Empezó octubre y en la ciudad que vivo todos nos preparamos para asistir a la procesión más larga del mundo: La procesión del Señor de lo Milagros. Tal vez te hayas preguntado cuál es el sentido de estas tradiciones, si son recomendables o de dónde se originaron. En este post te explicaremos los orígenes de las procesiones, su significado y qué hacer cuando asistes a una.

Datos que debo conocer sobre las procesiones 

Las procesiones tienen un origen bastante antiguo. Ya los judíos hacían procesiones en Pascua y los primeros cristianos se reunían en ellas para acompañar los cuerpos de los mártires. Existe también una influencia del ritual de las celebraciones de los romanos que incluían un homenaje y reconocimiento público.

Así pues, las procesiones cristianas representan un profundo homenaje y reconocimiento público a Jesucristo, a la Virgen María o a los santos que se portan en las andas. Además del reconocimiento, las procesiones también incluyen un motivo penitencial, en donde los participantes pueden mostrar el arrepentimiento por sus pecados y faltas públicamente.

Las procesiones pueden estar asociadas con una fecha, con una intención especial o ser un acto de devoción como sucede en ciertos santuarios y lugares santos. Las procesiones no son improvisadas y responden a cierta estructura. Las imágenes son el eje central, los cófrades o penitentes, usualmente llevan un atuendo particular relacionado a la imagen que sale en procesión y son los que la acompañan y llevan en hombros, el sacerdote suele abrir la procesión y las cofradías son las que guían los cantos y oraciones al pueblo que sigue la imagen.

Es importante señalar que las procesiones no son un simple andar, tienen un carácter evangélico, tiene un recorrido concreto, la organización le compete directamente a la parroquia. Es necesario guardar respeto y seguir algunas recomendaciones como las que colocamos a continuación.

1. Vístete adecuadamente

Las procesiones son una expresión pública de la fe de un pueblo. A través de ella estamos realizando un acto de evangelización que llegará a mucha gente, es necesario que vistas adecuadamente no solo por un tema de modestia sino también por un tema de comodidad y seguridad.

Lleva ropa cómoda y calzado adecuado, recuerda que la distancia a recorrer puede ser extensa. Recomendamos que lleves un bolso cruzado donde puedas guardar tus pertenencias y mantenerlas a mano, no olvides tu rosario.

Es importante recalcar que puedes utilizar el hábito, si lo hubiera, del patrón de la procesión. Por ejemplo en la procesión del Señor de los Milagros en Lima, Perú, mucha gente lleva el hábito morado característico.

2. Es mejor si vas en grupo

Si bien las procesiones tienen por recomendación no recorrer distancias demasiado prolongadas, sí suele suceder la aglomeración de gente y el que puedas perderte o desorientarte. Es mucho mejor asistir a una procesión con el grupo de tu parroquia o tus amigos, de esta manera participan juntos y cuidan el uno del otro.

3. Conoce la ruta con anticipación

Si es la primera vez que vas a asistir a una procesión es bueno que tengas conocimiento del recorrido, sobre todo si calculas que esta puede ser una procesión un poco larga y multitudinaria. Las procesiones suelen anunciarse con anterioridad y el curso del recorrido estar marcado desde el principio. Las calles suelen cerrarse y mantenerse seguras para los fieles que acompañarán la procesión. Es usual que en el recorrido se marquen puntos de encuentro y/o rutas de salida.

4. Respeto a la Imagen y a lo que representa

A la procesión no vas simplemente a caminar. Recuerda que es una manifestación pública de tu fe. Ten respeto por la imagen que marca el recorrido y lo que esta representa. Si sigues una procesión de Semana Santa, que son las procesiones más frecuentes, recuerda el camino de Jesucristo, sus vivencias, el sacrificio. Si sigues la Cruz, medita sobre ella. Si sigues la imagen de la Virgen o de un santo, trata de estar en sintonía con lo que representan.

5. Devoción y silencio en el recorrido

El recorrido puede estar marcado por cantos, oraciones y también por silencios. Trata de seguirlos. Lleva tu rosario, sigue la guía de los que marcan el recorrido y dirigen las oraciones. Recuerda que tus pasos, tu cansancio e incluso tu incomodidad son una forma de oración.

6. Lleva una ofrenda

Y con esto no me refiero a que lleves algo material en concreto. La ofrenda puede y debe ser de orden espiritual, algo que le entregas a Dios, un anhelo, un sufrimiento, un arrepentimiento por el dolor causado. No se trata de un trueque en donde tu das algo a cambio de algo.

Se trata de una ofrenda de amor que corresponde de alguna manera y en su pequeñez a la grandeza de un amor sin fin e inmerecido. Llévale a Dios tus preocupaciones, tus urgencias y hasta tus debilidades.

7. Prepara tu corazón para la siguiente vez

Es muy probable que vuelvas a asistir a otra procesión, o si frecuentas alguna, aprovecha los momentos finales para preparar tu corazón para la siguiente vez. Con alguna promesa o con alguna oración que traerás a los pies de tu devoción como muestra de tu amor y fidelidad. Un amor y fidelidad que tiene su origen en Dios. Recordemos que las procesiones son una muestra de la fe cristiana más no un sustituto de los sacramentos.

«Bajo el nombre de sagradas procesiones se da a entender las solemnes rogativas que hace el pueblo fiel, conducido por el clero, yendo ordenadamente de un lugar sagrado a otro lugar sagrado, para promover la devoción de los fieles, para conmemorar los beneficios de Dios y darle gracias por ello, o para implorar el auxilio divino». (canon 1290,1)

Anímate a compartir este post con tus amigos para que la próxima vez que asistan a una procesión juntos le saquen ¡el mejor provecho! 👫👫