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El siguiente video muestra una exposición sobre la situación del arte moderno realizada por el renombrado artista Robert Florczak perteneciente a la Prager University. Resulta importante atender a las ideas que se exponen pues nos pueden ayudar a ampliar nuestro horizonte cultural y afinar nuestra mirada crítica frente a las manifestaciones artísticas presentes en el entorno en el cual vivimos y que de una u otra manera nos influencian.

El expositor explica a grandes rasgos, pero mencionando algunos hitos cruciales, el proceso cultural a través del cual se ha llegado al tipo de arte moderno. A lo largo de la civilización occidental, señala, grandes artistas han realizado sorprendentes obras de arte que nos han inspirado, elevado y nos han hecho profundizar. El método seguido por ellos atendía a los más altos grados de excelencia, unían ingenio con el aprendizaje de la tradición y aspiraban a la mayor calidad posible.

¿Qué ocurrió entonces? Florczak señala que el impresionismo, movimiento artístico de fines del s.XIX, fue un factor importante que provocó esta ruptura postulando el “relativismo estético” cuya idea básica podría ser que “la belleza está en el ojo del espectador”. Así, lo profundo, inspirador y bello pasó a ser reemplazado por lo nuevo, lo diferente y lo feo. Los estándares estéticos fueron desapareciendo con el pasar de las generaciones hasta que lo tonto, lo inútil y lo puramente ofensivo se convirtió en lo apreciado al punto de reducir el arte a una pura “expresión personal” mediante la cual se busca pronunciarse e impactar.

[su_pullquote align=»right»]Los estándares estéticos fueron desapareciendo con el pasar de las generaciones hasta que lo tonto, lo inútil y lo puramente ofensivo se convirtió en lo apreciado al punto de reducir el arte a una pura “expresión personal” mediante la cual se busca pronunciarse e impactar.[/su_pullquote]

¿Cómo reaccionar frente a esto? ¿En dónde apoyarse frente a este mar de relativismo? En el video se cita a Jakob Rosenberg, historiador, quien dice que la cualidad en el arte “no es solamente una cuestión de opinión personal sino que es en gran medida objetivamente medible”. Una prueba que podría ayudar a reencontrarse con la idea de “estándar universal de cualidad”, vista por algunos como restrictiva y fuera de moda, es atender a los “resultados artísticos” de las obras correspondientes a los estándares universales versus a las del relativismo artístico. Es decir, comparar con sinceridad intelectual lo que genera cierta perfección frente a otra manifestación carente de sentido.

Sin estándares estéticos no podemos definir cualidad o inferioridad en el arte. Es mucho lo que se ha dicho y reflexionado en torno a este tema fuera y dentro de la Iglesia. A lo largo de la tradición católica ha existido una concepción de la belleza que podría salir a nuestro encuentro en este tema e iluminar nuestra mente, como siempre lo hace la luz de la Fe, la belleza como “esplendor de la verdad”. Esta es una definición muy rica y profunda. Enraíza la belleza en lo realmente existente, le retribuye su contacto con el “Logos”, la Palabra por la cual todo fue hecho, y así, manteniendo nuestra posibilidad de encontrarnos con ella y comprenderla hasta un punto, abre el camino hacia lo trascendente, única vía por la cual se puede encontrar su verdadera fuente, aquella que San Agustín llamó “belleza siempre antigua y siempre nueva” (Confesiones, X, 27), Dios Amor.