

El video que presentamos en esta ocasión, nos presenta una iniciativa novedosa realizada por SoulPancake, una empresa de medios de comunicación que ofrece plataformas para explorar temas sensibles y de importancia actual. Este muestra a seis parejas que deben cumplir un interesante reto que les permitirá valorar de una forma diferente su relación. El video comienza con una afirmación que plantea que “4 minutos ininterrumpidos de mirar a los ojos a una persona incrementa la intimidad”. Así se suceden 6 parejas diferentes en edades y en tiempo juntos: en primer lugar unos desconocidos, luego otros que están en su cuarta cita, otros que están juntos hace un año, luego los casados hace 5 (acompañados de su pequeño hijo), los casados hace 2 años, y finalmente los casados hace 55 (una tierna pareja de abuelitos). Ellos deben cumplir el reto de mirarse a los ojos durante 4 minutos. Al inicio los participantes se ponen un poco incómodos. –“No me parece natural”– dice la abuelita, –“4 minutos es mucho tiempo”– menciona otro; otros van bromeando: –“¿Puedo pestañear?”–, o nuevamente la ocurrente abuelita, –“Te voy a hipnotizar”–.
Sin embargo las sonrisas van apareciendo en los rostros y la ternura se va desbordando en cada uno de los personajes. Va brotando una alegría muy natural de ver al otro, de contemplarlo, de haber visto la hondura de esa otra persona.
“Los ojos son la ventana del alma” dice una conocida frase. Y una mirada limpia, cara a cara se hace necesaria en toda relación. Así nos quedamos sin defensas frente al otro, siendo uno mismo. Como menciona el abuelito a su esposa: “Cuando te miro de cerca, me doy cuenta cuánto te necesito, lo que significas para mí, porque esa es la verdad; y no me podría imaginar con nadie más”.
Qué importante es darnos ese tiempo para “mirarnos”, sin máscaras, como menciona una de las parejas: “Cuan maravilloso fue sentarme aquí y ver a mi esposa para variar, sin discutir del trabajo, negocios, situaciones”. Dejémonos tocar por la ternura de la otra persona, por su sencillez, por el cariño que se expresa tan hermosamente en una mirada.
Eso me remite a pensar en cómo nos mira Dios. Con esa mirada llena de afecto a pesar de las veces que nos alejamos de Él y que quiere que lo miremos cara a cara, sin temor, siendo nosotros mismos:
«El mensaje que todos esperaban, que buscaban en lo más profundo de su alma, no era otro que la ternura de Dios: Dios que nos mira con ojos llenos de afecto, que acepta nuestra miseria, Dios enamorado de nuestra pequeñez (Papa Francisco, Homilía en Misa de Navidad de 2014).
He realizado este ejercicio en otros contextos y el resultado sin embargo fue similar al descrito, proyectamos las emociones y sentimientos, si es que deseamos ser honestos. Creo que deberíamos mirar a las personas a lo ojos en las conversaciones, la considero una buena costumbre por lo que implica.