

La película «La Cabaña» («The Shack») ha sido recientemente estrenada en España y, por formar parte del equipo que la promocionaba, he tenido la oportunidad de verla varias veces. Se trata de una película muy pedagógica que nos aproxima a los grandes misterios de la vida cristiana con una sencillez y cercanía muy agradables. En efecto tiene muchas lecciones y consejos para la vida de un cristiano, pero yo me quedo con una: la cercanía de Dios.
En la película el protagonista, Mack, pasa un fin de semana con Dios (Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo) en una cabaña en las montañas. Esta situación da lugar a que tengan grandes conversaciones sobre la relación del hombre con Dios y el mal. En todo caso, de las cosas que se pueden sacar de esta película, la que más me llamó la atención, fue la oportunidad que tiene el protagonista de tener una relación tan cotidiana con Dios. Mack llega a desayunar, correr, plantar y cocinar con Dios. Como con un buen amigo, él pasa el fin de semana solo “estando” con el Señor.
Nuestras vidas tienen todas sus matices. De los que lean este artículo muchos serán estudiantes, algunos estarán trabajando, unos ya tendrán familias o noviazgos con los que estén comprometidos, relaciones todas de las cuales surgen varias circunstancias y condiciones que crean el mosaico único y original que es nuestra vida. Dios nos ha regalado la vida para que hagamos una obra de ella, pero al mismo tiempo y por el mismo amor con el que nos la regala, quiere ser parte de ella. Quiere vernos, escucharnos, querernos, cuidarnos. Y tanto así, como para querer cocinar contigo, escuchar música contigo, bailar contigo, conversar contigo, solo estar contigo.
A veces podemos perder este gran detalle de vista: el Señor quiere estar contigo. Entre tanto ajetreo que conlleva la vida cotidiana, a veces podemos relegar nuestra relación con Dios a solo momentos de ciertas prácticas cristianas: misas, confesiones, rosarios, etc. Pero la verdad que es Dios, si le dejas, quiere poder acompañarte a lo largo de todo tu día. No le basta con ser otro check de tu to-do list… le importas, quiere saber de ti, quiere acompañarte y sobre todo, quiere quererte. Es quien más te ama y seguro quien más quiere pasar tu vida a tu lado.
Al final del fin de semana, Mack le dice a Dios: «Los quiero tener en mi vida». Acto seguido, se muestran escenas de Mack regresando a su vida, al día a día de la familia, el trabajo, las vacacione etc., pero con una pequeña (¡gran!) diferencia: tiene a Dios.
Ahora, ¿cómo habrá hecho Mack para en efecto ‘tenerlos en su vida’? A veces resulta difícil concretar el mantenernos constantemente en “presencia del Señor” y en efecto no es fácil. Existen varios tips que nos pueden ayudar a recordar al Señor a lo largo del día: tener siempre alguna estampita cerca (como en la billetera o en la mesita de noche cerca de tu cama), poner una alarma en el teléfono para rezar alguna oración concreta (el Ángelus o alguna de las liturgias de las horas), iniciar nuestro día pasando por alguna iglesia para saludar a Dios y ofrecerle nuestro día y, la que más recomiendo: pedirle a Él mismo que nos permita vivir en su paz, todos los días.
Los animo a buscar formas para mantenerse cerca de Dios todos los días. Creo profundamente que la vida con Dios en más plena, alegre y feliz. Denle la oportunidad de participar de su vida, es lo que Él quiere con mayor ilusión.
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