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Hoy les presentamos un hermoso comercial de Pampers. Este refleja de modo muy simple ese lenguaje que se entiende en el silencio: el del amor. Ese lenguaje que no tiene necesidad de las palabras y en el que, quien habla es el encuentro entre dos personas que ya se conocen, que se aman incluso antes de que este una al lado de la otra, antes de que se puedan tocar. Habla el asombro de abrir por primera vez los ojos a la vida. Porque la vida del niño no es la única que empieza, la de la madre también.

Por eso pequeño, tú que recién despiertas a la vida aprende que las madres están asombrosamente bien hechas. No existe en el mundo coraza más fuerte que su amor. Y tú madre, aprende que la vida que Dios te confía en tu pequeño niño es un milagro que estas llamada a contemplar y a maravillarte todos los días con él, pues en tus manos está el seguir conservándolo como ha sido pensado en la mente de Dios.

Y, pensando en los padres (que también están presentes en el video) recordé lo que dijo hace poco el Papa Francisco cuando les hablaba a ellos: «… sean esa presencia bondadosa y justa, (sean) para las nuevas generaciones custodios y mediadores insustituibles de la fe en la bondad, de la fe en la justicia y de la protección de Dios, como San José».

Para completar la idea les comparto las palabras de una amiga que hace poco tuvo a su tercer hijo: «Gracias Dios por traernos este pedacito de cielo a nuestra familia. Gracias por prestarme estos hermosos hijos pues finalmente son tuyos más que míos. Te pido nunca los abandones y siempre les muestres el camino a seguir, no importa cómo ni cuanto les cueste… hazlos siempre volver a Ti. Yo prometo darlo todo para que así sea».

Cuando veo este video y recuerdo estas palabras comprendo que el don de ser padres es algo que solo se vive y se aprende con y desde el amor. Un amor que esta lleno de «primeras veces». Un amor que no se aprende, no se ensaya, no se mide, no tiene una receta, un límite, un tiempo. Un amor que tiene como fundamento, base y escuela él de Dios hacia nosotros. Que se experimenta de un Dios que ama a la madre y al padre tanto como a su hijo. Un amor que se entrega gratuitamente, pues ellos han sido amados primero.