Monaguillo: ¿Quién puede serlo y qué hace?

Hemos visto varias veces a niños y jóvenes que ayudan en el altar durante la celebración de la Eucaristía. Y es común que confundamos el término de monaguillo con el de acólito, «lucen» similares pero no lo son.

El primero es un servicio pastoral que se ejerce en el altar. Mientras que el segundo es el ministerio al cual se accede en el camino de preparación al sacerdocio, es conferido por el obispo a los seminaristas seis meses o un año antes del diaconado. 

Muchos sacerdotes, seminaristas, laicos comprometidos… en su infancia y adolescencia fueron monaguillos. Y existen numerosos testimonios de vida que nos demuestran que pertenecer a un grupo de monaguillos, es pertenecer a una escuela de formación cristiana y vocacional. 

Veamos en qué consiste este bello servicio. 

1. ¿Qué es un monaguillo?

Los monaguillos, son niños y jóvenes que prestan su servicio en el altar del Señor durante las celebraciones litúrgicas. El término «monaguillo», viene de «monjecillo» o «pequeño monje», esto como fruto de la actitud de servicio y espiritualidad en la labor pastoral de estos niños. 

Ser monaguillo puede ser una verdadera escuela vocacional, pero no solo en miras a la vocación sacerdotal o religiosa, sino sobretodo a la vocación bautismal, pues las escuelas de monaguillos son un proceso de discernimiento y discipulado cristiano. 

Ser un monaguillo es ser un cristiano que busca seguir a Jesús cada vez más de cerca, escucharlo, verlo e imitarlo, para a su imagen ser verdaderos hombres de fe. 

2. ¿Quién puede ser monaguillo?

Monaguillo: ¿Quién puede serlo y qué hace?

Monaguillo puede ser todo niño o adolescente cristiano que busque tener una mayor cercanía con Jesús. En algunos lugares se les pide a estos niños el haber recibido su primera comunión para que participen más plenamente de la celebración eucarística a la que sirven con tanto amor. 

Todo aquel niño o joven que, enamorado de la Eucaristía y de la Iglesia, busque tener una relación estrecha con Jesús y seguirle puede convertirse en uno. Esta también es un llamado que Dios puede poner en el corazón de los más jóvenes. 

3. ¿Qué hace un monaguillo?

Monaguillo: ¿Quién puede serlo y qué hace?

El monaguillo es un servidor por excelencia, su tarea es la de servir en el altar y en las celebraciones de la liturgia. Debe ayudar tanto al sacerdote como a la comunidad en el hacer más solemne, por lo que está sirviendo al mismo Cristo que se hace presente en la celebración.

Pero su tarea, como la de todo cristiano, es dar verdadero testimonio de discipulado. Pensemos por ejemplo en que muchas personas por ver al monaguillo distraído en el altar, pierden la concentración, por esto su actitud y testimonio constante son muy importantes, en especial durante la misa. 

4. ¿A quién sirve?

El monaguillo sirve al sacerdote en la celebración litúrgica, y por medio de este servicio está sirviendo a la comunidad en general, pero de manera espiritual. Su servicio va más allá, pues le está sirviendo al mismo Jesús presente en el altar, en el sacerdote y en la asamblea. 

Jesús en el lavatorio de los pies se hizo servidor de todos, del amigo y del traidor, del que ama y del que niega. El monaguillo está llamado a ser servidor como Jesús, es decir, él sirve a todos de manera desinteresada, cariñosa y generosa. 

5. El hermoso oficio de asistir un milagro

Monseñor Ricardo Tobón, arzobispo de Medellín, decía en el 2013: «Servir en el altar es la dichosa oportunidad de estar más cerca del misterio y de servirle a ese mismo misterio glorioso».

El monaguillo asiste al milagro eucarístico, sirviendo en el altar está próximo a la presencia misma de Jesús, donde el distante es llamado, el triste es consolado, el enfermo es sanado… allí donde ocurre lo extraordinario, allí mismo tiene lugar su servicio. 

6. Consejos para ser un mejor monaguillo cada día

Finalmente, para ser un mejor monaguillo hay que recordar la importancia de la espiritualidad en la vida del cristiano. Quiero darte una lista de consejos para fortalecer tu misión en el servicio del altar:

No olvidar la oración, es común que se de la tentación de que por ejercer un servicio constante, nos dejemos llevar por el hacer y dejemos de dialogar con quien nos ha llamado y a quien servimos. 

— Ser humildes, no hay verdadero servicio si no hay verdadera humildad. Recuerda que la humildad es la base para tener una fructífera presencia de Jesús en tu corazón. 

— Vivir la obediencia, el servicio nos llama a la verdadera obediencia que no es otra cosa que comprender y vivir la humildad. 

— Vivir las virtudes cristianas, entre ellas el testimonio como un medio de evangelización. 

— La vida fraterna con los otros monaguillos, el aportar a un buen ambiente de servicio es fundamental.   

Espero que estos consejos te sirvan y que si estás pensando en convertirte en uno ¡lo hagas con todo el cariño! Siempre ofreciendo tus obras a Dios.❤️