

La pérdida de 4 niños en la selva de Colombia ha sido noticia por más de un mes en el país fue un hecho que movilizó tanto la oración de las personas, como la misma unión de diferentes instituciones del país para poder encontrar a los niños perdidos.
Para todos fue una gran alegría haber conocido su hallazgo y saber que estaban en buenas condiciones. Todo un país se llenó de esperanza al seguir el paso de esta noticia, el angustioso proceso de búsqueda de los niños y ver que fueron encontrados en buen estado.
A continuación te explicamos qué tiene que ver con nosotros y con la presencia de Dios y sabiduría en nuestras vidas.
La sabiduría y la presencia de Dios, ¿se encuentran en algún punto?



En muchos medios se habló de cómo la sabiduría indígena aprendida por los niños «ayudó a su supervivencia». Aterrizando bien este punto, muchas veces al dialogar con grupos étnicos o religiosos que comprenden a Dios de un modo distinto a como lo hacemos como Iglesia, se pierde en el desarrollo de estos procesos de supervivencia el modo en cómo Dios interviene en la vida de las personas.
Poder entrar en diálogo con otras culturas y religiones no nos puede hacer perder de vista los puntos esenciales de nuestra fe. No tiene por qué causarnos ruido que los niños indígenas hayan encontrado en la naturaleza medios para sobrevivir.
Tenemos muchos santos como Santa Hildegarda de Bingen, Doctora de la Iglesia, quien nos habla de cómo Dios interviene en la vida de las personas incluso a través de los alimentos que consumimos. ¿Por qué no creer que Dios, al ser Creador, dispondrá también en la naturaleza medios para que el hombre esté bien?
En la noticia se alcanza a leer como los niños «consumieron semillas, frutas, raíces y plantas que habían identificado y sabían que eran comestibles». Es por ello que no podemos olvidar que Dios será providente en la naturaleza misma de aquello que necesitamos para poder estar bien.
El Señor Jesús al llamarse a sí mismo la «Vid» y al llamarnos a nosotros «sarmientos» (Jn. 15,5) nos está indicando que Él es la fuente de todo y nosotros necesitamos estar unidos a Él si queremos dar fruto. Y nos dice que «separados de mí, nada pueden hacer». Todo aquello que conocemos, que comprendemos y usamos, incluso de la naturaleza, no sería posible si la sabiduría de Dios mismo no lo hubiera dispuesto primeramente así.
Ciertamente, muchas veces la gran dificultad radica en poner a Dios y la creación en puntos inconexos, donde no descubrimos Su Presencia amorosa hasta en los más pequeños detalles.
La vida comunitaria, esencial para la vida



Otro elemento que nos llama la atención de lo vivido es que eran 4 niños. La mayor tenía 13 años, 9 años, 4 años y un año los otros. Tal vez nadie quisiera imaginarse perdido en la selva, mucho menos quisiéramos imaginarnos estando perdidos y solos. Y esto tiene una razón de ser muy sencilla: Necesitamos a los demás.
El contacto con los otros es lo que nos ayuda a todos a vivir como seres humanos. Estamos hechos para el encuentro con otros. La vida no ha sido pensada para que caminemos solos.
Varias personas se han preguntado «¿y si hubiera sido solo una persona perdida?». Podría pasar. Sin embargo, llama mucho la atención cuán lejos podemos llegar cuando estamos rodeados de nuestros hermanos y hermanas, de nuestra familia y amigos. Por eso, el Señor Jesús nos llama a caminar siempre en comunidad.
Esta experiencia que ha sido noticia nos conmueve porque pensamos en unas condiciones básicas de supervivencia. En medio de esas condiciones, los niños supieron apoyarse el uno en el otro. Supieron permanecer juntos, caminar siempre unidos en la misma dirección.
En conclusión, podemos ver que en esta experiencia que ocurre de manera inesperada, que incluso ha movido a todo un país a orar, Dios se ha manifestado en elementos sencillos, moviendo el corazón de tantas personas. Pero, ante todo, sosteniendo a sus pequeños hijos que estaban en un estado de indefensión ante la realidad que vivieron por tantos días.
Fotografías de Freepik.
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