Este video de «Renova» del padre Jorge Luis G.S, donde por medio de una acto de magia divertido que le hace al Papa Francisco nos recuerda que Dios transforma el corazón de todo hombre, nos lleva a pensar en algunos puntos acerca de nuestro corazón.

Somos frágiles

Debemos reconocer que el corazón del hombre también sufre y se «rompe» fácilmente. Una palabra, un desprecio, una mentira… pueden destrozarlo, sin mencionar la multitud de enfermedades, por decirlo así, que pueden atacarle como el odio, la ira, el chisme, la envidia.

Ante todo esto, el amor se convierte en una defensa, que protegiéndolo también le lleva a proteger a los demás. Un corazón que se reconoce frágil y que busca sanarse constantemente, pasa por el mundo haciendo el bien a todos. El problema radica en que un corazón roto que no busca sanarse o dejarse sanar, es un corazón que se enferma y que hace daño a los demás. La oración constante puede ayudarte en el proceso de sanación.

Alimentar y sanar

El corazón debe nutrirse y sanarse día a día, más aún cuando ha sido lastimado y sabe el dolor que estas heridas causan. El Papa nos recuerda que «la humildad, el servicio y el dejarse mirar por Jesús» son aquellas riquezas que nos edifican y fortalecen. En últimas es una decisión personal la que permite que pasemos de un corazón herido que hiere a los demás, a un corazón sano que busca también sanar a los demás.

Jesús lo restaura todo

Cuando nos abandonamos en Jesús y ponemos en sus manos todas aquellas cargas que llevamos, Él nos da la fuerza suficiente y nos guía a dar frutos que se propagan en los demás. Quien confiadamente se deja guiar por Jesús, ve diariamente milagros en su vida.

Dejarse mirar por Jesús y atreverse a mirarlo fijamente, es el acto de amor que no deberíamos olvidar nunca. Es en esa mirada constante donde nuestro corazón y el suyo se hacen uno y contagiamos a los demás del amor de Dios.

¿Te quieres dejar sanar por Jesús? Anímate a dejarte mirar por Él y a mirarle fijamente, verás como se transforma tu vida en una obra de salvación.