

El día de hoy les dejamos la segunda edición de nuestro post social. ¿En qué consiste? ¡Queremos que te animes a ser autor de nuestra página! Es muy sencillo lo que debes hacer: tienes que leer el texto que te dejamos a continuación, darte un tiempito y pensar qué le aconsejarías a la persona que lo escribe, –que puede ser algún amigo o alguien a quien le haces apostolado–. Luego de reflexionar, en la parte de abajo, en los comentarios, escribe eso que pensaste y publícalo. En dos días volveremos a subir este artículo con los mejores comentarios y el nombre de su autor 🙂
¡Esperamos que puedan dejar sus comentarios! ¡Un abrazo a todos!
[dropcap]H[/dropcap]ace ya algunos meses que me pongo delante de Dios y mi corazón enmudece. No me nacen las palabras y mi interior no logra reunir las fuerzas para elevar una oración. Puedo decir el Padre Nuestro, incluso un Ave María, pero no puedo rezarlos, ¿me entiendes? Yo sé que es probable que no lo comprendas porque es la primera vez que me ocurre. Yo mismo no hubiera entendido esta situación algunos años atrás cuando la oración me parecía la experiencia humana por excelencia y cada palabra que pronunciaba la sentía elevarse a Dios como el humo que producían las ofrendas de Abel. Nunca antes había experimentado con tanta fuerza que la oración es verdaderamente un don que recibimos y no una conquista personal. ¿Qué he hecho para perderla repentinamente? Repaso mi modo de vivir en estos últimos años y no logro identificar un momento o un acto grave que haya podido producir este efecto negativo. ¿Pero es realmente negativo este periodo de mi vida espiritual? Es indudable que es un tiempo que me hace sufrir profundamente pero, ¿acaso no podría ser una crisis que Dios permite para transformar mi relación con Él? ¿Es un acto de amor divino arrebatar la gracia de la oración para enseñarnos quién sabe qué lección? O es simplemente como me repite el mundo, que voy creciendo y la fantasía espiritual cede para dar paso al realismo trágico de la razón. Alguien me ayude, por favor.
Te entiendo, cuando nos vamos alejando de un amigo y ya casi no lo vemos, no lo visitamos, no hablamos con él, es dificil mantener una relación cercana,, lo mismo sucede cuando vamos dejando de orar, Dios está más lejos de mi. lo dejo al último y es dificil encontrarlo, hay que tener una obstinada terquedad, armarse de mucha paciencia pero no dejarlo de buscar a diario un ratito en su palabra y en la oración, en silencio y con sinceridad en lo más profundo de tu corazón, cuando menos te das cuenta todo tiene sentido, tu relación con El es alegría, paz, misericordia, en una palabra: «Amigo» que nunca abandona, «Encuentro» que reconforta, «Luz» que penetra el alma. Mantén viva tu relación con El, de lo demás no te preocupes pues El te dará enormes bendiciones y tú lo sabrás ! .
Hola buenas tardes. Primero que nada veamos tú problema a la luz de las escrituras. Eclesiastés 3,1,7(b) 1 Todo tiene su momento y cada cosa su tiempo bajo el cielo, 7(b) su tiempo el callar y su tiempo el hablar. Como podemos ver aquí, no es malo el que por ahora no puedas expresar palabra, tal vez lo que hoy estas pasando es simplemente que el señor es quien intenta decirte algo a ti. Yo te recomendaría que abrieras tu Biblia al azar, pon tu dedo en cualquier lugar y lee esa escritura; pongamos a trabajar el discernimiento y veamos que es lo que el señor te quiere decir hoy a ti.
Espero y te sea de ayuda esto, bendiciones.
Hola amigo si entiendo lo que te pasa, no eres el unico al que le ha ocurrido, muchismos santos han pasado por esa situacion, mira a la Madre teresa de Calcuta, san Juan de la Cruz y tantisimos otros grandes santos que experimentaron ese «no tener fuerza para la oración»; es lo que llaman una noche oscura espiritual. No es algo negativo, cosas de la edad ni mucho menos un castigo de Dios por nuestros pecados…Sino todo lo contrario tu lo has dicho, es un tiempo fuerte si pero de gracia que Dios permite para reforzar nuestra oración, nuestro amor por Él «no solo en las buenas» sino en este tiempo difícil, para robustecernos. Recuerda que no le hablas a la pared,!Le hablas a una persona: JESUS!! no es una fantasía y El no es indolente, por eso cuentale en la oracion lo que te sucede aun cuando creas que no dices nada…ya Jesús te dará su consuelo!! Ya veras…Adiós 😉
Estimada Luisa, sabes que igual me he sentido, en ocasiones es vacio, esa sensacion de hablar y no escuchar, hace un par de semanas escribi en blog personal un carta llamada el WIFI, la puedes ver completa en Torocass.wordpress.com, en ella hablo haciendo una relacion hacerca del wifi en nuestra vida, en especial el wifi espiritual. Considero en mi incipiente vida de fe y apostólica, que durante nuestra vida pasamos por momentos de soledad, de vacio, tristeza, yo lo llamaria que se pierde la esperanza, la motivacion de hacer las cosas incluso las cotdianas, pero esa relacion con Dios, se debe ejercitar, en las buenas y en las malas, creo firmemente que es un Don de Dios tambien el poder querer mas comunicacion, mas dialogo, mas contemplacion.
Como humanos siempre deseamos mas, tenemos ese deseo de estar mejor, y en la oracion tambien resulta que queremos mas y en mayor deseo cuando estamos cerca de Dios, ya sea en algun apostolado o como consagrados, ya que el cerebro sabe, conoce, razona, cree, en Dios, sabe que es bueno, lo correcto, pero en ocaciones el alma clama por una caricia divina, es cuando debemos buscar el rostro de Jesus en el projimo, cuando mas frio este el corazon, es cuando mas debemos buscar a Dios, no escuchar el ruido de la mundanidad.
Creo que estas teniendo tu desierto, es un alto en el camino de tu vida, para soltar la mochila y tener ese encuentro vivo con Jesus, como lo dice en el evangelio de hoy 6/02/16 Marcos 6, 30-34, cuando tenemos la gracia de asisitir a un retiro, dejamos las cargas, pendientes, trabajo, familia, con el objetivo de escuchar a Dios. Gracias a que vamos podemos olividarnos del ruido mundano, y tener la mayoria de las veces la paz que buscamos en la oracion, hay muchos que dejan la mision o ministerio al que les fue llamado porque no hacemos ese alto en el camino, para ir a un lugar en silencio, solitario con el Divino Maestro.
Se que sabes de esto, pero si nuestro ministerio es intenso, cualquiera que éste sea, padre de familia hasta consagrado, debemos darnos tiempo para descansar a solas con el Maestro. Con el wifi, todas esas preguntas trasendentales en nuestra vida serian seguras si se las preguntamos a Dios.
Los invito a visitar mi blog. saludos cordiales de Colores..!!!
Buenas tardes Luisa, te saludo desde Paraguay.
Muchas veces sin darnos cuentas atravesamos por lo que se conoce generalmente como «desierto espiritual». El desierto espiritual del que se habla a menudo, es el desierto de Moisés (por ponerle un nombre), y relaciona el hecho de “pasar” por circunstancias o pruebas para lograr un objetivo, una bendición de parte de Dios. Así como el pueblo de Israel, pasó 40 años en el desierto para llegar a la tierra prometida, y sólo aquellos que perseveraron en Dios pudieron llegar, así también nos pasa en la vida. Cuando queremos obtener algo, necesitamos pasar por un desierto que pone a prueba nuestra fe para reforzarla y así poder recibir lo que queremos o necesitamos de parte de Dios. ¿No te has puesto a pensar que puede ser esta tu situación?. Probablemente sí. Los desiertos espirituales son una parte muy importante de todo cristiano, pues es ahí realmente donde parecemos estar más vulnerables (por así decirlo) y logramos inspeccionar nuestro interior y lograr identificar en qué estamos fallando realmente. Con respecto a tu inquietud, sabemos que no es fácil experimentar la sensación por la que estás atravesando en este momento, mucho menos después de haberte sentido tan a gusto y plena en los momentos de oración, sin embargo, esta crisis siempre deja enseñanzas positivas, y está muy bien que busques una solución.
No debes mortificarte por está situación, sino trabajar doblemente en ella. En 1 de Tesalonicenses 5, 17 dice claramente: «Oren sin cesar», así que no importa que tanto te cueste elevar una oración, o que tan incómodo te cueste hacerlo, lo importante es que lo hagas. Santa Teresa de Jesús, mística, fundadora del carmelo descalzo y doctora de la iglesia católica decía: «No es otra cosa la oración, sino tratar de amistad, estando muchas veces a solas con quien sabemos, nos ama». Es decir, orar es hablar con Dios como lo haríamos con un amigo. ¿No te ha sucedido que en ocasiones hablas con un amigo y sientes que no te presta atención, pero luego vuelves a insistir y sin darte cuenta ya lograste obtener toda su atención? Pues con Dios es así. No importa que tan «seca» sienta yo mi relación con él, respecto a la oración, sino más bien, debo perseverar en ella y «regarla» día a día, hasta que esa «agua» llegue a la raíz, que en este caso es mi corazón (en lo más directo, tu corazón), y puedas sentir de nuevo el fervor que sentías anteriormente ante cada oración que elvabas. Y en la oración, no olvides pedir a Dios el aumento de tu fe, pues sabemos que es un don que solo proviene de Él. «Creo, Señor, pero aumenta mi fe».
Dios te bendiga y no olvides de procurar andar siempre de bien en mejor. Es tiempo de caminar.
Hola, Buenas Tardes, escribo desde Panamá…
Sabes no eres la unica que le pasa lo mismo, a mi me paso y al principio crei que era el mundo que me estaba arrojando o me estaba consumiendo hacia el.Tuve Días de suplica hacia Dios, doblando rodillas, pidiéndole que me dejara ver la luz porque estaba a oscuras y pidiéndole que no me abandonará porque no lo escuchaba y sabes su respuesta fue simple «OBEDIENCIA» esa es la clave de todo, Dios quiere de nosotros obediencia hacia él y eso es lo que muchas veces nos falta porque creemos que lo sacrificios que hacemos van a recompensar la faltas que cometemos hacia Dios, pero eso es equivocado.
Él está ahí a nuestro lado aunque no lo estemos escuchando el nos habla pero como estamos sordos por el mundo no oímos su clamos que nos dice «Aquí estoy, Amándote y Bendiciendote»
El señor en su palabra dice «Joven acuérdate de tu creador en tiempos de tu juventud antes de que lleguen los días malos» Eclesiastes 12,1 aquí el señor no habla de la juventud de edad, habla de la juventud de espíritu, un espíritu que estamos perdiendo porque nuestra fe en vez de aumentar va en decrecimiento y porque se da eso porque tenemos a Dios como un reloj de bolsillo solo lo sacamos cuando lo necesitamos y eso no debe ser así, ya que nuestra relación con él no solo se debe dar solo los fines de semana debe darse y buscarse cada día; sabes te recomiendo este salmo «Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío». Salmo 41 mira te reto a decírselo al Señor…Bendiciones Hermana #BendiAbrasos #NoSeasNormal
Por lo que yo veo y entiendo eres una persona bastante espìritual, con una experiencia de Dios casi envidiable para otros que estamos empesando a experimentar a Diso en nuestras vidas, realmente desde mi experiencia te podria decir que estamos tan acostumbrados a que cuando espresamos algo, esperamos una respuesta, casi inmediata, por que asì funsiona para el mundo, pero no para Dios…los tiempos del hombre, no son los de Dios…èl esta en el silencio, aùn en la obscuridad del hombre, pero permanece callado, porque? solo èl lo sabe…yo podrìa decirte abandonate en ese mar de dudas y preguntas, de sosobra y àrides, èl sabra el momento…asì se hicieron los santos, entre dudas, angustias, temores y ansiedades. Sobre todo los Santos Contemplativos…una de ellas Sta. Teresa de Àvila, Dra. de la iglesia, y nos dejo un legado de enseñanza, de caràcter fuerte e imperativo. Tenemos a profetas fuertes como Isaias…y asì podrìamos mencionar a otros màs…pero todos tienen en comùn sus luces y sombras en la oraciòn, sus momentos de desesperaciòn, pero cuanto se gloriaban en Dios cuando lo encontraban y danzaban con èl. A mi me enseñaron a que no claudicara en la oraciòn aùn cuando no sintiera nada, aùn cuando pasara horas delante del Santisimo y no experimentara nada…Dios jamàs te dejara ir con las manos vacias…ora…ora…ora…y si nada sale de tu boca, si ningùn sentimiento atraviesa tu corazòn, si ninguna emosiòn te abraza…solo hay una convicciòn Dios estuvo ahì…que Jesùs Hijo Santisimo, sea tu enlace para llegar al Padre, nadie mejor èl. Estaràs en mis oraciones.
Que la Paz de Jesucristo el Señor, quede contigo.
Muchas veces nos cuesta entender algo tan sencillo como que nuestra vida está llena de cambios. Puede que antes nos haya resultado más fácil o, inclusive más profundo, tener un diálogo con Dios a través de la oración intensa, diaria, y puede que ahora necesitemos tener un diferente tipo de oración, porque algo en nosotros ha cambiado. Cuando aceptamos el cambio en nosotros, nos entendemos mejor y entendemos también nuestro entorno. ¿En qué consiste ese cambio? Pueden ser muchas cosas: hemos perdido la esperanza en algún proyecto, por alguna razón hemos caído en la rutina (no necesariamente quiere decir que toda nuestra vida lo es, sino que puede ser uno de los tantos aspectos que colorean nuestro día a día), las personas que nos rodean también nos van contagiando con pensamientos, vivencias o actitudes por diferentes motivos: cambiaron de estado de vida, ahora tienen otra manera de ver el mundo, algunos ya no están cerca de nosotros, ya hemos madurado… Las posibilidades son infinitas! Dios sigue estando ahí, dispuesto a escucharte. No creo que sea un período “negativo”, sino mas bien uno positivo, porque aún cuando estés triste, eres capaz de reconocer que existe un Dios y que anhelas una relación con Él. A veces es necesario permitirse “sentir” un poco más a Dios, cuando por mucho tiempo hemos estado acostumbrados a “entenderlo”.. No sé si me explico. Hay cosas que tenemos claras: como que la gracia de Dios no se agota, como que la oración es un diálogo entre Dios y el hombre, y así sucesivamente. Puede que sea un tiempo de entender menos y dejarse tocar más el corazón. Y si descubres en qué has cambiado, creo que ya tienes abierta la puerta para un nuevo tiempo en tu relación con Dios.
Silencio y paz, es lo que debemos buscar, la oración no es fantasía, es algo real, que nos ayuda a acercarnos a Dios, no es lo que el mundo repite, que te estás acercando al realismo trágico de la razón ya que sientes el vacío de la falta de oración, si fuera las voces del mundo ni siquiera pensarías en la incapacidad para poder orar.
En ocasiones nos preocupamos mucho en lo que le tenemos que decir al Señor y no nos preocupamos tanto por lo que el nos tiene que decir, nuestros pensamientos y las ganas de hacer la oración mas bonita nos impiden oír los que Dios nos quiere decir ¿Cómo podemos escuchar la voz de Dios? Leyendo su palabra y meditando que nos quiere decir o en simples hechos del diario vivir nos puede estar hablando el Señor, nada mas tenemos que poner atención a lo que nos pide a través de su palabra y mandamientos.
Preséntate ante el Santísimo, nada mas le ofreces tus preocupaciones, pon el los pies de Jesús tu vida y verás que poco a poco volverás a sentir su presencia. Todos podemos pasar por lo que san Juan de la Cruz llama la noche oscura, que es sentirnos sin poder comunicarnos con Dios, un estado de abandono, esta es la forma en que Dios nos da a entender que la vida sin Él es una vida vacía y solo encontrándole podremos tener una vida llena de paz.
José Luis Larios
lo mejor le hablas de otra manera. y como sea que te dirijas a nuestro padre. tu eres su hija y el nuestro padre , nunca nos abandona, SIEMPRE HAS UN ESFUERZO PLENO, INCLUSOme parece , que el estado de tranquilidad que nos da la oracion, es increible . no resar como lo hacias antes puede que sea un impas, pero yo creo que nunca te has alejado de DIOS. a CUANDO TENGAS TODO EN CONTRA.TE CONVIERTES EN AQUELLO EN LO QUE CREES. BENDICIONES CONFIA EN DIOS , EL TE MUESTRA EL CAMINO
¿A qué le temes? No tengas miedo. Dios si está ahí, en lo pequeño, mientras rezas. Eso es algo que nunca debes de olvidar. A lo mejor no lo “sientes” ahora, pero Dios SI está ahí.
Ante todo, nunca olvides que Dios es infinitamente bueno y amoroso y que Él es el primer interesado en tu relación con Él. La experiencia de sequedad en la oración pareciera que “no es normal”, pero si es posible que Dios lo permita incluso a las personas más Santas. La misma Madre Teresa de Calcuta lo sufrió durante muchos años, y ya la ves en los altares.
En algo comprendo lo que vives. Es la experiencia de rezar y rezar, pero que te falta ese “no se qué”, esa experiencia “sublime” donde parece que Dios y tú se funden en un abrazo.
A pesar de todo, tenemos que aprender a darle un sentido espiritual a nuestros sufrimientos. ¿No será que Dios te está permitiendo sufrir esta experiencia de abandono, para que experimentes un poco de esa soledad que Él sufrió en la Cruz?
Es curioso, pero a veces nos olvidamos que Cristo, siendo Dios, experimentó el abandono de sus amigos en los momentos en que más compañía necesitaba. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27, 46). Si Él sufrió soledad por ti, mira como un acto de amor que ahora tú lo puedas sufrir por Él.
Incluso, es un poco gracioso, ¡pero Dios podría decir lo mismo de nosotros! A lo mejor Él podría decir que nosotros somos los que estamos ausentes. “¿Dónde está Esteban?, Lo busco y lo busco, pero no aparece más que un ratito a visitarme, para incluso distraerse mientras ‘está’ conmigo”.
A veces le exigimos a Dios que se manifieste, y no está mal. Ya lo decía el mismo Señor: “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; y el que busca halla y al que llama se le abre” (Lc 11, 9-10) Pídele con insistencia, pero no te defraudes si sigues experimentando esta sequedad en tu oración. Vívelo como un tiempo de espera, donde Dios quiere probar tu paciencia. Te aseguro que cuando menos lo esperes, podrás fundirte de nuevo en ese abrazo con Dios en tu oración e incluso habrás crecido en tu fe como no lo imaginas.
¿A qué le temes? No tengas miedo. Dios si está ahí, en lo pequeño, mientras rezas. Eso es algo que nunca debes de olvidar. A lo mejor no lo “sientes” ahora, pero Dios SI está ahí.
Ante todo, nunca olvides que Dios es infinitamente bueno y amoroso y que Él es el primer interesado en tu relación con Él. La experiencia de sequedad en la oración pareciera que “no es normal”, pero si es posible que Dios lo permita incluso a las personas más Santas. La misma Madre Teresa de Calcuta lo sufrió durante muchos años, y ya la ves en los altares.
En algo comprendo lo que vives. Es la experiencia de rezar y rezar, pero que te falta ese “no se qué”, esa experiencia “sublime” donde parece que Dios y tú se funden en un abrazo.
A pesar de todo, tenemos que aprender a darle un sentido espiritual a nuestros sufrimientos. ¿No será que Dios te está permitiendo sufrir esta experiencia de abandono, para que experimentes un poco de esa soledad que Él sufrió en la Cruz?
Es curioso, pero a veces nos olvidamos que Cristo, siendo Dios, experimentó el abandono de sus amigos en los momentos en que más compañía necesitaba. <> (Mt 27, 46). Si Él sufrió soledad por ti, mira como un acto de amor que ahora tú lo puedas sufrir por Él.
Incluso, es un poco gracioso, ¡pero Dios podría decir lo mismo de nosotros! A lo mejor Él podría decir que nosotros somos los que estamos ausentes. “¿Dónde está Esteban?, Lo busco y lo busco, pero no aparece más que un ratito a visitarme, para incluso distraerse mientras ‘está’ conmigo”.
A veces le exigimos a Dios que se manifieste, y no está mal. Ya lo decía el mismo Señor: <> (Lc 11, 9-10) Pídele con insistencia, pero no te defraudes si sigues experimentando esta sequedad en tu oración. Vívelo como un tiempo de espera, donde Dios quiere probar tu paciencia. Te aseguro que cuando menos lo esperes, podrás fundirte de nuevo en ese abrazo con Dios en tu oración e incluso habrás crecido en tu fe como no lo imaginas.