

Este es un video que habla de suicidio. No de cómo o por qué sucedieron los hechos, sino de todas las palabras que quedaron sin decirse. «Soulpancake» nos trae «What I Wish I Could Tell You Today» un video en el que cuatro personas se atrevieron a compartir ante la cámara el mensaje que le darían a sus seres queridos si tuvieran la oportunidad de escucharlos. Sus testimonios son simplemente conmovedores. ¿Qué le dirías a esa persona que ya no está hoy?, ¿le confesarías algún secreto?, ¿le dirías cuanto le amaste?, ¿has pensado que sería lo primero que le harías saber si pudieras volver a verlo?
El suicidio siempre será un tema controversial. No solo por las circunstancias en las que se dieron los hechos, o el dolor de los que quedan, sino por el interrogante que nos hacemos como creyentes ¿qué pasará con su alma?, ¿existió al menos un instante de arrepentimiento?
Hablemos de misericordia
Antiguamente la Iglesia no permitía que se celebrara la misa fúnebre en caso de suicidio. Gracias a Dios esto cambió. Sería muy contradictorio pensar que la misma Iglesia, la que promueve el amor, el perdón y la misericordia por encima de cualquier cosa, le negara este «derecho» a una persona. Es como si le estuviéramos diciendo detrás de cuerdas, que se condene.
Pensar en el suicidio siempre nos causará dolor. Este acto que despierta en nuestro interior ira, frustración y hasta culpa puede atormentarnos toda la vida. Pero después de este ver este video quisiera rescatar el profundo amor que cada una de estas personas guarda en su corazón. Es cierto, esa persona ya no está, no la volveremos a ver, no podemos devolver el tiempo y salvarla. Pero quedan los recuerdos, el cariño, las enseñanzas, las sonrisas y la memoria del tiempo compartido.
Pensar en que tal vez por una fracción de segundo esta persona se arrepintió, sintió miedo o tal vez imploró perdón en un susurro, nos permite pensar en la infinita misericordia de Dios. Y así esto no sucediera en el instante en que la vida de esa persona se evaporó, nos aferramos a la idea de confiar en un Dios que lo conoció todo. Cada detalle, cada herida, cada sufrimiento. Nadie más que Él conoció las razones, las sensaciones, los pensamientos.
«Me ayuda pensar en lo que el Cura de Ars le respondió a aquella viuda cuyo marido se había suicidado lanzándose del puente al río: Señora, entre el puente y el río, está la misericordia de Dios» — Papa Francisco.
Lo que nos faltó decir
Tristemente la cobardía sale a volar cuando alguien se muere. Cuando perdemos a un ser querido vienen a nuestra mente todas aquellas cosas que no dijimos, las palabras emergen de nuestro interior como un volcán. ¿Pero quién las escucha ahora? Este tipo de videos son un despertar, una oportunidad para reflexionar sobre la atención y el amor que le brindamos a los demás.
Es muy lindo ver que las personas que compartieron su testimonio en el video, aún sonríen. Sus recuerdos están acompañados de nostalgia, de un profundo dolor, pero también de alegría. Recordar a las personas que ya no nos acompañan hoy con felicidad y cariño, es fundamental. Pensar constantemente en los momentos dulces que compartimos junto a ellos, en las veces que nos hicieron reír, que nos consolaron, nos levantaron el ánimo, nos sacaron de un lío o nos escucharon, nos permitirá sentir alivio y nos ayudará a guardar un recuerdo menos amargo y más reconfortante.
Hoy te invito a recordar a ese ser querido que ya no está, a causa del suicidio o cualquier otro motivo. ¿Cuál es mejor recuerdo que tienes junto a él/ella?, ¿qué le dirías si pudiera escucharte?, ¿por qué estarías agradecido con él?, ¿cuál es el momento más dulce que recuerdas junto a él? También puedes ofrecer esta oración hecha por el Papa Francisco:
Dios de infinita misericordia,
confiamos a tu inmensa bondad
a cuantos han dejado este mundo para la eternidad,
donde tú esperas a toda la humanidad,
redimida por la sangre preciosa de Jesucristo,
muerto en rescate por nuestros pecados.
No mires, Señor,
tantas pobrezas, miserias y debilidades humanas
con las que nos presentaremos ante el tribunal
para ser juzgados para la felicidad o la condena.
Míranos con la mirada piadosa
que nace de la ternura de tu corazón,
y ayúdanos a caminar en el camino de una completa purificación.
Que ninguno de tus hijos se pierda en el fuego eterno,
donde ya no puede haber arrepentimiento.
Te confiamos, Señor, las almas de nuestros seres queridos,
y de las personas que han muerto sin el consuelo sacramental
o no han tenido manera de arrepentirse
ni siquiera al final de su vida.
Que nadie tenga el temor de encontrarte
después de la peregrinación terrenal,
en la esperanza de ser acogidos
en los brazos de la infinita misericordia.
La hermana muerte corporal
nos encuentre vigilantes en la oración
y llenos de todo bien,
recogido en nuestra breve o larga existencia.
Señor, que nada nos aleje de ti en esta tierra,
sino que en todo nos sostengas
en el ardiente deseo de reposar serena y eternamente.
Amén.
0 comentarios