solas novio

Ya te había puesto en una situación incómoda, pero menos mal que era ficticia: estar solo en tu casa con tu novia(o), tus padres salieron, regresarán en varias horas y debes amarla y pasar tiempo juntos, pero al mismo tiempo deseas seguir comportándote como católico. Y te recomendé algunas ideas que yo mismo intenté en mis tiempos de noviazgo y que me dieron muy buenos resultados la mayoría de las veces.

Me encantaría decirte que funcionó siempre, infaliblemente y sin excepción, pero no. Solo funcionó la mayoría del tiempo, hubo un margen de error (no menor) en que no me comporté según lo que creo, según lo que espero de mi mismo, según lo que los demás esperan de mi y por sobre todo según lo que Dios espera de mi.

Creo no ser una excepción y probablemente a ti, al igual que a mi y al igual que a los jóvenes que acompañas, les ha tocado experimentar esa amarga sensación de haber sido débil, de haberte fallado a ti mismo y a lo que te propusiste hacer. Es por eso que te tengo una noticia; aunque Dios no lo quiere, cuenta con nuestro error, sabe de nuestras fragilidades y en el contrato de amor que nos ofrece, hay una cláusula que habla acerca de que nosotros probablemente vamos a faltar a nuestra palabra más de una vez.

Si este es el caso, como ya vimos en el primer artículo, te quiero dar algunas ideas (que también son parte de mi testimonio) sobre como enfrentar la caída, ponerse de pie y seguir viviendo como cristiano sin tirar la toalla de la fe o la del amor de pareja. ¡Aquí vamos con la prometida segunda parte! 😉

1. Reconoce que eres débil

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No creerse superman. Esa es la clave. A veces nos comportamos como si fuéramos realmente amos y señores de nuestros impulsos, de nuestros sentimientos y de nuestras conductas; y aunque somos seres inteligentes y autónomos, muchas veces nuestra carne es mucho mas fuerte que nuestro espíritu y debemos crecer en la conciencia de esta realidad. Somos débiles y hasta Dios tiene certeza de esa realidad.

Te dejo un consuelo: “Y por haber experimentado personalmente la prueba y el sufrimiento, el puede ayudar a aquellos que están sometidos a la prueba” (Hebreos 2, 18).

2. Pide perdón

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Al primero que debes perdonar es a ti mismo, por haberte fallado, por no estar a la altura de las circunstancias, por no ser como quieres ser. Por hacer el mal que no quieres y no el bien que tanto quieres (Cf Romanos 7, 19).

Segundo, pedirle perdón a tu pareja. Es sano que ambos conversen de esto y puedas descubrir si están en la misma sintonía. Quizás para ella o el esto no es un tema tan importante como para ti; o al revés. No prometas un nunca más; sino que comprométete a amar decididamente y a poner tus esfuerzos en un intento sincero por hacer las cosas bien.

Finalmente, haz las paces con Dios. Él nos la hace fácil, ha dispuesto de un protocolo de reconciliación  para arreglar las cosas sumamente eficiente; acude al Sacramento de la Reconciliación, pero antes de eso realiza los pasos espirituales recomendados; haz tu examen de conciencia a conciencia y luego establece tu propósito de enmienda; piensa como vas a remendar lo que has  roto y como vas a hacer para evitar caer.

3. Aprende a detenerte y establece nuevos límites

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Ya sabes hasta donde puedes llegar y seguir en control de la situación. A mi me funcionó hacer las cosas al revés y en vez de establecer hasta donde puedo llegar, decidí definir hasta donde no quiero llegar. Es decir, hice  explícitas aquellas conductas y actitudes a las cuales no debía llegar y luego de hacerlas evidentes para mi, las compartí con mi pareja de forma sincera (aunque con un poco de vergüenza). Te explico porque lo hice así usando un ejemplo: Si defino lo permitido, voy a hacer una lista mental de cosas que sí puedo hacer y la sensación que queda es que hay una tremenda e incalculable lista de cosas sumamente atractivas que no voy a poder hacer, todo eso que queda fuera esta lista de cosas permitidas. Si lo haces al revés y defines aquellas cosas que no puedes hacer, te darás cuenta que son solo unas pocas cosas, realmente pocas y que te queda una lista realmente infinita lista de cosas que si pueden hacer y disfrutar juntos.

4. Regálate nuevas oportunidades

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La  reacción automática luego de caer, en esta o en otras áreas de la vida es decir para dentro de uno mismo: “Nunca más”, y con ello regalas a ti y a quienes te rodean la nula posibilidad de tener otra oportunidad. En ese caso en concreto, escapar del abrazo, de la caricia, de la soledad, de la intimidad.

La invitación no es a que seas un ser inexpresivo, sin emociones ni afectividad; Dios no quiere que seas un refrigerador del amor, sino que desea que seas pleno viviendo la etapa que te corresponde vivir. No te prives de amar, de dar y recibir afecto; sé valiente, pero siempre ten consciencia que no deseas volver a hacer algo que te recuerde tu debilidad, que te obligue a pedir perdón otra vez y que te haga establecer nuevos y más rígidos límites. Vuelve a amar y a expresar amor, pero ahora de una forma más consciente y madura.

5. ¡Qué nadie te calle! sigue predicando con la palabra y con el ejemplo

Algo que me ocurrió luego de mis primeras caías en este aspecto y siendo parte de una comunidad juvenil, es que me sentí sin la autoridad moral para seguir hablando de Dios, para seguir sirviéndolo y por sobre todo para tocar este tema tan delicado a los demás jóvenes que formaban mi comunidad. Quizás a muchos les pasa lo mismo y por eso se habla tan poco de esto. No hay testimonios.

Leyendo al Padre Raniero Cantalemessa, ex predicador pontificio del papa Juan Pablo II y de Benedicto XVI, sobre su testimonio de conversión, el comentaba que si tuviera que predicar solo aquello de la Palabra de Dios que es capaz de vivir, no podría predicar nada. Un buen propósito para tu vida es intentar vivir aquello que haz de predicar, obviamente sin caer en una doble moral y ser como el “cura Gatica que predica pero no practica”, sino que intentando cada vez más hacerte a la imagen de Jesús. Pero mientras vas de camino, sigue predicando de tus ideales, de tus luchas y de tus caídas.

6. Busca nuevas formas de expresar tu amor

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Esto lo resuelven juntos. Si no quieren volver a experimentar esa sensación vergonzosa de haber tropezado estrepitosamente. Si quieren regresar junto a la comunidad, a misa o a alguna actividad eclesial o espiritual y no sentirse avergonzados, los invito a que juntos se propongan nuevas formas de expresar su amor.

A modo de testimonio personal, te cuento que el tiempo que no utilizamos adelantándonos en vivir nuestra sexualidad, fue un tiempo que Dios supo utilizar muy bien. No nos pasamos todas las tardes viendo películas o paseando por algún centro comercial. El Señor nos permitió servirlo juntos, como novios, preparando jóvenes para su confirmación, animando comunidades juveniles, realizando voluntariados y acciones de ayuda social. Eso me funcionó a mi. Quizás lo tuyo no sea un apostolado tan explícito, pero estoy seguro que no van a quedar en el aire si se proponen buscar nuevas formas de expresar su amor y conocerse íntima y profundamente, Dios les va a inspirar.