

Hace poco hablaba con un amigo: me decía que la gracia que había pedido este 2022 era la de «ver». Cuando me lo dijo, debo decir que me reí en silencio, me pareció demasiado simplón. Si yo pidiera algo a Dios para un año sería, quizá, fuerza espiritual, capacidad de amar, sentirlo más, ser más alegre… ¿Por qué «ver»? Te invito a ver el siguiente video. ¿Qué tiene que ver con lo que te cuento…? A continuación te explico cómo puede vincularse a nuestra relación con Dios:
El performance de esta bailarina me recordó algo que sentí por primera vez la primera vez que hice Ejercicios Espirituales para la Vida Ordinaria. Empecé a notar que las cosas que veía diario, tenían algo especial.
Me parecían más bellas, con sentido, sin estar al azar… como intencionales de Dios para mí, para todos. Me parecía que los árboles estaban realmente vivos, los edificios me recordaban el trabajo de la humanidad en lugar de ser solo masas de cemento, las personas me parecían apreciables y amables.
Yo misma me miraba con más amor y admiración.
¿Renovar la relación con Dios?
¿Alguna vez te has enamorado? Cuando te gusta alguien y «todo te parece bonito» (esa canción de Jarabe de Palo)… así me sentía. Es que, en la oración profunda, ¡Dios nos reenamora!
Nos contagia Su amor, el amor que siente por nosotros, por la Creación, por la humanidad entera. Porque Él no cambia y sigue creyendo «todo bueno».
Ahí me di cuenta de que mi amigo estaba pidiendo algo que te cambia la vida, porque la vida es mucho cómo vemos las cosas y a quienes nos rodean. El estrés del día a día, los miedos, la violencia, la culpa… nos hacen ir perdiendo el amor por todo: por nosotros mismos, las personas, nuestro barrio, nuestro mundo, la vida.
«La belleza está en los ojos del espectador»
Y no es algo que pasa una vez y para siempre. Tenemos que seguir renovando ese amor, mejor dicho: tenemos que dejarnos renovarlo a través del diálogo en la oración con Dios, en nuestra relación con el Creador y sostén de todo, quien «vio que todo es bueno» al crear cada individuo.
Recibir la gracia de que nos renueve la vista, nuestra mirada sensorial que nace de una nueva mirada desde el corazón.
Como dice el Génesis: «Vio Dios que todo era bueno». Esto no ha cambiado, nosotros seguimos siendo buenos y todo lo creado también. Pero lo hemos usado mal o por falta de fe creemos que todo es producto del azar, que nada tiene dignidad o propósito. Producto de la soberbia, olvidamos que hay un Dios y que todo está en sus manos.
Porque quizá esta sea la misión del cristiano en la Tierra: mirar todo como lo miró el Creador en el Origen, para que volvamos a ser ese mundo donde el Cielo y la Tierra no podían diferenciarse.
Excelente artículo. Muy real…se me parte un poco el ♡, nada más, al notar que gente querida no lo ve así, x más que uno intente mostrarlo de diversas maneras .
🙂 gracias 🙂