramos con nuevas declaraciones del actor. En un video el mismo nos decía: «Estoy inmerso en algo mucho más grande que yo. No sé si alguna vez he conocido a un grupo de hombres tan inmersos en algo en mi vida. Es muy atractivo ver a la gente entregarse a algo tan divino, y es reconfortante saber que existe una hermandad como esta. No he recibido más que gracia desde que estoy aquí. Me siento muy honrado de conocerlos».

Pareciera que Shia nos va dejando un mensaje que aún no sabemos cómo interpretar.

Todos estamos en proceso de conversión

Cuando vemos cambios radicales en las vidas de las personas, sobre todo de personas famosas, pareciera que la vida anterior de la persona desapareciera. Nos volvemos expectantes y a partir de ese momento esperamos solo cosas buenas. Cualquier acto «repudiable» significará que todo fue una farsa.

Es que a partir de su supuesta conversión, ahora todo debería ser distinto y solo le espera un camino de virtud y perfección. Lo cierto es que no es así.

La conversión personal, el camino a Cristo es un camino que dura toda la vida, que empezó desde que nos formamos en el vientre de nuestra madre y terminará, con la gracia de Dios, en el encuentro con el Padre. Porque todos hemos sido creados para Dios y, como dice San Agustín, nuestro corazón estará inquieto hasta que no descanse en él.

La conversión no es un momento. No es algo que sucede y que a partir de él todo se vuelve perfecto.

Es hermoso y emocionante ver a un actor como Shia LaBeouf, rodeado de monjes, caminando por las calles de Italia, dentro del convento en San Giovanni Rotondo. Es imposible negar eso, es imposible no alegrarse siendo cristianos y conociendo el amor de Cristo no emocionarnos al ver a una persona, cualquier persona, dejarse abrazar por Dios.

Se trata de eso, de alegrarse por todos, por cada ser humano que tiene la posibilidad de conocer a Cristo. De contribuir con nuestras acciones y nuestras oraciones a que estos encuentros sucedan. Y por supuesto de ser perseverantes en el camino.

Una perseverancia que tiene que ver con el camino propio, pero también con la compañía que proveemos a los demás, incondicionalmente.

Solo Dios conocer la verdad del corazón del hombre

Nadie sabe con exactitud lo que pasa en el corazón de cada persona, ni en de Shia LaBeouf, ni en el de nadie. No sabemos lo que sucede en el corazón de aquellos a los que consideramos más santos, ni lo que sucede en el corazón de aquellos a los que despreciamos. Dios es el único que lo sabe con claridad indiscutible.

Alguna vez leí que cuando lleguemos al cielo, nos sorprenderemos con las personas que encontraremos ahí y con las que esperábamos encontrar y no veremos.

No hay que ir por ahí imponiendo los 10 mandamientos, la regla de la vida perfecta, una vez que un hombre se declara cristiano. Primero necesitamos cumplirlas en primera persona, pero con la libertad que el amor dicta.

En esta vida lo más importante es ganarse el cielo y no simplemente hacer un cumplimiento vacío de las reglas al pie de la letra sin ponerle corazón.

Para elegir el camino al cielo hay que tener un corazón libre que a veces nos conduce por caminos que no son tan buenos, pero que nos dan la oportunidad de encontrarnos con el llamado de atención del Señor. Que nos dan la oportunidad de mostrar nuestra miseria y nuestra necesidad de ser salvados. Lo importante es mantenernos en el amor de Cristo.

Dios llama de manera personal y necesita de tu libertad

Dios obra en los corazones de las personas de manera muy particular, y da la libertad para que cada uno encuentre su camino hacia Él, porque Él mismo es el camino, la verdad y la vida.

Cristo llama a cada uno por su nombre y en situaciones concretas de la vida. Sí, es posible que estemos siendo testigos de un llamado particular de Dios a un actor famoso.

Pero nunca sabremos el detalle de ese llamado. Es más, tal vez en esa imagen de Shia LaBeouf interpretando al padre Pío hay muchos llamados más envueltos.

Tal vez te esté llamando a ti mientras lees este artículo o a mí mientras lo escribo. Las llamadas de Dios son verdaderos misterios de perfección.

Lo que quiero decir es que muchas veces tenemos expectativas sobre la conversión como un momento único, como un acto milagroso que transforma la vida por completo. El proceso de conversión es eso, un proceso. Un camino de largo alcance que tal vez pudo iniciar con un evento que marcó la vida, pero que incluso pudo haber iniciado mucho antes.

Nosotros tenemos la huella Dios en cada uno de nosotros, es Él el arquitecto de nuestra existencia. Pero el camino hacia Él lo elegimos nosotros, en plena libertad, con su gracia y la ayuda de la comunidad de los santos.

Que nuestras oraciones sean asistencia constante para la conversión de este actor y la del mundo entero.